Muerte y temporalidad en contra Muerto Rico*

Pedro Lebrón Ortiz

Ciertamente, cualquier reflexión sobre la sociedad puertorriqueña que valga la pena tomar en serio debe considerar como punto de partida el hecho innegable de que nos encontramos inmersos en una violencia atmosférica, que a mi juicio es producida por la prestación de la brutalidad como forma de vida. Esta brutalidad tiene sus raíces en la colonización y la esclavitud, así como en sus secuelas, y se ve exacerbada por la neoliberalización del capitalismo racial, que a su vez da paso a la hiperespecialización de la violencia subsumida en una racionalidad económica neoliberal, también conocida como capitalismo gore.[i] El gesto hacia una comprensión del archipiélago como perseguido por el espectro de la muerte se hace explícito inmediatamente a través de la obra de Marisol LeBrón, Against Muerto Rico: Lessons from the Verano Boricua. El propio título, «Muerto Rico», es un juego de palabras no tan lúdico que nos permite pensar en los procesos de subjetivación producidos en el nexo de los diversos vectores de violencia que emanan del Estado -que el trabajo de Marisol sobre la policía explora en detalle[ii]– y que emanan del capital. A través del imperio y sus sirvientes locales, la violencia intramuros se produce en forma de suicidios[iii], violencia de género[iv], narcoviolencia[v], entre otras. En otras palabras, Muerto Rico nos permite pensar los procesos de subjetivación producidos por el capital neoliberal como manifestación de la colonialidad y sus efectos sobre los pueblos sometidos.

Actualmente, una de las expresiones más destacadas del más allá de la colonización y la esclavitud es la deuda como tecnología de fracturación del tiempo. En otras palabras, se puede decir que la deuda funciona imbuyendo al endeudado con un nuevo tiempo que está marcado como muerte, lo que Marisol señala en la lección 3, «La deuda es muerte, la protesta es vida.» Aquí ella afirma que las protestas del verano de 2019 fueron «para detener la violencia de la austeridad y la deuda que las élites imponen a los puertorriqueños» (41). Esta comprensión de la deuda como muerte ciertamente resuena con el trabajo de la filósofa Rocío Zambrana, quien en su monografía recientemente publicada Colonial Debts: The Case of Puerto Rico afirma que «estar endeudado es habitar un espacio y un tiempo de captura, desposesión, expulsión, explotación» (21). Esta es una conceptualización de la deuda que ha sido planteada en Puerto Rico, de manera más prominente diría yo, por la Colectiva Feminista en Construcción, y ha guiado muchos de sus programas y acciones políticas durante los últimos años. Como afirman las militantes Shariana Ferrer-Núñez y Zoan Dávila Roldán en su ensayo «Nosotras contra la deuda», «La deuda marca los cuerpos / pueblos desterrándoles, empobreciéndoles, extrayéndoles y robándoles la posibilidad de futuro.»[vi]

Y esta es una idea fundamental que Marisol expone en su reflexión sobre el verano de 2019, que resuena con el pensamiento de Frantz Fanon sobre la revuelta como exigencia biológica.[vii] Fanon, que hizo la transición hace 60 años, el 6 de diciembre, reconoció la forma en que la fractura del tiempo está ligada en última instancia a una voluntad fundamental de vida[viii]. Por ejemplo, en Piel negra, máscaras blancas, afirmó, en referencia a la revolución indochina de 1946, que no fue porque «descubrieran una cultura propia por lo que se rebelaron. Simplemente fue porque se les hizo imposible respirar, en más de un sentido de la palabra» (201). O como bellamente articula el filósofo Michael E. Sawyer en An Africana Philosophy of Temporality: Homo Liminalis: «Debido a que el Sujeto Negro es Humano, la fractura de una relación coherente con el Tiempo a través de la coerción física y metafísica despierta el deseo del sujeto agraviado de volver a sí mismo a la coherencia de la Humanidad que se indica al estar correctamente situado en el Tiempo» (vii). En otras palabras, el verano de 2019 podría entenderse como una expresión del deseo del sujeto agraviado, el sujeto colonial endeudado, de volver a la coherencia de lo Humano que describe Sawyer, o como afirma la propia Marisol, «hay oportunidades de renacimiento basadas en una política de vida que emergen a medida que los puertorriqueños resisten los intentos del capitalismo colonial de matar y matar» (23). Esto resuena, además, con la sugerencia de la poeta afrocolombiana caribeña Dinah Orozco Herrera en Las semillas del Muntú de que «Cuando la campana de la muerte repica, la vida responde en coro» (38). Para mí, éste es un aspecto crucial de la reflexión de Marisol.

El segundo elemento del ensayo de Marisol que creo que merece una reflexión es lo que podría entenderse como una séptima lección subyacente que informa todo el texto. Tras un breve resumen de las secuelas de los sucesos del verano de 2019, en concreto la indignación producida tras el destape de almacenes llenos de víveres de alrededor de 2017,[ix] Marisol afirma lo siguiente: «Una de las cosas que me quedaron claras al interrogar mis propios deseos y apegos a los tipos de movilizaciones políticas asociadas con el Verano Boricua es que deberíamos entenderlo menos como un modelo a copiar y más como un conjunto de lecciones con raíces profundas y el potencial de remodelar el futuro» (18). Al comienzo del ensayo, somos testigos de una pensadora en proceso de exploración de su propia conciencia, revelando al lector las formas en que el pensamiento de Marisol consiste precisamente en vivir el pensamiento, un sentipensar, siempre en relación dinámica con la experiencia humana.

En relación con esto, para conectar con las reflexiones del historiador Jorell Meléndez-Badillo sobre el archivo, y guiados por la advertencia de Marisol, ¿cómo podemos pensar en momentos como las protestas del verano sin subsumirlos a una comprensión arqueo-teleológica de la historia? ¿Cómo podemos alejarnos de entender esos momentos como una supuesta «ruptura» seguida del establecimiento de un nuevo archē, que promulgaría lo que Angela Davis criticó como «cierres históricos»? ¿Cómo nos libramos de los deseos de orígenes arqueo-teleocráticos? Dicho de otro modo, ¿cómo pensamos el cambio social sin cosificar el esquema temporal de la modernidad y su «sagrado misterio de la raíz?» En otras palabras, ¿cómo pensar la revuelta sin monumentalizarla?

Si reflexionáramos sobre Marisol la filósofa, si se quiere, lo que se revela es una pensadora que está advirtiendo contra la fetichización de su pensamiento, que lo transformaría en una formulación teórica que intenta, en vano, explicar la irreductible multiplicidad de la experiencia misma. En este sentido, cuando Marisol advierte que el verano de 2019 no debe entenderse “como un plano a copiar”, me parece que lo que podemos entresacar de esa advertencia es un alejamiento de un enquistamiento de las protestas estivales dentro de un encuadre arqueo-teleológico. Hacerlo sólo nos nublaría la vista y nos llevaría a contemplar esas protestas desde un determinado punto de vista teórico. El resultado sería una teoría específica de la revuelta o la revolución, una falsa relación dicotómica entre ambas y, por último, una imposición del tipo de organización política o activismo que tal concepción teórica implica como necesario. En otras palabras, Marisol nos aleja del disciplinamiento de la experiencia humana, que despojaría de la inmanencia revolucionaria de esas protestas que reside precisamente en el hecho de que siempre somos ya capaces de ellas. Siempre somos miembros del «Caribe sin amo».[x]

En relación con esto, para conectar con las reflexiones del historiador Jorell Meléndez-Badillo sobre el archivo[xi], y guiados por la advertencia de Marisol, ¿cómo podemos pensar en momentos como las protestas del verano sin subsumirlos a una comprensión arqueo-teleológica de la historia? ¿cómo podemos alejarnos de entender esos momentos como una supuesta «ruptura» seguida del establecimiento de un nuevo archē, que promulgaría lo que Angela Davis criticó como «cierres históricos»?[xii] ¿Cómo nos libramos de los deseos de orígenes arqueo-teleocráticos? Dicho de otro modo, ¿cómo pensamos el cambio social sin cosificar el esquema temporal de la modernidad y su «sagrado misterio de la raíz?”.[xiii] En otras palabras, ¿cómo pensar la revuelta sin monumentalizarla?

Una forma se muestra a través de las reflexiones que Marisol produjo en el calor del momento, donde una mezcla de ansiedad, estrés y, potencialmente, un poco de privación de sueño fue afrontada por todos los puertorriqueños del archipiélago y sus diásporas que esperaban cuál es su cara para, finalmente, dimitir de una puta vez. La lección implícita que ha ofrecido Marisol nos recuerda la futilidad y el peligro de intentar disciplinar la experiencia humana a través de nuestras propias inversiones teóricas. Porque, ¿quién iba a pensar que una de las amenazas más sonadas a los derechos de las mujeres y LGBTQ en el Senado de Puerto Rico hoy, en esencia, era también un producto de las protestas del verano? Hay que tener en cuenta que Joanne Rodríguez Veve, senadora por acumulación del partido religioso conservador Proyecto Dignidad, ha estado encabezando legislación y adoptando una retórica que amenaza los esfuerzos de liberación basados en el género. Proyecto Dignidad se fundó el 24 de marzo de 2019 y las protestas del verano sirvieron sin duda de terreno fértil para que recabaran apoyos.[xiv] Para sorpresa de muchos, Rodríguez Veve logró obtener más votos que todos los demás candidatos, excepto María De Lourdes Santiago Negrón, del Partido Independentista de Puerto Rico (PIP). En otras palabras, al monumentalizar momentos como el verano de 2019 en Puerto Rico, nos perdemos corrientes dialécticas subyacentes a las que debemos permanecer atentos viviendo en las garras de la muerte.

* Este texto fue publicado en Caliban’s Readings en https://caribbeanphilosophy.org/blog/death-temporality.

Referencias

Fanon, Frantz. Black Skin, White Masks. New York: Grove Press, 2008.

Ferrer-Núñez, Shariana and Zoan Dávila Roldán. “Nosotras contra la deuda”, ¿Quién Le Debe a Quién? Eds. Silvia Federici, Verónica Gago, and Luci Cavallero. Buenos Aires: Fundación Rosa Luxemburgo/Tinta Limón Ediciones, 2021.

LeBrón, Marisol. Against Muerto Rico: Lessons from the Verano Boricua. Toa Baja, Puerto Rico: Editora Educación Emergente, 2021.

Orozco-Herrera, Dinah. Las semillas del Muntú. New York: Nueva York Poetry Press, 2019.

Sawyer, Michael. An Africana Philosophy of Temporality: Homo Liminalis. New York: Palgrave Macmillan, 2018.

Zambrana, Rocío. Colonial Debts: The Case of Puerto Rico. Durham, NC: Duke University Press, 2021.

[i] En esto sigo a los filósofos mexicanos Carlos Alberto Sánchez, A Sense of Brutality: Philosophy after Narco-Culture, Kindle (Amherst: Amherst College Press, 2020) y Sayak Valencia, Gore Capitalism, trans. John Pluecker (South Pasadena, CA: Semiotext, 2018).

[ii] Ver, por ejemplo, Marisol LeBrón, Policing Life and Death: Race, Violence, and Resistance in Puerto Rico (Oakland, California: University of California Press, 2019); y la traducción al español La Vida y La Muerte Ante El Poder Policiaco, trans. Beatriz Llenín-Figueroa (Cabo Rojo: Editora Educación Emergente, 2021).

[iii] Ver, por ejemplo, Fernando Pereira, “Aumenta el ritmo de suicidios en la Isla”, El Vocero de Puerto Rico, February 16, 2019.

[iv] Ver, por ejemplo, Luis A. Avilés and Luis Emmanuel Rodríguez Reyes, “La Persistencia de La Indolencia: Feminicidios En Puerto Rico 2014-2018” (Kilometro 0/ Proyecto Matria, 2019).

[v] Ver, por ejemplo, Alex Figueroa Cancel, “Fiscalía federal anticipa más arrestos por narcotráfico en Puerto Rico antes que termine el año,” El Nuevo Día, October 19, 2020.

[vi] Silvia Federici, Verónica Gago, y Luci Caballero, eds., ¿Quién Le Debe a Quién? (Buenos Aires: Fundación Rosa Luxemburgo/Tinta Limón Ediciones, 2021), 41–59, 43, énfasis mío. Esto podría traducirse aproximadamente como «La deuda marca a los cuerpos/pueblos desterrándolos, empobreciéndolos, extrayéndoles y robándoles su futuridad».

[vii] Reflexiono sobre este tema también en “Against the Mythological Machine, Towards Decolonial Revolt,” Theory & Event 24, no. 3 (2021): 787–815.

[viii] Para honrar el espíritu de combatividad del pensamiento de Fanon, la Fundación Frantz Fanon hizo la siguiente declaración e invitación: Mireille Fanon Mendès-France and Nelson Maldonado-Torres, “For a Combative Decoloniality Sixty Years after Fanon’s Death: An Invitation from the Frantz Fanon Foundation” (Fondation Frantz Fanon, November 30, 2021). Vea aquí la grabación del acto, que incluye mensajes y reflexiones de varios militantes https://youtu.be/CDvfnrpn69k

[ix] El huracán María nos golpeó el 20 de septiembre de 2017. Los suministros que se encontraron habían sido enviados por diversas organizaciones y personas de las diásporas y se ocultaron deliberadamente al público. Esto eliminó la percepción de un Estado ausente durante el huracán y demostró su tanatopolítica en forma cruda.

[x] Ver Julius S. Scott, The Common Wind: Afro-American Currents in the Age of the Haitian Revolution (London; New York: Verso Books, 2018).

[xi] Ver orell A. Meléndez-Badillo, The Lettered Barriada: Workers, Archival Power, and the Politics of Knowledge in Puerto Rico(Durham: Duke University Press, 2021).

[xii] Ver Angela Davis, Freedom Is a Constant Struggle. Ferguson, Palestine, and the Foundations of a Movement, ed. Frank Barat (Chicago: Haymarket Books, 2016), 61–76.

[xiii] Édouard Glissant, Poetics of Relation, trans. Betsy Wing (Ann Arbor: The University of Michigan Press, 2010), 141.

[xiv] Ver, por ejemplo, José Karlo Pagán, “Proyecto Dignidad convencido en que captará el voto joven con la ‘firmeza en sus valores,’” Primera Hora, August 23, 2020.