¿Por qué debería leer "La invención de África" de Valentin-Yves Mudimbe?

Mamadou Diouf

Se trata de una empresa ambiciosa, inaugurada en ensayos y novelas que se presentan como escenificaciones performativas de ideas eruditas. Publicado en inglés en 1988 en Estados Unidos, The Invention of Africa. Gnosis, Philosophy, and the Order of Knowledge, del escritor y filósofo congoleño Valentin-Yves Mudimbe, acaba de ser publicado en francés por Présence africaine[1]. El libro se ha convertido en una referencia obligada en los círculos académicos en el ámbito de los estudios africanos y postcoloniales. Acompaña a La arqueología del saber de Michel Foucault y Orientalismo de Edward Said.

Traducido en un momento en que los debates sobre las poscolonias y la descolonialidad hacen furor en la opinión pública francesa, el libro ayuda a comprender mejor la forma en que se construyen las representaciones de África y sus efectos. Para Mudimbe, Francia ha descolonizado su imperio africano sin descolonizar su propio pensamiento, y sigue transmitiendo estas imágenes de un África fantaseada. Las preguntas que están en el centro de su reflexión revelan las operaciones de producción de conocimiento sobre África y esbozan propuestas de emancipación.

La deconstrucción de las ciencias sociales

Mudimbe se propuso despejar el territorio de los estudios africanos de las invenciones de África. De manera erudita, desmonta sistemáticamente las múltiples imágenes del continente negro transmitidas por la colonización. Para ello, recurre a los distintos registros del arte, la literatura, la historia, la religión, la filosofía, la sociología, la geografía y la antropología.

Las astutas articulaciones de las distintas disciplinas hacen que las operaciones epistemológicas realizadas en la intersección de las ciencias sociales y las humanidades sean extraordinariamente ricas. El autor rastrea sin piedad las figuras de África en el corazón y en los márgenes de los grandes textos europeos que la sitúan en la geografía del mundo. Una Europa negrofóbica, durante el siglo XIX, luego negrofílica, a principios del siglo XX, arrogante y condescendiente en el centro del ser humano; borra al europeo que se convierte en el Hombre, y a Europa, sitio singular de su realización.

Mudimbe distingue tres literaturas que contribuyeron a la invención de un África primitiva (de los siglos XVII al XIX): los relatos exóticos de los viajeros, las interpretaciones filosóficas de la jerarquía de las civilizaciones y la búsqueda antropológica de lo primitivo y la primitividad. En el primer capítulo, la reflexión se centra en «[el] hecho de que la civilización ha salido durante mucho tiempo del hogar europeo, ha mantenido la ilusión de que la cultura europea era por derecho una cultura universal». Descubre las consecuencias de la invención de la historia, la geografía y la etnología en la interpretación de las tradiciones culturales no occidentales. Mudimbe se interesa por el discurso cristiano como un discurso inmerso en la episteme occidental. La imposibilidad de sacarlo de su sitio epistemológico occidental se traduce en una imposible africanización.

Debates actuales

Estos debates, tanto sobre la africanización del Islam o la islamización de África como sobre la cristianización de África o la africanización del cristianismo, siguen siendo de actualidad. Todavía hoy se alimentan de la necesidad (o no) de desvincular el islam de la cultura árabe y el cristianismo de la cultura occidental, para validar su misión universal. Los católicos africanos participaron en estas justas, contribuyendo decisivamente a la convocatoria del Concilio Vaticano II. Mudimbe se enfrenta a ellos.

Para interrogar la historia de las ideologías africanas, hace un recorrido por las humanidades negras a partir de la obra pionera de Edward Wilmot Blyden. Si damos crédito a Léopold Sédar Senghor, sería «el precursor de la negritud y de la personalidad africana […], el padre ideológico de la unidad de África Occidental […] y su ideología pannegra, el más importante ancestro del panafricanismo». La reflexión continúa con una lectura rigurosa de las filosofías primitivas del padre Placide Tempels, de antropólogos como Marcel Griaule, Germaine Dieterlen, Mary Douglas, Jacques Jérôme Pierre Maquet, o de Kofi Abrefa Busia, Alexis Kagame, Paul Mercier… que analizan el mito como código sociocultural

Mudimbe convoca así las producciones y comentarios de los africanos (generalmente ausentes o marginales en la literatura), para apreciar la «filosofía africana» y los facilitadores de la deconstrucción de las ciencias sociales que ponen de manifiesto las derivas y limitaciones de los estudios africanos. El filósofo abre así una vía para la exploración de los fundamentos epistemológicos del discurso africano. En sus diversas operaciones de deconstrucción del cristianismo, plantea la cuestión obsesiva de la compatibilidad de sus fundamentos epistemológicos con las culturas africanas. Por ello, la gnosis africana encuentra su expresión más impresionante en la historia-antropología. Como toda la historia, es efectivamente la manifestación de la violencia del «yo occidental». En contrapunto, la historia se convierte en una leyenda, una invención del presente.

Establecimiento de las Humanidades Negras

Los desvíos se abren con un rico análisis de las teologías africanas y la «narrativa para el yo» como medio crítico para comprender el pasado y sus fracasos, con el fin de poder actuar de forma diferente en el futuro. «La sección sobre los «horizontes del conocimiento» levanta el velo sobre la deformidad e incoherencia del conocimiento en África desde África, destacando el examen de la constitución, organización, riqueza paradójica y alcance del propio conocimiento, cuyas raíces se remontan hasta los periodos romano y griego y que atestiguan lo incompleto y las perspectivas fundamentalmente sesgadas.

Mudimbe no pasa por encima del momento colonial. Tampoco lo evita para exponerlo. Se instala en el corazón de la «biblioteca colonial» y utiliza sus instrumentos de forma diferente para poner a prueba sus conocimientos e instar a África a que se ponga a trabajar y establezca las humanidades negras. ¿Cree en un retorno al antiguo Egipto -al que llama Cheikh Anta Diop para alimentar un renacimiento africano- o en la construcción de archivos del tiempo mundial -que no se abren con la colonización sino con el mundo antiguo y árabe- para renovar un universal contaminado por Europa en su expansión imperial?

La música, la danza, la literatura y el deporte son protagonistas de esta África múltiple cuya fuerza ha sido la administración de la diversidad y el rechazo de las rígidas fronteras étnicas. En un momento en el que Europa vuelve a sumirse en esta situación con el rechazo al multiculturalismo –recuérdese algunos de los discursos de Nicolas Sarkozy (Francia), Angela Merkel (Alemania) y David Cameron (Gran Bretaña) entre 2007 y 2011 y los desplantes de la izquierda, último bastión de una república asimiladora, una e indivisible– a través de una geografía del «nosotros» y «los bárbaros», el libro de Mudimbe es una lección de pedagogía para comprometerse con el tiempo del mundo de forma descaradamente erudita.

Nuestro tiempo, el tiempo del «mestizaje» (Léopold Sédar Senghor), de «la cita de dar y recibir» (Aimé Césaire) y del Todo-mundo (Édouard Glissant). Dar la espalda a una historia reducida por Europa a asuntos políticos por una historia de la vida cotidiana (Rabindranath Tagore). Su invitación: estudiar «con la pasión propia del Otro, de ese ser que ha sido hasta ahora un mero objeto de los discursos de las ciencias humanas y sociales». Una hazaña que, si creemos a Toni Morrison (prefacio de El resplandor del rey), logró Camara Laye con Le Regard du roi.

[1] La nota hace referencia a la edición francesa que se publicó en 2021. Cabe destacar que el libro no se ha publicado en español, aunque hay una edición portuguesa, también tardía, de 2013.