La 4T, la lucha por la soberanía energética y el catastrofismo neoliberal

 

Leonardo Meza Jara

 

I.- El conflicto de México en el marco del TMEC, que tiene como eje el debate sobre la soberanía energética, amerita ser leído más allá de la lógica neoliberal. Se requiere entonces, llevar el debate más allá de las inercias neoliberales que jalonan y comienzan a sobredeterminar las discusiones sobre el tema.  ¿Es posible llevar este debate más allá de la lógica neoliberal que se somete al determinismo de una interpretación cerrada del TMEC, y que pondera los intereses empresariales, de los EUA y Canadá? Desde luego que es posible, pero esta posibilidad está inscrita en una coyuntura de confrontaciones que es históricamente inédita para México.

La pregunta: ¿Cuál es el sentido de confrontarse de esta forma con el sector empresarial y con dos potencias económicas como EUA y Canadá?, tendría que plantearse junto a una segunda pregunta: ¿Y por qué no confrontarse, si lo que se defiende de fondo son dos temas que resultan torales: la soberanía energética del país y la lucha contra las privatizaciones que se han convertido en uno de los mecanismos más redituables de los sectores empresariales nacionales e internacionales?

A manera de tesis, se plantea que: En el debate sobre la soberanía energética y el conflicto en torno al TMEC, se requiere ir más allá de la lógica neoliberalizante que desde una postura de la derecha, termina defendiendo los intereses empresariales, los intereses de los EUA y Canadá. Desde luego que esta postura implica tomar riesgos, pero en la lucha por construir alternativas ante el neoliberalismo, es posible tomar estos y otros riesgos.

 

II.- Hay un cúmulo de expertos (analistas políticos, economistas, catedráticos, exfuncionarios gubernamentales) que han comenzado a entender el conflicto de la soberanía energética y el TMEC bajo una lógica catastrofista. Estos expertos plantean que, después de las consultas y los paneles, la confrontación del gobierno mexicano con los empresarios, los EUA y Canadá puede desembocar en una catástrofe económica y política. Se comienza a construir una narrativa catastrofista, que en el fondo hace una interpretación cerrada de los contenidos del TMEC y de los intereses empresariales, de EUA y Canadá.

Pero, ¿en qué consiste específicamente esa “catástrofe” que ya se comienza a construir mediante una narrativa prospectiva (una narrativa de un futuro que aún resulta incierto)? ¿Acaso las condiciones en qué han vivido millones de mexicanos después de la instauración del TLC en 1994, no han sido “catastróficas”: crisis económica, pobreza, desigualdad, explotación y precarización laboral, feminicidios, violencia del crimen organizado, etc.? ¿Dónde está entonces la “catástrofe”? ¿Qué es una “catástrofe”, o mejor dicho, una narrativa de la “catástrofe” como la que los expertos del neoliberalismo comienzan a construir de la mano de los intereses empresariales, de los EUA y Canadá?

Hay que analizar con lupa los discursos catastrofistas de los expertos (analistas políticos, economistas, catedráticos, exfuncionarios gubernamentales), cuya narrativa es una defensa a ultranza de los intereses empresariales, de los estadounidenses y los canadienses. Y hay que tener en claro, que no es lo mismo:

– La invención narrativa de una “catástrofe” prospectiva, como la que en este momento comienzan a construir los expertos defensores del neoliberalismo.

– La catástrofe histórica real a la que nos han llevado cuatro décadas de implementación de políticas neoliberales en México.

Los discursos “catastrofistas” del neoliberalismo suelen ser contradictorios, paradójicos e incluso absurdos.

 

III.- Desde luego que los expertos que se encargan de construir una narrativa catastrofista, son los tecnócratas del neoliberalismo. En su definición literal, “tecnocracia” significa el “poder de la técnica”. Los tecnócratas del neoliberalismo son quienes se han encargado de construir una serie de técnicas de poder, cuya lógica es económica (principios como el “libre mercado”, la “competitividad”, la “meritocracia”, la “calidad”, etc.), jurídica (la normatividad del TLC, del TMEC, los mecanismos legales del proteccionismo del libre mercado, etc.) y política (la defensa paradójica de una “libertad” que se decanta hacia lo económico, no hacia lo político). Hay entonces, una serie de técnicas económicas, técnicas jurídicas y técnicas políticas, que estarán atravesando las argumentaciones de los tecnócratas que alzan la bandera del TMEC, de los empresarios, de los EUA y Canadá.

La “tecnocracia” neoliberal, es decir, el “poder de la técnica” del neoliberalismo que tiene componentes económicos, jurídicos y políticos, estará habitando la narrativa catastrofista que ya comienza a construirse en el marco de la batalla por la soberanía energética en México. Los argumentos técnicos de los tecnócratas neoliberales estarán defendiendo cuestiones como: el respeto a los contenidos normativos del TMEC, la protección de la inversión extranjera, el impulso de la competitividad, la limitación de los monopolios, la necesidad de la libertad económica, y lo anacrónico de la lucha soberanista de la 4T.

Cada una de las argumentaciones de los “tecnócratas” del neoliberalismo estará investida de su condición de “expertos”, y estará habitada por conocimientos técnicos del orden económico, jurídico y político, que resultan complicados de entender para la mayoría de la ciudadanía. En el marco de este debate, los “expertos tecnócratas” se estarán moviendo entre los pasadizos de un laberinto neoliberal que es difícil de entender y de transitar. El neoliberalismo, es un enorme laberinto histórico formado por un cúmulo de pasadizos y muros que han sido construidos por técnicas económicas, jurídicas y políticas que son identificables y que requieren ser analizadas con detenimiento, para ser criticadas y deconstruidas en su especificidad. En la actual coyuntura, se trata de analizar, criticar y deconstruir:

  1. A) Las técnicas económicas, jurídicas y políticas (la tecnocracia neoliberal) mediante las cuales los tecnócratas (expertos, ingenieros teóricos) han construido un enorme y complicado laberinto de cualidades neoliberales. Este laberinto es una jaula histórica, es la jaula histórica de la hegemonía neoliberal en el siglo XXI en México, y en el mundo.
  2. B) Los pasadizos y los muros de un laberinto neoliberal que tiene una composición problemática y compleja, que no es determinante para la historia presente y futura. La historia del siglo XXI no comienza, ni termina con el neoliberalismo. Los muros del laberinto histórico del neoliberalismo pueden ser derribados.

En todo momento, existe la posibilidad de resistir a una hegemonía y construir una historia otra, por más difícil y adverso que esto pudiera ser. Esto último, implica la dialéctica de resistir en luchas concretas y en coyunturas determinadas, ante una hegemonía neoliberal que se despliega de forma astuta y artificiosa.

El laberinto histórico en el cual reside la hegemonía neoliberal es una maquinaria cuya composición es problemática y compleja, respecto a cada uno de sus diferentes componentes técnicos (económicos, jurídicos y políticos) y, respecto a la manera en que estos componentes se articulan en una sola arquitectura que tiene una forma laberíntica. Se trata, de llevar el debate sobre la soberanía energética en México, más allá de la tecnicidad, de la arquitectura y de la funcionalidad del laberinto hegemónico del neoliberalismo en México.

 

IV.- Hay que dejar en claro que las causas de lucha de la izquierda no han recibido el respaldo pleno de un gobierno de izquierda en México. Ni el movimiento obrero (la categoría de lucha de clases), ni el feminismo (la categoría de género), ni las causas indígenas (la categoría de raza), que son las luchas de la izquierda, han recibido el respaldo reclamado al gobierno encabezado por López Obrador. El actual gobierno de izquierda en México le queda a deber a las luchas obreras, feministas e indígenas. Eso hay que subrayarlo.

En el caso de la soberanía energética en México, que se proyecta hacia un conflicto con los empresarios, los EUA y Canadá en el marco del TMEC, se identifica quizá la mayor radicalidad de izquierda en la postura del gobierno encabezado por López Obrador. La lucha por la soberanía energética tiene una lógica decolonial, es decir, se lucha en contra de los intereses empresariales, los intereses de EUA y Canadá que tienen como objetivo la explotación y el saqueo de los recursos energéticos en México. En el fondo, esta lucha soberanista es una lucha en contra de la colonización energética del país. Y en esta lucha que se extenderá hacia los meses siguientes, se atisba la mayor radicalidad de un proyecto de gobierno que se afirma de izquierda en México.

Más que catástrofe, lo que se puede atisbar sobre los acontecimientos de los meses siguientes es una coyuntura donde la batalla en contra del neoliberalismo llegará al momento más álgido en la historia del primer gobierno de izquierda en México. Lo que tiene lugar, es un momento de confrontación en contra del neoliberalismo en México cuyos resultados son imprevisibles.