Política Popular y el trabajo de masas. Una estrategia para la revolución (1968-1979)[1]

 Ricardo Y. Fuentes

Introducción

En diciembre de 1968 desde la Escuela de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, se comenzó a divulgar un folleto mimeografiado con una portada de color amarillo que se tituló: Hacía una política popular. Dicho escrito fungió como texto fundacional del grupo político que fue conocido como: Política Popular (PP). Esta agrupación se compuso originalmente por jóvenes universitarios que habían participado en el movimiento estudiantil, y que después del dos de octubre, bajo el cobijo intelectual de Adolfo Orive Bellinger, un profesor de economía de la UNAM, tomaron la decisión de plantear otra alternativa de lucha social.

Política Popular aparecería en el escenario nacional como un movimiento innovador en cuanto a las formas de llegar a las clases populares. Bajo una impronta maoísta, el grupo de jóvenes liderados por el profesor Adolfo Orive llevó a la práctica postulados de Mao Tse-Tung aplicados a la realidad mexicana. Por ello, terminaron siendo un movimiento bastante destacado dentro del espectro de la izquierda comunista en México principalmente durante los años setenta, logrando movilizar amplios sectores populares en distintos estados del país, teniendo así una influencia inusitada a nivel nacional.

Desde la idea de fundirse con el pueblo, Política Popular surgió como una vertiente de izquierda que buscaba la revolución social dejando de lado la “clásica” idea de la vanguardia partidista (como lo hacían principalmente los Partidos Comunistas), así como también la alternativa armada (guerrillas). Dicho lo anterior, este ensayo (dividido en tres partes) partirá de las siguientes interrogantes: ¿Cuáles fueron los principales postulados políticos de Política Popular? Y ¿Por qué fue un grupo que logró alcanzar aspectos de organización popular, a mi modo de ver, sobresalientes?  

I.- Genesis de la organización y sus planteamientos políticos

Después del dos de octubre, Adolfo Orive junto a algunos estudiantes tomaron la decisión de continuar activamente con las brigadas estudiantiles y, a partir de esa plataforma, determinaron que la única forma de llegar auténticamente a las masas populares era dejando las universidades para incorporarse al pueblo y desde ahí, comenzar la revolución. De esta manera, Política Popular fue una agrupación en donde sus integrantes fusionaron las prácticas de las brigadas estudiantiles con el discurso maoísta de incorporarse al pueblo, con la línea de la llamada “línea de masas”. En este sentido, me parece pertinente mencionar de forma breve qué fue la “línea de masas” y cómo dicho discurso se llevó a la práctica en el seno de la organización en cuestión.

Para Mao Tse Tung (dentro de su experiencia revolucionaria en China) estaba claro que sin el apoyo popular la revolución social era impensable, de modo que desarrolló una serie de postulados políticos en donde dejó asentado que una organización comunista (y sus militantes) debía dirigirse a las masas y desde su entorno social, avanzar hacia la transformación de la realidad. Primeramente, habría que compenetrarse en todos los sentidos con los sectores populares, entender la realidad de las masas, conocer sus necesidades más sentidas, sus pasiones y su visión del mundo. “Para mantenernos vinculados con las masas -escribió Mao- debemos actuar de acuerdo con sus necesidades y deseos.”[2] De esta forma, conociendo la realidad de las masas (y sus necesidades), resultaba más factible avanzar en la dirección correcta a partir de un proceso dialectico de organización y formación de nuevos sujetos sociales. Mao argumentaría lo siguiente: “En todo el trabajo práctico (…), toda dirección correcta está basada necesariamente en el principio: «de las masas, a las masas».Esto significa recoger las ideas (dispersas y no sistemáticas) de las masas y sintetizarlas (transformarlas, mediante el estudio) para luego llevarlas a las masas, difundirlas y explicarlas, de modo que las masas las hagan suyas, perseveren en ellas y las traduzcan en acción (…).”[3]

Tales ideas fueron sintetizadas y se convirtieron en una potente teoría y práctica política que sobrevolaron fuera de Asia y aterrizaron en diversas regiones del mundo. En México tuvieron mucha repercusión durante los años sesenta y setenta principalmente. Con Política Popular, que es el caso que analizamos en este ensayo, la influencia de la “línea de masas” sería notoria, por ejemplo, podemos ubicar dicha influencia en la siguiente cita extraída del folleto de Hacia una política popular:

Nosotros no queremos hacer política en nombre del pueblo, ni por el pueblo, nosotros queremos que el pueblo haga su política y nosotros hacerla con él. Esto es, en síntesis, HACER POLÍTICA POPULAR. Y por ello es porque luchamos por la verdadera democracia, la democracia popular.[4]

Con este fragmento es plausible comprender de forma panorámica lo que pretendía la organización. Su idea central era llegar a las comunidades campesinas, a las fábricas o a colonias populares basados en una metodología de trabajo supeditada por la integración con las masas en el sentido maoísta. Su planteamiento político, tal y como se ha dicho, estribaba en que sin el apoyo real de una base popular era impensable un cambio revolucionario, por lo que había que ir primero con las masas y trabajar a su lado. La intención de fondo era politizar a los sectores populares, hacerlos ver la contradicción en el seno del pueblo como diría Mao, y de ese modo hacerlos sujetos de su propia historia.

Sin embargo, y he aquí lo novedoso, los miembros de Política Popular consideraban que no bastaba con ir y plantearles ideas o conceptos de la teoría marxista-leninista, por medio de propaganda o círculos de estudio, a personas que difícilmente lo iban a entender. El método era integrarse en todos los sentidos a la realidad social de los grupos populares. Por lo que desarrollaron una metodología de orientación y pedagógica, llamada: Método de pretextos/objetivos. Desde la visión de los militantes de Política Popular, únicamente trabajando al lado de las masas podías conocer sus verdaderas necesidades (pretextos) y, al mismo tiempo, debido a la confianza y con la orientación del militante (o brigadista como ellos se nombraban), las masas populares paulatinamente entenderían lo que significaba la lucha política por cambiar la realidad social (objetivo).

Este método de trabajo político le ganó a Política Popular construir bases populares que abarcaron diversas regiones del país, así como una red de militantes con varias decenas de integrantes. Sus principales bastiones se encontraron en los estados del norte del país, principalmente en los estados de Durango, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Nayarit entre 1971 y 1976. Posteriormente, de 1976 a 1979 lograron penetrar en San Luis Potosí, Hidalgo, Sonora, Michoacán y en el sur en el estado de Chiapas. La columna vertebral de la organización fueron las brigadas las cuales se conformaron por estudiantes, universitarios en su mayoría, aunque también se incorporaron brigadas de estudiantes de preparatoria. El sector estudiantil fue la fuerza motriz de la organización.

II.- Experiencias de organización y auge del movimiento

Haciendo un sucinto recuento de las experiencias de Política Popular a lo largo de su historia de poco más de diez años, podemos mencionar las siguientes experiencias. En Nayarit, por ejemplo, los militantes de Política Popular entre 1971 y 1972, apoyaron la construcción y consolidación de una unión de ejidos en la región costera de Bahía de Banderas, en donde por su participación, los ejidatarios y campesinos nayaritas pudieron frenar el intento de despojo por parte de las autoridades locales en contubernio con la iniciativa privada, de más de 4 mil hectáreas que estaban destinadas a convertirse en un corredor turístico empresarial. Los campesinos organizados en asambleas y orientados por los brigadistas de PP, consagraron la Unión Ejidal de Bahía de Banderas, que aglutinó siete ejidos y casi dos mil campesinos organizados.

En 1972 brigadistas de PP incursionarían en la capital del estado de Durango. Allí, consiguieron resultados más plausibles que ayudarían a consolidar la organización en general. Fue en la ciudad de Durango donde militantes de la organización se integraron con un movimiento de inquilinos de vecindades, primero orientándolos en una lucha por bajar las cuotas del agua potable, para después con una compenetración más sólida, encabezar a las mismas personas a posesionarse de tierras fundado en 1973 la colonia popular “División del Norte”. La cual se convirtió en el sostén político de la brigada en la región, incentivando posteriormente más poblados con las mismas características, como lo fueron: la colonia “Emiliano Zapata” y la “Lucio Cabañas”.

Al mismo tiempo, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, otro grupo de brigadistas consolidarían igualmente, entre 1971 y 1973, una red de colonias populares donde Política Popular alcanzó resultados igualmente sobresalientes, fundando en marzo de 1973, la colonia popular “Tierra y Libertad” y conformándose como resultado el “Frente Popular Tierra y Libertad”, el cual aglutinó a todas las colonias populares en la región de Monterrey en donde el escarceo ideológico de Política Popular llegaba.

Por otro lado, desde 1972 igualmente, la organización se fue expandiendo hacía la región de La Laguna, entre los estados de Coahuila y Durango. En dicho lugar los brigadistas de PP consiguieron penetrar en el sindicato ferrocarrilero, con campesinos posesionarios, en la organización de los trabajadores de limpieza en Torreón, así como en la conformación de diversas colonias populares en el municipio de Gómez Palacio por medio de posesión de tierras. Asimismo, apoyaron la consagración de un Ejido Colectivo en Batopilas a través de la expropiación de un terreno a una empresa vinícola. Y debido a los resultados positivos y al número de brigadistas o militantes que la organización logró amalgamar en La Laguna, la región se convirtió en uno de los espacios de mayor consolidación del movimiento.

Además, entre 1975 y 1977, Política Popular penetraría con resultados plausibles también en el sector obrero, principalmente en el sindicato de trabajadores mineros y metalúrgicos. Los brigadistas de la organización apoyaron paros y huelgas, así como la conformación de estructuras gremiales contestatarias en el interior de las empresas: Altos Hornos de México en Coahuila, Fundidora Monterrey en Nuevo León, Mina de Santa Barbara en Chihuahua y en la empresa siderúrgica de SICARTSA “Las Truchas” en Michoacán. La penetración de los militantes de PP en el interior del sindicato minero y metalúrgico fue tal que lograron competir frente al charrismo sindical del líder nacional Napoleón Gómez Sada, obteniendo el control por momentos de algunas de los comités de las secciones sindicales de las regiones mencionadas.

Debido al método de trabajo que los miembros de Política Popular-Línea Proletaria pudieron cosechar amplias bases sociales con diferentes sectores de la sociedad y en diversas regiones del país. Su trabajo con las masas de plena incorporación y compromiso militante les ganó la confianza de cientos de obreros, colonos, campesinos, etc., logrando construir sobresalientes espacios de democratización popular y solidaridad entre los miembros de la organización y las masas populares. A pesar de ello, la organización no estuvo exenta de pugnas y divisiones en su interior que valen la pena señalar.

III.- Crisis y desarticulación

En 1976 una facción de Política Popular que se encontraba en Monterrey entraría en contradicción con la organización en general, y después de algunos desencuentros, Política Popular sufriría una escisión. Se conformaría el grupo denominado: Línea de Masas, que tuvo como “sede” Monterrey consiguiendo tener el control de todo el “Frente Popular Tierra y Libertad”. Estos acontecimientos llevaron a que desde la dirigencia de Política Popular se tomaran medidas para atenuar la situación.

La primera medida que se llevó a cabo fue el cambio de nombre, pues resultaba ineludible para diferenciarse del grupo de Monterrey, por lo que la dirigencia optó por llamarse: Línea Proletaria, y continuó con toda la estructura que se había construido desde 1968. Otra medida que se tomó fue la de edificar a partir de 1976 una Organización Ideológica Dirigente (OID). Con la OID, Línea Proletaria se propuso que las brigadas operaran ya con una estructura orgánica más visible que marcara la directriz política e ideológica del movimiento.

Desde 1968 Política Popular se había caracterizado por ser una organización que no contaba con una estructura de tipo partido; es decir, a diferencia de otros grupos de izquierda, como el PCM, por ejemplo, PP no formó un comité central ni creó una dirigencia unipersonal. La relación entre los brigadistas procuró ser siempre bajo ejercicios democráticos y de horizontalidad. Y si bien, Adolfo Orive y algunos militantes más “avanzados”, fungían como dirigentes de sus respectivas zonas de influencia, el ensayo político trató de seguir parámetros de igualdad. Al conformarse la OID, la organización cambió radicalmente, pues se convirtió en la parte medular que buscó una centralidad (unilineal) ideológica y política más férrea.

No obstante, aunque aún pudieron consagrar bastiones en los estados de Hidalgo, San Luis Potosí, Sonora y en Chiapas, la organización fue perdiendo el rumbo político. Primeramente, por motivos personales la relación entre Adolfo Orive, la OID y el resto del movimiento, fue desgastándose. Aunado a esto, desde 1977 el gobierno mexicano proclamó una reforma política que estipulaba la oportunidad de que los partidos políticos de izquierda contendieran por puestos de elección popular. Este proceso es interesante porque cambió el rol de algunos grupos políticas de izquierda en el país. Asimismo, se convirtió en un problema para las organizaciones basadas en la “línea de masas”, pues creó pugnas al interior entre los que propugnaban porque la estructura del movimiento se convirtiera en una estructura tipo partido y así poder participar en la usanza electorera, y los que seguían firmes en seguir el modelo de participación social con las masas populares sin tintes partidistas. Esta contradicción orilló a que Línea Proletaria entrara en un proceso de crisis en su interior. 

En febrero de 1979, Adolfo Orive presentó su renuncia de la dirigencia al interior de la OID, pues veía que la organización estaba cayendo en la dirección de los movimientos de izquierda tradicionales con quienes siempre, Política Popular y, posteriormente, Línea Proletaria, habían estado en contra. Además, debido a ciertas actitudes de algunos dirigentes (incluyendo el mismo Orive) muchos brigadistas de Línea Proletaria, desencantados con el rumbo que la organización tomaba, se salieron del movimiento. Eso significó el fin de Línea Proletaria como una organización centralizada.

Por lo tanto, el camino de Política Popular-Línea Proletaria podemos comprimirlo analíticamente de 1968 hasta 1979, poco más de diez años en los que la organización, con sus claroscuros, consiguió formas de participación social en sectores sociales amplísimos. De este modo, sostengo que estos apacibles resultados que la organización pudo conseguir en este periodo antes mencionado se debieron primordialmente a la manera en cómo se acercaron a las masas populares; y, también, a su forma de mantenerse en esa misma dirección por poco más de una década, todo bajo la luz de lo que llamaron: “el trabajo con las masas populares”.

A manera de conclusión

Como reflexión final, me gustaría comentar lo siguiente. Política Popular no fue la única organización que actuó bajo planteamientos maoístas en el territorio nacional, más aún, Política Popular no fue el único grupo que trabajó bajo la “línea de masas”. No obstante, a pesar de que en México existieron diversas organizaciones que desde el maoísmo como puntal ideológico idearon su acción política, considero que Política Popular fue la organización (maoísta) que obtuvo resultados más consistentes y de largo alcance; aunque estoy consciente de que falta mucho por ser analizado.

Por otro lado, la investigación en sí sobre la proyección del maoísmo en México está todavía en plena reconstrucción. Existen aún muchas explicaciones sistemáticas al respecto y los estudios sobre dicha corriente del comunismo en el país son, sinceramente, escasos. Sin embargo, en los últimos años se han elaborado trabajos que, con diferentes puntos de análisis, han venido a enriquecer el tema en cuestión y han “rescatado” del olvido la experiencia de varios de estos grupos; pues así como existieron organizaciones que se sustentaron ideológicamente en la “línea de masas”, también las hubo quienes prefirieron aventurarse en la lucha armada basándose en preceptos de la teoría de la guerra de guerrillas propuesta por Mao, así como los que prefirieron decantarse por la consagración de estructuras burocráticas tipo partido como actividad prioritaria para desde ahí recular la lucha, también basados en la teoría maoísta. Hay una fuerte deuda historiográfica, afortunadamente, se ha ido reescribiendo …

 

 

[1] Gran parte de las ideas y reflexiones vertidas en este escrito son síntesis de mi trabajo de tesis de maestría titulado: “Procesos de formación política en la militancia maoísta en México. El caso de Política Popular (1968-1979)”, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, 2020.

[2] Mao Tse-Tung, (1963) Obras Escogidas de Mao Tse-Tung, T.III, Ediciones en Lenguas Extrajeras. Pág. 186

[3] Ibid.  Pág. 119. Las cursivas son mías

[4]  Hacía una Política Popular, (1968), primera edición, documento mimeografiado. Pág. 15.