Pensar Maríátegui en la escena posnacional, una lectura de "El pensamiento de Mariátegui en la Escena contemporánea siglo XXI".

Victor Hugo Pacheco Chávez

  • El texto es un breve comentario a cuatro textos que fueron publicados en Sara Beatriz Guardia (Ed.), El pensamiento de Mariátegui en la Escena contemporánea siglo XXI, Perú, Universidad Nacional de Moquegua, 2021.

La historia de la constitución los Estados-nación latinoamericanos y caribeños es sin duda la historia de un perpetuo fracaso. Los Estados oligárquicos que se consolidaron en esta región tuvieron desde sus inicios grandes problemas para poder integrar y modernizar a las sociedades que albergaron. En la perspectiva de un pensador como Aníbal Quijano (2000), lo que aquí tuvimos en todo caso fue el desarrollo de Estados sin nación y sociedades coloniales. Las ficciones de la modernidad en esta región impidieron que el contenido de la identidad, la democracia y la nación pudiese resolverse porque les fue imposible abrirse a esa masa social, marginalizada, subalternizada, explotada, expoliada y racializada.

La modernización de los Estados que implicaba una democratización del poder político y económico no se llevó a cabo en esta región. La mundialización del capital a fines del siglo XX exigió que las soberanías de los aparatos institucionales fuera delegada a la soberanía del capital que desmanteló los raquíticos estados benefactores y que mediatizara la ola democrática de los años noventa en copulas cada vez más reducidas.

El periodo de mundialización devino casi de inmediato en una crisis institucional de los Estados que no sólo se mostraron como carentes de representatividad sino como impulsores de los principios de la “americanización de la modernidad”. La crisis de las identidades nacionales por un lado afianzó una característica más conservadora de algunos Estados, pero también permitió fenómenos interesantes de luchas que han reconfigurado al propio estado. Más que un cambio pleno o una transición paulatina esto ha estado lleno de sobre saltos, contradicciones y retrocesos. Y no hablamos solo de lucha y contradicción entre la derecha y la izquierda, sino incluso dentro del mismo bloque de izquierda. Bolívar Echeverría explicaba esta situación del siguiente modo:

Prácticamente desmantelada y abandonada por sus dueños “verdaderos”, la “superestructura política” que estas Repúblicas se dieron originalmente, y sin la cual decían no poder existir, se encuentran en nuestros días en medio de un extraño fenómeno, está pasando a manos de los movimientos sociopolíticos antioligárquicos y populistas que antes repudiaban tanto o más de lo que ella rechazaba. Son estos movimientos los que ahora, después de haberse “ganado el tigre en la feria”, buscan forzar una salida de su perplejidad, y se apresuran a resolver la alternativa entre restaurar y revitalizar esa estructura institucional, o desecharla y sustituirla por otra. Se trata de conglomerados sociales dinámicos, que han emergido dentro de aquella masa “politizada” de marginales y emprobrecidos, generada como subproducto de la llamada “democratización” de las Repúblicas oligárquicas latinoamericanas; una masa que, sin dejar de estar excluida de la vida republicana, había sido semiintegrada en ella, en calidad de “ejército electoral de reserva”. (Echeverría, 2006: 84)

Esta consideración de Echeverría marca dos cuestiones muy importantes que me parece tocan los textos de Rafael Ojeda (2021), María Fernanda Vasallos (2021), Pablo Guadarrama (2021) y Miguel Mazzeo (2021), que me ha tocado comentar; a saber, el tema de la identidad y la modernización de los Estados Latinoamericanos y Caribeños y el asunto de la nación en sociedades posnacionales.

El texto de Raúl Ojeda desde la lectura que hice pone de manifiesto que una de las cuestiones que hay que entender en la “escena contemporánea del siglo XXI” es el tema inacabado de la identidad. La crisis de los estados y la crisis de la política siempre traen consigo la pregunta por las definiciones sobre la identidad. Si bien, la crisis que experimentamos actualmente ha permitido cuestionar los distintos legados coloniales, es decir, las formas de dominio que se han estructurado en la región y son herederas de los distintos colonialismos, no sólo internos, sino los neocolonialismos externos y de la colonialidad como tal. Ello implica las formas en como concebimos nuestra propia subjetividad y nuestra propia identidad.

La implosión de lo nacional en este periodo no ha sido de suyo mala, incluso se podría decir que ha permitido asumir la heterogeneidad y pluralidad de nuestras sociedades. Pero a veces el trazo de las herencias que nos constituyen han opacado algunos otros conglomerados culturales de manera consciente o inadvertida. Esta es la problemática que Ojeda subraya en la manera no sólo en la cual Mariátegui trató el tema de lo amazónico, sino la reflexión misma dentro del campo mariateguiano la cual sigue poniendo como sujeto primordial al indio. La reflexión de Ojeda nos pone precisamente a reflexionar que lo amazónico debe ser considerado plenamente como una problemática, un tema, una realidad, que habla de una geocultura distinta a lo incaico.

La reflexión última de este texto apunta a establecer esa pluralidad que integra a la misma nación peruana. Pero me parece que esto nos puede dar motivo para enlazar esta preocupación con las luchas políticas actuales que exigen pensar estos escenarios posnacionales desde una mirad plurinacional, lugar en el cual la sociedad boliviana sigue estando en la vanguardia de una consideración más amplia en incluyente de los conglomerados culturales que integran al Estado.

El texto de Ojeda y el de María Fernanda Vasallos y Pablo Guadarrama avanzan en un punto que es muy pertinente para esta discusión y es aquel que se plantea el elemento modernizador del Estado que implica su apertura hacia las clases subalternizadas, racializadas y explotadas. El proyecto mariateguiano de una nacionalidad en construcción es hasta la fecha una de las grandes banderas de la izquierda latinoamericana, no únicamente porque remite como ya apuntamos al tema de la identidad, sino porque trata de manera directa el asunto de la democratización del poder político. Con ello, establecemos la capacidad no solo de autoafirmación de las masas sino su capacidad de actuar como productores,  gestores y fiscalizadores de las riquezas del Estado y de su excedente.

De esta manera María Fernanda Vasallos analiza distintas maneras en la cual el tema de la nación y democratización en América Latina y el Caribe están comprometidos con el proyecto de construcción de una comunidad política moderna. Vasallos establece como la década de los veinte que le tocó vivir a Mariátegui fue un proceso de construcción de los estados en donde los intelectuales moldearon estas formas de entender lo nacional en cada territorio. De esta manera podemos entender el aspecto ya de suyo negado en términos de su inclusión y su establecimiento como parte de las oligarquías locales.

La cuestión de la democracia es tratada desde otro punto de vista en el caso de Pablo Guadarrama. En este texto el tema se explora desde el avance del pensamiento y la política conservadora como algo que asecha y aniquila a la propia democracia. El autor ve en este sentido que se puede hacer una analogía con la argumentación de Mariátegui y la época actual, pues en ambas el avance de grupos conservadores opta por una política del garrote, del autoritarismo. De esta manera la incompatibilidad del fascismo y las libertades democráticas, impulsadas en un primer momento por la burguesía, no sólo no terminaron de instalarse de manera plena sino que ante el avance conservador son cuestiones que deben anularse. Aunque también señala una diferencia fundamental del periodo que actualmente vivimos a otros que lo han precedido:

América Latina ha experimentado en los últimos años múltiples experiencias de golpes de Estado que confirman la tesis del pensador peruano sobre la enemistad irreconciliable entre el fascismo y las libertades democráticas. Por supuesto que los métodos cambian, de ahí que ante la opinión pública internacional resulte más presentable, en lugar de sangrientos golpes de Estado, impedir “legalmente” que los gobernantes progresistas continúen en el poder o que candidatos de tal orientación se puedan presentar a procesos electorales, mediante sofisticados procedimientos para inhabilitarlos judicialmente. Posteriormente, cuando ya se ha instalado en el poder el candidato preferido de las oligarquías, se reconocen “errores no culposos” en los procesos judiciales excomulgadores, pero ya es irreversible la posibilidad de viabilizar una mayor justicia social. (Guadarrama, 2021: 191)

Es interesante el panorama que Guadarrama apunta y que nos da pie para comentar de manera breve el último texto de autoría de Miguel Mazzeo. El panorama actual se juega en procesos que apuntan hacia una democracia popular con miras a una mayor justicia social y una revitalización de aspectos conservadores de la sociedad que aunque se apegan a una democracia institucional en realidad apuestan por una política irracional y autoritaria.

El trabajo de Miguel Mazzeo analiza las características de lo que considera cierta tendencia del marxismo contemporáneo: su versión blanda. Esta versión estaría caracterizada por la fragmentación, la falta de confrontación y sobre todo la renuncia a un horizonte de transformación. Para Mazzeo quizá el mayor peligro es la falta de asunción de una contradicción fundamental de la sociedad, la oposición que, desde esta perspectiva había caracterizado al marxismo, es dejada de lado para optar por políticas conciliadoras.

Otro de los temas que debate es la caracterización del sujeto revolucionario que desde el punto de vista de Mazzeo dejo de lado las nociones clasistas para optar por el siempre ambiguo concepto de pueblo y por políticas de la identidad que aquí son asumidas siempre como fragmentadas y como ya de suyo ganadas por el capitalismo que a subsumido esa diversidad.

Sin duda el texto ofrece muchos elementos que aquí dejaremos de lado por cuestiones de espacio, pero que sin duda merece que pensemos varias cuestiones. La primera es ¿cómo se relaciona el marxismo con las teorías críticas? ¿Es el anticapitalismo una posibilidad como afirmación de una política en el panorama actual? ¿Es necesario regresar a concepciones no sólo inmanentistas sino propiamente obreristas? ¿La autonomía obrera es lo mismo que el autonomismo, propuesta política que parece la única revolucionaria esta perspectiva?

Sin duda, todas estas reflexiones atañen a la tradición del marxismo mariateguiano que apuesta por la creación heroica en la cual el movimiento revolucionario pueda no sólo encontrarse sino crear su propia teoría revolucionaria. La vitalidad del pensamiento mariateguiano puede todavía darnos pistas para entender la escena contemporánea en escenarios posnacionales y de regreso del conservadurismo. No me queda más que recomendar ampliamente la lectura de los textos brevemente comentados y también el resto del libro que fue producto de una discusión y reflexión colectiva.

Referencias 

Echeverría, Bolívar (2006), Vuelta de siglo, México, ERA.

González Guadarrama, Pablo (2021), “Mariátegui y la interdependencia entre libertad, democracia y justicia social”, en Sara Beatriz Guardia (Ed.), El pensamiento de Mariátegui en la Escena contemporánea siglo XXI, Perú, Universidad Nacional de Moquegua.

Mazzeo, Miguel (2021), “¿Creación son confrontación o creación heroica? A propósito de la “versión blanda” del pensamiento crítico”, en Sara Beatriz Guardia (Ed.), El pensamiento de Mariátegui en la Escena contemporánea siglo XXI, Perú, Universidad Nacional de Moquegua.

Ojeda, Rafael (2021), “Entramado geocultural y exploraciones en torno a la realidad nacional en Mariátegui”, en Sara Beatriz Guardia (Ed.), El pensamiento de Mariátegui en la Escena contemporánea siglo XXI, Perú, Universidad Nacional de Moquegua.

Quijano, Aníbal (2000), “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en Edgardo Lander (comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, Buenos Aires, CLACSO.

Vasallo, María Fernanda (2021), “La cuestión nacional en José Carlos Mariátegui: un debate actual sobre la vigencia de su pensamiento”, en Sara Beatriz Guardia (Ed.), El pensamiento de Mariátegui en la Escena contemporánea siglo XXI, Perú, Universidad Nacional de Moquegua.