“No queremos un gobierno neofascista”. Entrevista con Frei Betto*

 Luis Martínez Andrade

Carlos Alberto Libânio Christo, más conocido como Frei Betto (1944) es un fraile dominico brasileño. Férreo opositor al régimen militar, Frei Betto colaboró con la organización guerrillera ALN (Acción Libertadora Nacional), lo que le costó cuatro años de prisión (1969-1973). Durante la década de los ochenta ejerció como asesor de algunos gobiernos sobre las relaciones Iglesia-Estado y visitó países como Cuba, Checoslovaquia, China, Nicaragua y Polonia. En Brasil ha desarrollado su actividad pastoral entre las Comunidades Eclesiales de Base, principalmente, en los barrios populares de São Paulo. Obtuvo en dos ocasiones (1982 y 2005) el Premio Jabuti y es autor de más de 50 obras de diversos géneros literarios y temas religiosos. Entre sus libros más importantes traducidos al castellano se encuentran: Entre todos los hombres (Caminos, 1998); La obra del artista. Una visión holística del universo (Trotta, 1999); Fidel y la revolución (Ocean Sur, 2007).

Luis Martínez Andrade: ¿Cuál es la importancia histórica de estas elecciones en Brasil?

Frei Betto: Es muy importante porque no queremos un gobierno neofascista, militarizado. Este gobierno destruyó el edificio de protección de políticas sociales construido durante estos últimos cuarenta años. Los gobiernos anteriores crearon medidas sociales pues fue una exigencia de la Constitución de 1998 y el gobierno de Jair Bolsonaro las echó para atrás. Su indiferencia fue evidente con los casi 700 mil muertos por la pandemia de la COVID, en la manera como soslayó la gravedad de la pandemia y su antipática con las víctimas. Además de todo eso, tenemos un aumento en la tasa de desempleo, una terrible inflación, un número cada vez más abrumador de personas que viven en la calle: según la prefectura de São Paulo actualmente hay 42 mil personas. Antes uno veía hombres viviendo en la calle, hoy, uno ve familias. La privatización irresponsable de las empresas nacionales. Tenemos un gobierno bélico: no se reducen los impuestos a los productos de primera necesidad, pero se reducen los impuestos al comercio de armas. Somos testigos de un aumento de las personas que portan armas. Según los datos de la policía federal, actualmente hay aproximadamente 200 mil personas que portan legalmente armas en el país. Estoy hablando de civiles. Pienso que hoy superan las 700 mil. Tenemos un gobierno misógino y homofóbico. Nuestra esperanza es la elección de Lula. Esperamos que él pueda cambiar la situación y a que, de esa manera, Brasil pueda rescatar su precaria democracia. ¿Qué va a pasar las siguientes semanas? No lo sabemos. Seguramente será una guerra muy intensa a través de la publicidad.

Luis Martínez Andrade: Algunos autores hablan que el primer ciclo de los gobiernos progresistas fue suplantado por una fase donde las derechas ganaron terreno. Usted no solo acompañó la constitución de importantes movimientos sociales sino además fue parte del primer gobierno de Lula a través del programa social Fome Zero, pero del que usted presentó su dimisión por considerarlo un programa asistencialista, es decir, por no estar en concordancia con el espíritu de la teología de la liberación. ¿Piensa que los partidos progresistas que en algún momento cambiaron la relación de fuerzas en la región pero que desgraciadamente cayeron presa de la burocratización han aprendido de sus errores? 

Frei Betto: Pienso que el principal error de los trece años del gobierno del PT (Partido dos Trabalhadores) fue soslayar la educación política del pueblo. Se hizo la integración por el consumo y no a través del protagonismo político. Craso error. La derecha hace una deseducación política del pueblo todo el día por medio de los medios de comunicación. Otros errores también fueron cometidos, por ejemplo, no haber castigado a los asesinos y criminales de la dictadura militar. No castigamos a los asesinos como en Uruguay, en Argentina o en Chile. Aquí no ocurrió eso. De cierta forma, Bolsonaro y los militares son el resultado de ese error. Es algo absurdamente injustificable desde el punto de vista jurídico que la amnistía haya sido reciproca. Usted no puede otorgar la amnistía a quien no ha sido castigado. En Brasil se otorgó la amnistía sin haber castigado a los militares que cometieron crimenes durante los veintiún años de la dictadura militar. Espero que el PT y Lula reflexionen sobre los errores cometidos. Sin embargo, me gustaría hacer hincapié que los logros fueron mayores que los errores. Considero los dos mandatos, de Lula y el de Dilma Rousseff, como los mejores de nuestra historia republicana. Fue una verdadera revolución social en Brasil: luz para todos, acceso a la universidad de grupos marginados, el salario mínimo estaba por encima de la inflación, etc. Fue un proceso muy positivo. No me gustaría que los errores eclipsen los avances que se hicieron. Actualmente, como dice Lula, Brasil necesita urgentemente una reforma tributaria. Hay que imponerles a los ricos un impuesto sobre la renta. Los impuestos de consumo son iguales para todos, para los ricos y para los pobres. Eso es un absurdo. De cualquier forma, la salvación de la democracia brasileña depende de la elección de Lula, en eso no tengo dudas.

Luis Martínez Andrade: ¿Cuál es vuestra evaluación sobre el pontificado de Francisco? Es evidente que su pontificado ha mostrado signos de mas apertura que los anteriores, por ejemplo, en la encíclica Laudato Si’, Francisco hace una dura crítica del productivismo y del consumo de las sociedades contemporáneas que están contribuyendo al colapso ambiental, sin embargo, paradójicamente, en la misma encíclica se sigue condenando el aborto y las identidades no heterosexuales.  

Frei Betto: Debo decir que, gracias a Dios, he conocido dos papas progresistas. Uno fue Juan XXIII y el otro es Francisco. Francisco es un hombre totalmente identificado con la Teología de la liberación. Él es el único monarca absoluto de la historia de Occidente y, por tanto, podría utilizar todo su poder para implementar algunas transformaciones radicales en la Iglesia. Pero, afortunadamente, él es un demócrata. A él le gusta hacer cosas sin crear la disidencia, sin provocar una ruptura. Por consiguiente, tiene algunos límites. Cuando consulta a los cardenales y a los obispos, a veces, las cosas se detienen. Actualmente él esta lidiando con una herencia maldita de más de treinta años de pontificados conservadores: Juan Pablo II y Benedicto XVI. La mayoría de los cardenales conservadores fueron elegidos por ese par de papas. Es por ello que el papa Francisco tiene dificultades para poder avanzar en algunos proyectos. Por ejemplo, a él le gustaría que las mujeres pudieran fungir como sacerdotes o que los indígenas casados pudieran también ser ordenados como sacerdotes. De hecho, intentó pasarlo en los sínodos, pero no lo logró. Intentó que se aprobaran los matrimonios homo-afectivos, pero enfrentó muchos obstáculos. De hecho, colocó la siguiente pregunta: ¿las parejas homosexuales que adoptan hijos o hijas, a esos niños se les va a negar el sacramento?

Aquí en nuestra parroquia, por ejemplo, aunque no soy sacerdote, pero tengo derecho de dar el sacramento del bautizo yo ya bauticé al hijo de una pareja de mujeres homo-afectivas. Por tanto, si estoy dando el sacramento al niño, entonces, estoy reconociendo la unión de esa pareja. El papa Francisco está intentando hacer una renovación en la Iglesia de manera pedagógica y democrática.  

* Esta entrevista se realizó el 22 de agosto de 2022 en la ciudad de São Paulo.