Javier Fuentes Gutiérrez, el apasionado de Mao Tse-Tung.

Uriel Velázquez Vidal[1]

El 21 de julio de 1990, falleció de un infarto Javier Fuentes Gutiérrez. Él fue un militante comunista de vieja cepa que se fue del lado chino en la controversia del 56. La historia de vida de Javier es importante, ya que permite adentrarnos al entendimiento de un pasado reciente que explicaría parte de la formación de nuestra vida política y social actuales.

Javier nació el 22 de julio de 1925 en el Distrito Federal. Su papá se llamaba Bulmaro Fuentes Popoca y su mamá Luz Gutiérrez. Tenía dos hermanas: Leonor y Amparo. Los Fuentes eran una familia de clase media que habitaba el domicilio de la Privada de Porfirio Díaz, Número 14, en Iztapalapa. El sustento familiar recaía en Bulmaro y Luz, quienes sembraban hortalizas y  elaboraban cuadros de popotillo, los cuales vendían en el mercado de Iztapalapa.

La infancia, juventud y vida adulta de Javier Fuentes estuvieron marcadas por sus viajes al municipio natal de su padre, Ixcateopan de Cuauhtémoc, estado de Guerrero. La cercanía y relación que entabló Javier con la gente común y sencilla de ese lugar, le permitieron comprender toda una constelación de sentidos y valores sobre la vida.

Javier Fuentes tuvo una formación académica notable. Él estudio en los años  cuarenta las carreras de Ingeniería Petrolera e Ingeniería Civil en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Mientras estudiaba en la UNAM empezó a trabajar en Petróleos Mexicanos (PEMEX), en1948 y permaneció ahí hasta 1950. En este trabajo Javier se percató de la explotación de los trabajadores transitorios, quienes laboraban más que los trabajadores de planta y ganaban menos dinero.

En 1949, Javier Fuentes conoció a Inés Noriega, una joven originaria del estado de Hidalgo. Ese mismo año se hicieron novios y posteriormente se casaron por el civil. Procrearon nueve hijos. En 1951, Javier obtuvo el título de ingeniero petrolero por medio de la elaboración de una tesis. Ese mismo año, recién titulado ingeniero comenzó a trabajar en la Comisión Federal de Electricidad (CFE), donde le asignaron comisiones de proyectos hidráulicos del centro y norte del país. En estas comisiones Javier  viajó a zonas rurales y eso le permitió conocer las condiciones de vida de los campesinos. Fue así que se interesó por el campo.

En 1959, el ingeniero Javier Fuentes empezó a militar en el Partido Comunista  Mexicano (PCM). El ingeniero fue miembro del Movimiento de Liberación Nacional (MLN), fundado en 1961, bajo el influjo del cardenismo y la revolución cubana. Fungió como suplente del Secretario de Finanzas de la Central Campesina Independiente (CCI), que fue el brazo campesino del MLN. También formó parte de la Junta Nacional Organizadora del Frente Electoral del Pueblo (FEP). Y fue postulado por el FEP candidato a diputado federal por el II Distrito electoral del estado de Guerrero, para competir en las elecciones de 1964. Sin embargo, la reacción del Gobierno Federal hacia el FEP fue de hostilidad y represalias violentas.

Esta situación generó que el ingeniero Javier Fuentes se distanciara del PCM. Él se decepcionó de los proyectos políticos en los que militó porque se apartaron de la lucha popular y del compromiso con la gente. Decepcionado no dejó de frecuentar otras organizaciones de izquierda, leía y analizaba sus programas políticos, para ver si alguna de ellas cumplía con sus aspiraciones de realizar trabajos en beneficio del pueblo. Javier se volvió militante de tiempo completo, por lo que renunció a su empleo de la CFE, el 30 de agosto de 1965. No obstante, los recursos financieros no le faltaban. El ingeniero era dueño de una compañía dedicada al montaje de estructuras metálicas.

Por estos años, Javier Fuentes se interesó por el maoísmo a raíz de la pugna internacional chino-soviética de 1956. El ingeniero estaba convencido de que la línea de Pekín, era la correcta en lo ideológico, político e incluso militar, para solucionar la situación social de los países semi feudales y semi coloniales como el nuestro. Javier fue un promotor de la difusión a gran escala de las Ediciones en Lenguas Extranjeras de Pekín a través de su Librería El Primer Paso y de la Distribuidora Interamericana de Publicaciones que, tenía una proyección regional.

La fascinación de Javier Fuentes por la China de Mao no conocía límites. Entusiasmado, en julio de 1967, viajó rumbo al Oriente. Él estaba convencido que allá, en el país del dragón transformado en recinto de la utopía, se encontraba el conocimiento que eliminaría el enorme escepticismo hacia la izquierda revolucionaria. Lo acompañaba el fundador, dirigente y militante del Movimiento Marxista Leninista de México (MMLM), Federico Emery Ulloa. Un agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) observo a los militantes maoístas, los capturó con la lente de su cámara fotográfica poco antes de subir al avión que, tras varias escalas e interminables horas de vuelo, los condujo a la República Popular China. Javier participó en los ritos oficiales, la exaltación del Gran Timonel, visitó fábricas y comunas, y recibió formación política y militar para organizar una revolución armada en México.

En julio de 1968, el ingeniero Javier Fuentes inició el camino de regreso, recorrer los miles de kilómetros que lo separaban de México fue una empresa cansada. Cuando entró al país lo hizo de forma clandestina por Chetumal. Por cuestiones de seguridad, Javier empezó a utilizar el nombre de “Panchito Popoca”. A principios de 1969, él impulsó la creación del Partido Revolucionario del Proletariado Mexicano (PRPM), privilegió sobre todo lo demás, el contacto con las masas, aunque consideró necesario, el uso de la violencia revolucionaria. Su pensamiento quedó plasmado en el programa del PRPM: Análisis de la Sociedad Mexicana, cuyo objetivo era instaurar el socialismo y el comunismo en México.

Sin embargo, el proyecto revolucionario del ingeniero Javier Fuentes no se pudo consolidar. El 2 de marzo de 1970, el ingeniero fue detenido por agentes de la DFS, quienes lo incomunicaron, amenazaron y torturaron. Posteriormente fue presentado a la opinión pública como un peligroso subversivo, responsable de “atentados terroristas”. De un plumazo el Juez confinó a Javier al limbo, encerrado en la Crujía M de la cárcel de Lecumberri, permaneció cuatro años. Él supo que Lecumberri era el panóptico, esa cárcel circular diseñada por Bentham para vigilar a los presos desde un puesto central.

Al salir de prisión, Javier Fuentes se mantuvo consecuente, visitó en 1978 en la sierra de Oaxaca al líder guerrillero Florencio el “Güero” Medrano, cargado de consejos y comentarios para que su camarada insurrecto se retroalimentara. Cinco años después, Javier visitó en la región Huasteca de Veracruz a Pedro Estrada Vega, dirigente de la Organización Campesina Popular de la Huasteca Veracruzana (OCPHV). Él se percató de las dificultades que tenía la OCPHV para trabajar con campesinos analfabetas del lugar, por lo que le dijo a Estrada Vega: “¡qué difícil la tienen!”. Además, Javier siguió viajando a la República Popular China, donde se desempeñó como traductor de las obras de los dirigentes chinos al español.

Una diabetes mal tratada segó la vida de Javier Fuentes Gutiérrez.  En su lápida está escrito: “Mucho tardará el universo en volver a reunir el polvo que aquí yace, de un gran hombre”.

Bibliografía utilizada:

Velázquez Vidal, Uriel. Historia del Partido Revolucionario del Proletariado Mexicano, 1969-1974, tesis de maestría. Escuela Nacional de Antropología e Historia. México. 2020.

[1] Maestro en Historia y Etnohistoria por la ENAH/correo electrónico: uriel.v.vidal@gmail.com