La literatura y la 4T: El último suspiro del conquistador

CE, Intervención y Coyuntura

A buena parte de la crítica literaria se le olvida, o quiere eludir, que la literatura es y ha sido uno de los muchos escenarios de debate entorno a las grandes revoluciones, las crisis, los desastres sociales y también las alegrías y triunfos, como si la creación y el goce estético estuviesen desligados de ellos, en un espacio distinto.

Muchos son los ejemplos que se podrían dar, en diferentes géneros, y en distintas épocas de como los procesos sociales relevantes suelen incrustarse en los ejercicios literarios y de cómo estos han suscitado cambios en el “sistema” literario.

La 4T tiene mucho camino por andar aún, es previsible que los próximos tres años se aceleren las transformaciones que permitan un cambio radical en el rostro, cuerpo y alma de la nación. Y lo es porque, a pesar de los matices o diferencias, es la forma concreta en la que el pueblo de México detuvo la usurpación oligárquico-neoliberal y plantó cara al proceso de expoliación neoliberal.

La aparición de El último suspiro del conquistador del periodista Pedro Miguel marca un cierto inicio (positivo) de la inclusión de la 4T en la literatura. Pedro Miguel traza muchas historias, trenzadas a partir de la búsqueda por conservar el “alma-suspiro” por parte de Hernán Cortés. Se conjugan elementos antropológicos, religiosos, espirituales, sociales, policiacos. La trama recae sobre dos jóvenes universitarios que se conocen, por diversos motivos, en Europa. A partir de ahí, la travesía hacia la ciudad de México, un conjunto de crímenes y la búsqueda por desentrañar el misterio de una botella que parece guardar el secreto mismo de la vida.

¿Y esto qué tiene que ver con la 4T? Pedro Miguel incorpora inteligentemente en dos dimensiones el proceso social del pueblo mexicano. La primera, como trasfondo de la acción principal, a partir de la cotidianidad de un centro histórico asediado por el malestar social, la protesta y el tedio ante la corrupción. La diégesis, además, se complementa con una investigación policial en donde el tema de la degradación de las instituciones y la simulación es afrontado, al tiempo que se incluyen personajes de la diversid sexual. Pero más allá de esto, que son elementos contingentes para nuestro centro de preocupación, cabe destacar la forma original en la que Pedro Miguel incorporó a la 4T en la trama literaria.

A lo largo de algunas páginas el escritor incluye las “Crónicas de la regeneración nacional”, que habrían sido escritas tres décadas del triunfo del 2018. En éstas, se hace pasar lista los agravios y los medios que se enfrentaron para lograr la “regeneración nacional”. Se trata de una forma lúdica de hacer presente a la Cuarta Transformación, pero al tiempo, un recordatorio: esta transformación merece que su actor principal –el pueblo– registre las crónicas, de todas sus batallas, de sus pugnas, de sus límites, pero también de sus posibilidades.

No es la primera vez que el movimiento obradorista es parte de un escenario de reflexión en una novela, pero si es la primera vez que, tras el triunfo de 2018, una obra lo aborda desde una perspectiva distinta a la caricaturización que otros autores han hecho, siendo el caso más notable el del impresentable Jaime Sánchez Susarrey. En ese sentido El último suspiro del conquistador se inserta en otro paradigma, que sale de aquella compuesta mayoritariamente por obras editadas fuera de México y cuya dimensión estética reitera en presentar al escritor como un héroe cuyo ethos no comparte la sociedad. La obra de Pedro Miguel se inserta en un camino que pretende cavilar y debatir acerca de la realidad nacional, de mostrar que las gestas populares también son un elemento estético y que, aunque se le ha tratado de enterrar, los ríos ocultos del ser humano encuentran su camino para volver a emerger.

Como vemos, la Cuarta Transformación aún tiene mucho que ofrecer y muchas batallas por dar en distintos escenarios. En este caso, es algo más que un guiño, es la convicción de que los días que vivimos serán dignos de recordar como parte de las gestas del pueblo.