La nueva administración de Joe Biden: más preguntas que certidumbre

Shirley Hermann Alejandre

Esta semana se celebraron las elecciones presidenciales en Estados Unidos de América. Particularmente, estos comicios son de interés mundial, porque dependiendo del partido que quede en el cargo, se intentan “pronosticar” los rumbos que tomará la agenda internacional en el ámbito de derechos humanos, de conflictos bélicos y, sobre todo, de cuestiones económicas.

El mundo entero aguarda para ver las primeras tomas de decisiones que tendrá Joe Biden. ¿Serán contrarias a las de Donald Trump? ¿Continuará con la misma línea en temas centrales como las energías limpias y los derechos humanos? Las respuestas a estas preguntas las sabremos al tiempo, y de ellas se desprenderán muchas posturas políticas en México.

Algunas de las cuestiones que más atañe a estos dos países, sin duda alguna, es en materia de desplazamientos. ¿Qué pasará con los mexicanos migrantes? ¿Se mantendrán las políticas migratorias violatorias de derechos humanos, de las que hemos sido testigos? No tenemos que perder de vista el hecho de que Biden trabajó como vicepresidente de Barak Obama, el presidente de EE.UU. que más mexicanos ha deportado en toda la historia, y al cual, paradójicamente, le fue otorgado el premio Nobel de la Paz en 2009.

Obama, únicamente en 2014, deportó a 414 481 personas, mientras que el número más alto que alcanzó Trump fue de 267 258 en 2019. Estas cifras nos muestran que la política migratoria de los Estados Unidos de América es la misma, sin importar el partido en el poder. La cuestión, entonces, no está en los números, sino en las formas; es decir: las prerrogativas universales.

Si algo marcó la gestión de Donald Trump fue su falta de compromiso con los derechos humanos, con las energías renovables, con los recursos naturales y el medio ambiente. De hecho, una de las acciones que más escándalo suscitó fue su anuncio de intención de retirada del Acuerdo de París en 2017 y oficialmente su salida, en días recientes; este pacto realizado en Ciudad Luz, había logrado reunir a 195 países en 2015 con la finalidad de hacer la reforma mundial más importante para combatir el cambio climático. Cabe destacar que salirse de dicho acuerdo, fue una de las promesas que el aún presidente, hizo desde su campaña y el haberla cumplido generó reacciones positivas dentro de sus seguidores.

En 2018, clarificó su postura respecto a los derechos fundamentales de las personas, ya que se retiró del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), al cual llamó “hipócrita y egoísta”. Parte de su decisión se vio influida porque compartían el espacio del Consejo con países, a los que Nikki Haley embajadora de EE.UU frente a Naciones Unidas, calificó como “violadores de derechos” refiriéndose a Venezuela, República del Congo, China y Cuba; aunado al apoyo que siempre le brindó a Israel, a quien observó como una nación sistemáticamente diezmada por la ONU. En su momento, este tipo de declaraciones y acciones, fueron bien recibidas por su base de votantes, y le permitió trabajar de manera más libre, pero con costos altísimos para el medio ambiente y para las personas que buscan realizar el sueño americano.

La esperanza ahora radica en Kamala Harris quien será la vicepresidenta de Biden. Ella es naturalmente representante de algunas minorías y de grupos en situación de vulnerabilidad para la próxima administración demócrata. Para empezar, es la primera mujer vicepresidente, además, es afrodescendiente y sus padres fueron primera generación de inmigrantes; de Jamaica el padre y de India su madre. Los ojos del mundo están puestos en ella, ya que, se espera, que por primera vez en la historia de EE.UU, exista un representante en la casa blanca que le dé voz a los millones de migrantes que dejan todo atrás con la esperanza de un mejor futuro para sus hijos.

Joe Biden resultó ganador de la elección presidencial y el mundo tiene muchas expectativas sobre el rumbo que tomará su administración, recordemos que como vicepresidente en los tiempos de Obama, EE.UU. mantuvo su ocupación militar en el mandato completo del premio Nobel, en Afganistan, Irak y Siria. Además, llegará al poder con una serie de acusaciones de acoso sexual, temas que tendrá que sortear.

EE.UU. seguirá siendo el mismo país que interviene en la política extranjera de países soberanos y continuará representando un aliado y un enemigo al mismo tiempo para los intereses de México. Lo único que nos queda es resolver las formas y los medios que usará para seguir consiguiendo los objetivos trazados por la nación que desde ahora Biden representa.