Marx Arriaga: Goce y encono.

CE, Intervención y Coyuntura

Hace ya varias semanas que el director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) ofreció la conferencia “Formación de docentes lectores en la escuela normal”[1], la cual causó un gran encono  en redes sociales, debido a que se le atribuyó la frase “leer por placer es un acto capitalista”.

No es la primera vez –y no será la última– que el doctor en Filología Hispánica por la Univesidad Complutense de Madrid ha estado en el centro del debate. Así ha sido tanto por sus declaraciones en diversos contextos, por su nexos con Beatriz Gutierrez Müller, por la salida de Daniel Goldin en la biblioteca Vasconcelos, por el inconcluso rediseño de los Libros de Texto Gratuito, y otros eventos que han desatado críticas, a veces con justa razón y otras que pueden ser debatibles.

Sin embargo, en esta ocasión la querella ha crecido e incluso se presume que la salida de Jorge F. Hernández, como Agregado Cultural de la Embajada de México en España y como director del Instituto de Cultura de México en la misma legación, se debe a un artículo que el escritor publicó en el periódico Milenio[2] en contra de Arriaga.

En esta querella, varios segmentos de académicos y trabajadores de la cultura del país han tomado como cierto lo que medios y personalidades pública han repetido, hasta el cansancio, la frase que supuestamente Arriaga dijo “Leer por goce es un acto de consumo capitalista”. En esta estela incluso el exsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, ha entrado al golpeteo.

No es nuestra intención defender o excusar al funcionario público de sus acciones, sino poner sobre la mesa algo que ha quedado de lado entre el ruido en redes sociales: el contenido de dicha conferencia, pues alrededor de ella se ha tejido un sentido común con el que se pretende evideciar un desprecio del gobierno de la 4T por la cultura, sin dar una argumentación amplia o seria de su contenido, o una que al menos corresponda a la molestia que ha ocasionado.

Uno de los primeros elementos que Arriaga plantea en su conferencia es la denuncia de las pugnas en torno a los contenidos del Libro de Texto Gratuito (LTG), en donde la organización “Suma Por la Ecuación”, dirigida por Francisco Javier Landero Gutiérrez, pretende la suspensión del rediseño, impresión y distribición de estos materiales.[3] Como ha mostrado Luis Hernández Navarro, detrás de esta organización y sus aliados, “se encuentran algunos de los hombres más ricos del país o sus personeros”[4], sindicatos y organizaciones patronales, así como segmentos del Partido Acción Nacional y del la coalición “Va por México”. Es decir, no se trata de grupos anodinos, integrates de la sociedad civil, preocupados por el devenir de la educación, sino de cofradías empresariales luchando en contra del gobierno por los contenidos del los LTG. A pesar de lo importante del debate que esta intromisión supone, hay un silencio sepulcrar al respecto por parte de los críticos de Arriaga, ya sea para posicionarse de uno u otro lado.

Otro elemento que podemos encontrar en el texto de Arriaga es el encomio acerca del llamado de AMLO a la solidaridad y su “Decálogo para salir de la pandemia”, pues para el funcionario no se trata de un llamado cualquiera, sino el de un jefe de Estado. En ese mismo sentido dice algunas palabras sobre la crisis que ha originado la pandemia, de cómo ésta ha afectado de manera más grave a los sectores más pauperizados por su imposibilidad de quedarse en casa y guardar una distancia social real. Incluso en este punto se podría leer una crítica de Arriaga al discurso de “Quédate en casa”, por ser un modo de aislamiento que sólo pueden cumplir un reducido número de personas con el suficiente poder adquisitivo, lo cual acaba por ser una medida “clasista”. A pesar de que este punto la oposición podría sacar madeja para su crítica, pero de nuevo encontramos un silencio

Por último, el tercer elemento: “la literatura como goce”. Es curioso que éste sea el punto que más molestó a diversos sectores que están relacionados profesionalmente con la lectura y sin embargo hayan pasado de largo que dicha frase no aparece en la conferencia de Arriaga: “Es fundamental que nosotros como docentes, ustedes como normalistas, se comprometan en una revaloración del conflicto, de la reflexión y la contemplación del mundo. En este caso la lectura no se aborda, exclusivamente, desde el placer”;[5] esto fue lo que dijo el funcionario. Sin embargo, el econo se divide en dos sentidos.

Unos porque consideran aberrante que se denoste la idea del goce en la lectura. Al respecto, vale la pena destacar que este planteamiento no se da como una sentencia, sino por medio de una argumentación que pone en el centro la mercantilizacion de la literatura y su disolución en el ámbito de la cultura, haciéndola competir en el mercado “con productos destinados, exclusivamente al placer”.[6] Ante ello, Arriaga contrapone la lectura como un ejercicio de “desautomatización de los sentimientos”, como actividad emancipadora, pues la idea de la lectura como placer, como ocio, le parece que anula “la reflexión del entorno, la contemplación del mundo y el análsis ontológico del ser [subordinándose] en favor de la idea de leer como un acto maravilloso que provoca viajes a otros mundos llenos de felicidad en donde la lectura funciona como un sedante que alivia el dolor de las personas”.[7]

Pareciera que es este último punto el que provoca que la mayoría se alcen en contra del funcionario. Sin embargo sería bueno recorrer otros puntos de vista al respecto, como el de la investigadora franco-latinoamericana Françoise Perus en su ensayo “Leer no es consumir”. En este ensayo, la investigadora advierte que la “mercantilización del libro ha adquirido en las últimas décadas proporciones y características cualitativamente distintas, a raíz del desplazamiento de importantísimas franjas de capital –productivo y financiero– hacia lo que suele denominarse hoy como «la cultura»”[8].

Así, cuando se designa cultura igualemente puede aludir a “los usos y costumbres de los narcotraficantes […], a los hábitos culinarios de tal o cual región del globo, a las pirámides mexicanas o egipcias –convertidas o no en escenario privilegiado de conciertos gigantescos «al aire libre»–, a la obra pictórica de Frida Kahlo, a los programas televisivos de «Chespirito», al turismo «ecológico», a los festivales y ferias de todo tipo –las «del libro» inclusive”.[9]

Asimismo, advierte que este fenómeno genera una serie de transformaciones en donde la mercantilización del libro es sólo un síntoma, pues lo que hay detrás es la construcción de subjetividades desinteresadas por indagar en la memoria histórica y proyectar futuros distintos y utópicos.

De esta manera, para Perus, el camino para revertir esta situación no sólo pasa por la documentación de estos procesos, sino por “el intento de recuperar y potenciar una memoria histórica y cultural dentro de la cual tanto las obras artísticas como las modalidades de lectura asociadas a ellas, vuelven inoperante cualquier analogía con la actual noción de «consumo»”,[10] lo cual es una tarea de largo aliento y con distintas bifurcaciones como muestra el ensayo referido.

Si bien la solución de la investigadora es muy distinta a la propuesta de Arriaga, podemos ver preocupaciones similares. Pero de nuevo cabe la pregunta del porqué entonces aquellos que se sintieron agraviados por las declaraciones supuestas o reales, no atacan estas concepciones y se ciñen a repetir el titular de la prensa “leer por placer es un acto capitalista”.

Por otro lado, hay otra crítica que repite lugares comunes del discurso conservador que ve en las ideas Arriaga una ideología marxista mecanicista ligada a la teoría del reflejo y a la visión de la obra de arte como una propaganda. Lo que hay detrás de esta lectura es un discurso que repite viejos lugares comunes, procedentes de la guerra fría intelectual, que ocupa un lenguaje conservador que no se ha dado cuenta que el mundo giró, y que ellos ahora se situan como aliados de las élites que tienen como objetivo su enriquecimiento a costa de las mayorías. Pero sobre todo, abrazan la noción de la literatura como goce de manera acrítica, como una especie de mantra que define su statuo quo y su lugar en la ciudad letrada.

Como se puede apreciar no se trata de un bloque homogeneo que pugna encontra de Arriaga, sino todo lo contrario, diversos discursos, provenientes de distintos sectores ideológicos, con diferentes agendas e intereses, ante la imposibilidad de concretar sus metas, participan en el golpeteo para avanzar un poco más en la instalación de narrativas y sentidos comunes en las sociedad.

Ello da la posibilidad de diálogo con un sector, de poder ejercer un crítica, sobre todo en su forma de autocrítica, de las acciones no sólo de un funcionario sino de las políticas públicas de este gobierno con la finalidad de abonar en la superación de contradicciones en el seno del movimiento de que representa el obradorismo y el gobierno de la 4T. Pero también vale la pena identificar aquellos sectores conservadores que desde el inicio del sexenio se han colocado no sólo como antagonistas, sino como aliados de las élites empresariales que siguen luchando por no perder sus prebendas.

Como se puede apreciar, la querella por Marx Arriga tiene varios significados en un contexto donde el movimiento obradorista lucha por la desarticulación de un modo de operación del Estado destino al saqueo, de manera que lo que urge es una crítica real, situada, contextual y no la repetición facilona de lugares comunes.

[1] https://twitter.com/marxarriaga/status/1421157256926744581?s=12

[2] Jorge F. Hernández, “Por el placer” en Milenio, 5 de agosto de 2021. https://www.milenio.com/opinion/jorge-hernandez/agua-de-azar/por-placer

[3] Eduardo Murillo, “Niegan amparo que pretendía detener la impresión de LTG” en La Jornada, 11 d mayo de 2021. https://www.jornada.com.mx/notas/2021/05/11/politica/niegan-amparo-que-pretendia-detener-la-impresion-de-ltg/

[4] Luis Hernández Navarro, “El secuestro de la sociedad civil” en La Jornada, 17 de abril de 2018. https://www.jornada.com.mx/2018/04/17/opinion/017a2pol

[5] Marx Arriaga “Formación de docentes lectores en la escuela normal” https://twitter.com/marxarriaga/status/1421157256926744581?s=12

[6] https://twitter.com/marxarriaga/status/1421157256926744581?s=12

[7] https://twitter.com/marxarriaga/status/1421157256926744581?s=12

[8] Françoise Perus, “Leer no es consumir” en Revista de Crítica Latinoamericana, Año XXXV, No. 69. Lima-Hanover, 1o Semestre de 2009, p. 11.

[9] Ibid. p. 12.

[10] Ibid. p. 15