1

“El sexo y el fracaso del absoluto” de Slavoj Žižek



“El sexo y el fracaso del absoluto” de Slavoj Žižek

  • Slavoj Žižek. El sexo y el fracaso del absoluto. Paidós, 2020.

Salvador Medina Ramírez

De acuerdo con Slavoj Žižek, este libro pretende ser lo más sistemático a sus planteamientos filosóficos y políticos que jamás haya escrito –lo cual es toda una tarea, dado lo prolífico que es en sus textos y analizando una gran variedad de temas. Sin embargo, para ello, escogió una manera peculiar de organización: se compone de 4 teoremas o tesis filosóficas, cada una acompañada de corolarios, para explicar sus consecuencias, y de escolios (notas críticas), para explicar cada tesis con casos particulares. Una estructura que de acuerdo con Mácha (2020) corresponde a un esquema medieval de exposición. Además de que se encuentra escrito con su conocido estilo en forma de ensayos que no estructuran un argumento lineal, que salva mediante una buena introducción que describe cómo se hila cada teorema con sus corolarios y escolios.

Esta reseña, entonces, resume sucintamente los cuatro teoremas que expone, resaltando algunas de las implicaciones políticas más importantes que cada uno tiene, que a mi parecer es de lo más valioso que deriva de los planteamientos de Žižek. Adicionalmente, se realizar una crítica a algunos señalamientos de otros trabajos que se han posicionado sobre el trabajo del filósofo esloveno.

Ahora bien, los argumentos de Žižek están fundados en su reformulación del materialismo dialectico, que difiere de la versión promovida por el estalinismo en el siglo pasado, para lo cual recurre a su triada clásica: Hegel (principalmente), Lacan y Marx. Su planteamiento de materialismo dialéctico está basado en la idea de un vacío o falla constitutiva en las cosas, en la realidad, que son una condición para su auto reproducción. Esto lo deja claro al señalar que: “la primera premisa de este libro es que el materialismo dialectico es un espacio igualmente intrincado, y que esta circunvolución, este movimiento circular autocontenido de repliegue sobre sí mismo, es lo que distingue al verdadero materialismo dialéctico de otras formas de materialismo seudodialéctico que se limitan a reivindicar la naturaleza de la realidad como eterno enfrentamiento de opuestos” (p. 15).

A partir de ello, sostiene cuatro teoremas. El Teorema I, puede resumirse como “el fracaso de toda ontología, un fracaso que refleja el carácter fallido de la realidad” (p. 22). Žižek utiliza la tesis de Kant que establece que no es posible conocer la cosa en sí, pero le da un giro hegeliano, estableciendo que esta brecha entre el fenómeno y el noúmeno es en realidad constitutiva de la realidad. Ontologiza la brecha en la realidad misma. En “el nivel más simple, la realidad no es lo que es, sino lo que no logra ser y su facticidad está atravesada por una imposibilidad” (p.48).

Con esto, Žižek reposiciona políticamente a Hegel y su “idealismo”, para señalar que para transformar la realidad, es necesario primero cambiar la forma en que la percibimos y el cómo nos relacionamos con ella. Un idealismo que busca la reconciliación con los antagonismos. Esto es fundamental para las intervenciones políticas que realiza, pues como claramente establece, las actitudes hacia la ontología están relacionadas con posturas políticas reales: el neokantianismo, esta relacionado con el reformismo socialdemócrata, el materialismo dialectico está relacionado con el estalinismo, la ontología del ser social de Lukács se relaciona con una reforma humanista del socialismo existente, la dialéctica negativa con la derrota política en los países desarrollados, etc. (p. 75).

En este sentido, la falla del sujeto se fundamenta en la propia falla de la realidad. Esto, en lugar de reconciliarnos con la derrota, “abre nuevas perspectivas de acción radical basadas en la duplicidad de la falta” (p. 76).

Una consecuencia política practica es referente a las fakenews. Estas son parte de la realidad y hay que tomarlas en cuenta en la política. No existen noticias plenamente objetivas, sin fallas y sin subjetividades involucradas: “…la verdad universal y la parcialidad no se excluyen mutuamente: se involucran en la lucha por la emancipación, no en quienes intentan mantener una indiferencia «objetiva»…el antisemitismo (pero también cualquier otra forma de racismo) es absolutamente erróneo, aunque se apoye en «verdades» parciales (datos exactos). No sólo hay datos verdaderos y datos falsos, también hay puntos de vista subjetivos verdaderos y falsos, pues forman parte de la realidad social” (p. 120).

El Teorema II, trata sobre la relación entre la ontología y la sexualidad, o en palabras de Žižek, “la sexualidad como nuestro contacto privilegiado con lo absoluto” (p. 22), lo cual se encuentra basado en la idea de Lacan de que “no hay relación sexual”. Mácha (2020) lo resumen muy bien: “…las fórmulas de la sexuación de Lacan pueden ser análogas a las antinomias Kant, que, de acuerdo con el Teorema I, pasan del terreno epistemológico al de la ontología. Estas fórmulas caracterizan dos imposibilidades principales: lo femenino y lo masculino. Al afirmar que el todo requiere una excepción o el no-todo es una parte del todo sin una excepción. Estas imposibilidades son experimentadas como lo sublime en el mundo fenomenal, que Žižek conecta con el principio del placer y la pulsión de muerte de Freud. Esta diferencia no persiste entre dos entidades positivas, lo masculino y lo femenino, pero marca una división en el género. El genero universal es dividido en una categoría particular (masculino) y un resto, el objeto a lacaniano, que es constitutivo de esta división (lo femenino).”

Este segundo teorema tiene consecuencias políticas, al establecer la universalidad concreta (con su categoría particular y su excesivo), que define como “una universalidad que se incluye así misma entre sus especies, bajo la apariencia de un momento singular que carece de contenido particular; en otras palabras, precisamente quienes carecen de un lugar apropiado dentro del todo social (como la plebe) representan la dimensión universal de la sociedad que las genera. Por esta razón, la plebe no puede ser abolida sin transformar radicalmente el conjunto del edificio social…” (p.237). En otras palabras, una política que avance en la universalidad requiere revolucionar a la sociedad entera: eliminar la miseria del proletariado implica abolir las relaciones sociales de producción del capitalismo, como deriva el marxismo.

El Teorema III utiliza tres topografías no orientables (la cinta de Moebius, el cross-cap y la botella de Klein), y los liga con ser esencia y noción (de Hegel) o coincidencia de opuestos, objeto a y universal (p. 23). La cinta de Moebius en su uso dialectico es el más conocido, los opuestos coinciden, las diferentes caras de la cinta que en realidad son la misma (ej. la cantidad se convierte en cualidad).

El cross-cap introduce un corte en la continuidad y ese corte permite que la relación entre los dos opuestos adopte la forma de reflexión. Un ejemplo concreto de ello es la lucha de clase que “no puede reducirse a un conflicto entre agentes particulares con la realidad social: no es una diferencia entre agentes positivos (que pueden describirse mediante un análisis social detallado) sino el antagonismo, la lucha que constituye a estos agentes” (p. 272). Por ello menciona, que “la lucha de clases no es un enfrentamiento entre dos grupos sociales que puedan clasificarse objetivamente, sino una división que, de forma diagonal, atraviesa todo el espacio social” (p. 271).

Por su parte, la botella de Klein, permite mostrar cómo aparece la subjetividad, el circulo de la reflexividad alcanza el absoluto, la causa pasa a ser efecto de sus efectos (p. 23). “En este punto advertimos con claridad la diferencia entre la cinta de Moebius y la botella de Klein. En la Cinta de Moebius, pasamos de una cara a otra de la cinta, o de un término a su opuesto, mientras en la botella de Klein pasamos del agujero en el cuerpo circular a la sustancia de este propio cuerpo, esto es, el vació regresa como el propio cuerpo que rodea. Sólo así llegamos a la subjetividad. ¿por qué? El sujeto es pura diferencia, y emerge como tal cuando esta diferencia ya no se reduce a una diferencia entre las partes de algún contenido substancial” (p. 298).

La consecuencia de esto es que las tensiones antagonistas no son reducibles a la diversificación y multiplicación clasificatoria, son constitutivas de lo sexual (p. 282). Por ello, las políticas emancipatorias, universalistas, tienen que fijarse en los antagonismos, no en la inclusión liberal. Al respecto Žižek señala que “la multiplicidad funciona como la negación del antagonismo asociado a la noción de la modernidad como tal: la falsedad de la multiplicidad reside en el hecho de liberar la noción de modernidad del antagonismo, de la forma en que pertenece al sistema capitalista, relegando este aspecto a una de sus subespecies históricas” (p. 283).

Aquí vale hablar del Corolario 3, Teorema III, que es sin duda de los más polémico, que adelanta los “rudimentos de un platonismo cuántico”. Žižek utiliza los trabajos de Carlo Rovelli (2015) sobre física cuántica y los lleva al terreno de la ontología. Habla de que la física cuántica establece ondas, probabilidades y la realidad física implica el colapso de una de estas probabilidades. Entonces, la realidad es fallida en sí misma al haber colapsado en una de todas las probabilidades al mismo tiempo. (p. 306-307). También habla del concepto Menos que Nada (MQN), utilizando la física cuántica, en el que menciona que el surgimiento del vacío requiere algo que sea “menos que nada”, que exista en el espacio simbólico, no en la realidad, “un objeto que ha de ser añadido al estado de las cosas para llegar a la nada” (p. 326).

Esto de igual forma tiene implicaciones políticas actuales en cuanto a las crisis que enfrenta la humanidad y nos colocan frente el apocalipsis, como el cambio climático o la aniquilación por una guerra nuclear. Sobre este último, la posición que considera adecuada que no se trata de salvar el mundo actual, sino “la realidad que podría haber sido de no haber frustrado los antagonismos que han originado la amenaza nuclear” (p 368). La elección, como sostieneAlenka Zupančič, es en realidad entre perderlo todo y crear lo que estamos a punto de perderlo, solo esto podría salvarnos: “construyamos primero esta totalidad (unidad, comunidad, libertad) que estamos a punto de perder por la bomba”. (p. 368). Ante la desesperanza, entonces, es el momento de justo de cambiar todo.

El Teorema IV, resumen los anteriores y establece que las abstracciones son parte de la realidad, son parte de su funcionamiento constitutivo. Como ejemplo emblemático, el valor de las mercancías en el capitalismo es una abstracción que gobierna al mundo. De igual forma hace una crítica importante a Latour, a la Ontología Orientada a Objetos (OOO) y a Butler. En buena medida hay una crítica a las nuevas ontologías, las cuales rechaza – aunque establece desde un inicio del libro (p. 27) que el verdadero enemigo es el arte del no pensamiento”, las frases de “sabiduría” que tratan de ser profundas, fascinarnos y despolitizarnos. Por ello, trata de establecer un dialogo importante con la teoría de los ensamblajes con la filosofía hegeliana, para establecer que no existe ensamblajes sin el sujeto, pues aún a la descripción más inhumana de la realidad se le debe de incluir.

Las implicaciones políticas de esto son más que evidentes. Con ello Žižek actualiza la importancia de Hegel, de su idealismo y la abstracción, así como la centralidad del sujeto en la política. En contraste con los objetos, como pretenden realizar la OOO.

Además, de desarrollar en contraposición el “¡Aquí esta Rodas, salta aquí!” (Hic Rhodus, hic saltus), usado para retar a los que alardean, por “¡Rodas está allí, salta allí!” (Ibi Rhodus, ibi saltus). Por lo cual menciona que el lema debe de ser: “actúa de tal modo que tu actividad no dependa de una figura del “gran otro” como garantía de ontológica. Incluso la orientación más “materialista” a menudo se basa en un gran otro que supuestamente registra y legitima nuestros actos” (p. 24, 428-429). En otras palabras, resalta la idea de que muchos intelectuales de izquierda hacen su carrera considerando que afuera existe la verdadera revolución– al cuál nunca acuden realmente, pues no existe tal sitio. Que existe un sitio (un gran otro) con consistencia que le garantice permanecer inmutable en el otro. Por lo cual, menciona que la solución es actuar en donde estamos, pues no hay otro lugar a donde saltar.

Algunas consideraciones críticas a las críticas

Se han hecho algunas críticas a este texto, algunas de las cuales valen en sí un comentario. La primera, es sobre la “pereza” académica del texto (Mácha, 2020). Esta crítica es similar a la de McManus (2021) señala que, a pesar de tratar de ser el mayor esfuerzo de Žižek para lograr un marco básico ontológico de todo su trabajo, queda a deber. Señala que otros trabajos de Žižek son más rigurosos, como Menos que nada (2015). Una segunda crítica, que es recurrente con la primera, es el uso de bromas vulgares o referencias a Stalin (Machá, 2020).

Es cierto, el texto tiene textos copiados de Wikipedia, en lugar de recurrir a las fuentes primarias, afirmaciones sin respaldo o con problemas de citas entre otras, lo cual en términos académicos no es correcto. Sin embargo, esto no reduce la calidad de sus argumentos. Una crítica de forma, no de fondo. De igual manera, la segunda crítica muchas veces parece ser más una reacción a prejuicios propios que a posiciones de Žižek. Se acerca mucho más a la idea de la corrección política, que ha criticado Žižek (2010).

Noys (2015) ya ha respondido a estas críticas hace tiempo, mencionando que el uso de inexactitudes, chistes de mal gusto, ser ofensivos o la repetición, es parte de su método de creación de argumentos e intervención política. Sus excesos son realizados con conocimiento de causa. Por ello, Žižek debe de ser leído tomando en cuenta que sus argumentos envuelven tres discursos abstractos a la vez: el psicoanalítico, el hegeliano y marxista. Además, este tipo de recursos, junto con el uso de la cultura popular, es lo que han atraído gran atención pública a sus planteamientos. Del mismo modo, que el papel de intelectual de Žižek no es el que busque estar dentro del establecimiento académico, sacrifica dicho prestigio, para lograr una mayor diseminación de sus ideas (Bar-El & Baert, 2021).

Sobre el uso de la física cuántica, Mácha (2020) apunta que ha recurrido a un solo trabajo de este campo, cuando existen más interpretaciones. Esta crítica puede sostenerse en sí misma, aunque con su debido cuidado, pues Žižek adelanta que es un rudimento, un primer estudio, por lo que implica que debe de ser tomado como tal. Una aproximación no final, lo cual abre un campo amplio de reflexión y desarrollo de diferentes perspectivas.

Otra crítica es sobre la búsqueda de universalidad que plantea Žižek, y que Deane-Freeman (2021) contrapone con otras visiones que señala la realidad como completa. Esta crítica implica tanto una posición ontológica, como una posición política, pues la contrapone a una visión donde la humanidad tiende a ser contigua con la naturaleza, en equilibrio con ella, lo que implica una posición contra la idea del progreso (de la modernidad). De igual manera, lo señala de tener una posición de imperialismo intelectual, de recurrir a la estructura edípica (freudiana) que no da cuenta de la pluralidad de la vida humana. Al respecto, Žižek ha criticado la posición romántica de la naturaleza y conservadora como ingenua. Si bien, esto no se encuentra desarrollado dentro de este libro se puede derivar del Teorema I, la realidad es fallida y no existe un equilibro natural. Para ser más exactos, Žižek plantea que la humanidad no debe de actuar con modestia en relación con la naturaleza, debe de actuar como ser universal, con toda su capacidad transformadora de la realidad para poderse enfrentar a los grandes desafíos ambientales actuales, como el cambio climático (Žižek, 2022a y 2002b).

Finalmente, McManus (2020) señala un alejamiento de la importancia del trabajo (que resaltaría Marx y Engels), con esta reformulación del materialismo dialectico, llevando a Žižek lo más a centrarse en cuestiones filosóficas que económicas. Así como en la falta de una visión robusta de una sociedad futura o un análisis de los movimientos socialistas actuales. Lo cual hace difícil conectar con versiones más acabadas de análisis marxista de la economía. Una crítica que tiende a regresar lo dicho por Marx y Engels a los idealistas: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo” (Marx & Engels, 2014, p. 502).

Aquí, también parece que se contraponen posiciones ontológicas y políticas. No niega la necesidad de acción, más bien resalta la necesidad de abstracción como un paso anterior. Por lo que Žižek (2004) suele mencionar que en otoño de 1914 ante el colapso de la Segunda Internacional y el inicio de la primera guerra mundial, Lenin se retiró a leer la lógica de Hegel, lo cuál le permitió plantear una posición radical que lo llevaría a comandar la revolución rusa de 1917.

Referencias

 




¿Kast o Boric? ¿Pasado o Futuro?



¿Kast o Boric? ¿Pasado o Futuro?

Slavoj Žižek

La mayoría de las elecciones son similares a la elección entre Coca Cola y Pepsi Cola o McDonald y Burger King: nos dejan indiferentes a la mayoría. Rara vez, aquí y allá, hay elecciones en las que la elección es real, clara como el cristal. Esto es lo que ocurrirá en Chile. Todas las falsas posiciones moderadas desaparecen.

¿Cuál es la elección? Es una elección entre el pasado y el futuro. Ambos candidatos saben que estamos en graves problemas, pero reaccionan ante ellos de forma totalmente opuesta. Kast mira hacia atrás, ve la solución en la vuelta al pasado de Pinochet que todos ustedes conocen. El problema no es sólo que él idealice ese pasado, el verdadero problema es que, en la última década o dos, el capitalismo global ha cambiado tanto que ese retorno sólo puede llevar a una catástrofe. Todos conocemos la escena de los dibujos animados en la que el gato se acerca al borde de un precipicio y sigue caminando tranquilamente, sin darse cuenta de que no hay nada bajo sus pies; sólo se cae cuando mira hacia abajo y se da cuenta de que no hay suelo firme debajo… Creo que Kast, el oponente de Boric, es como un gato sobre el precipicio: no se ha dado cuenta de cómo está cambiando nuestro mundo de forma dramática. Esto es lo que tenemos que hacer: obligar a Kast a «mirar hacia abajo”…

¿Y Boric? Hay un viejo chiste, de la época de la Primera Guerra Mundial sobre un intercambio de telegramas entre el cuartel general del ejército alemán y el de Austria-Hungría. Desde Berlín a Viena, el mensaje es «La situación en nuestra parte del frente es grave, pero no catastrófica», y la respuesta de Viena es: «Para nosotros, la situación es catastrófica, pero no grave». El programa de Kast es como la respuesta de Viena: sí, estamos en un gran problema, pero las cosas no son realmente graves, una vuelta a las viejas costumbres servirá. Por otro lado, Boric sabe que la situación es grave, pero su programa nos permitirá evitar la catástrofe.

En Chile, la derecha ataca a Boric y a la izquierda con todas sus ramificaciones por querer «politizar la política», mientras que, Kast, promete sólo libertad y progreso. Pero lo que se necesita hoy es precisamente una nueva visión política que pueda movilizar a la gente, no sólo la administración de los expertos. Lo que ofrece Kast es como la cerveza sin alcohol o el café sin cafeína -una «política sin política» descafeinada-, mientras que Boric ofrece un verdadero café fuerte que se necesita en la política real.

Kast promete estabilidad mientras asusta al electorado con la incertidumbre y el caos si gana Boric. Aquí hace una clara trampa: el caos de los años de Allende fue causado por la movilización reaccionaria contra su gobierno. Hoy, en la era de la pandemia, el calentamiento global y el desorden social, es la vuelta a Pinochet lo que traería el caos, y son sólo los cambios que propugna Boric los que nos dan la posibilidad de un futuro estable.

Boric es de ascendencia croata, y en croata su nombre evoca el verbo «boriti se»: luchar, emprender la lucha. ¿Qué lucha? La lucha contra las amenazas a nuestra supervivencia. Por eso y mucha otras razones les pido que voten por Boric no en nombre de un viejo sentimentalismo izquierdista, sino como un acto de valor. Boric vive hoy, en la era de las nuevas tensiones globales, de las amenazas ecológicas y de otras. Sólo él nos da esperanza.

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Share on email




Buena Suerte, Sr. Assange



Buena Suerte, Sr. Assange

Slavoj Žižek

El 3 de julio, Julian Assange celebrará su cumpleaños número 50, solo en una celda de prisión solitaria, sin ninguna condena y a la espera de la extradición. En un giro supremo de la ironía, su cumpleaños se produce un día antes del 4 de julio, dia en se celebra en los EE.UU el Día de la Independencia – es como si el día de nacimiento de Assange está aquí para recordarnos los aspectos oscuros no sólo de la «tierra de la libertad», sino de la mayoría de las democracias occidentales.

Cuando Bielorrusia obligó a un avión de Ryanair que se dirigía desde Atenas hacía Vilna aterrizar en Minsk para apoderarse de Roman Protasevich, un disidente bielorruso, este acto de piratería fue objeto de una condena mundial. Sin embargo, debemos recordar que, hace un par de años, Austria hizo exactamente lo mismo – aterrizar un avión que cruzaba su espacio aéreo – con el avión del presidente boliviano Evo Morales; esto se hizo por orden de EE.UU. que sospechaba que Edward Snowden estaba en ese avión intentando viajar desde Rusia a América Latina. (Para colmo de males, Snowden no estaba en el avión).

En contra de su voluntad, Assange se convirtió en un símbolo de este lado oscuro de las democracias occidentales, un símbolo de nuestra lucha contra las nuevas formas digitales de control y regulación sobre nuestras vidas que son mucho más eficientes que las antiguas «totalitarias». Muchos liberales occidentales señalan que hay países en el mundo con una opresión directa mucho más brutal que la del Reino Unido y Estados Unidos, así que ¿por qué tanto revuelo con Assange? Es cierto, pero en esos países la opresión es abierta y evidente, mientras que lo que tenemos ahora en el Occidente liberal es una opresión que deja en gran medida intacta nuestra sensación de libertad. Assange puso de manifiesto esta paradoja de la no-libertad experimentada como libertad.  

Por eso se utilizaron todos los trucos sucios contra Assange: incluso las feministas liberales se ensuciaron las manos. Se toman medidas opresivas contra los que se consideran peligrosos para el establishment: sólo en el Reino Unido tenemos al MI6 investigando discretamente el empleo por parte de las agencias estatales y educativas, los sindicatos bajo control policial secreto, la regulación secreta sobre lo que se publica en los medios de comunicación y aparece en la televisión, los niños menores de edad de familias musulmanas interrogados por vínculos terroristas, hasta hechos puntuales como el continuo encarcelamiento ilegal de Julian Assange… Esta censura es mucho peor que los «pecados» de anular la cultura – entonces, ¿por qué la cultura woke y las regulaciones políticamente correctas se centran en regular los detalles de cómo hablamos etc. en lugar de sacar a la luz las cosas mucho más grandes mencionadas anteriormente? No es de extrañar que Assange también fuera atacado por algunas feministas PC (no sólo) de Suecia que no le apoyaron porque se tomaron en serio las acusaciones sobre su mala conducta sexual (que luego fueron desestimadas por las autoridades suecas). Una pequeña infracción de las reglas del PC obviamente pesa más que el hecho de ser una víctima del terror de estado….

Sin embargo, Assange no es sólo un símbolo, es una persona viva que ha sufrido bastante en la última década. El Día de la Independencia suele celebrarse con fuegos artificiales, desfiles, ceremonias y reuniones familiares… pero una familia definitivamente no se reunirá, la de Assange. 

Según una leyenda (probablemente no más que eso), las primeras palabras pronunciadas por Neil Armstrong después de dar el primer paso en la luna el 20 de julio de 1969 no fueron las oficialmente divulgadas «Es un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad», sino el enigmático comentario: «Buena suerte, Sr. Gorsky». Mucha gente en la NASA pensó que se trataba de un comentario casual sobre algún cosmonauta soviético rival. Hubo que esperar hasta el 5 de julio de 1995 cuando, al responder a las preguntas tras un discurso, Armstrong explicó el enigma: «En 1938, cuando era un niño en una pequeña ciudad del medio oeste, estaba jugando al béisbol con un amigo en el patio trasero. Su amigo golpeó la pelota, que cayó en el patio de su vecino, junto a la ventana de su habitación. Sus vecinos eran el señor y la señora Gorsky. Cuando se inclinó para recoger la pelota, el joven Armstrong oyó que la señora Gorsky le gritaba al señor Gorsky: «¡sexo! ¿Quieres sexo? … ¡Tendrás sexo cuando el niño de al lado pise la luna!». Esto es lo que sucedió literalmente 31 años después… Al escuchar esta anécdota, me imaginé una versión con Julian Assange. Digamos que, cuando fue visitado en su prisión por su compañera Stella Morris y estaban separados por el grueso cristal habitual, él soñó con un contacto íntimo con ella, y ella le respondió escuetamente: «¡Sexo! ¿Quieres sexo? … ¡Tendrás sexo cuando te pasees libremente por las calles de Nueva York, celebrado como un héroe de nuestro tiempo!» – una perspectiva no menos utópica que imaginar en 1938 que un humano pisará la luna. Por eso debemos poner toda nuestra energía en conseguir este objetivo, con la esperanza de que, antes de 31 años, podamos decir con toda sinceridad: ¡buena suerte, señor Assange!

En claro contraste con el título de la canción de los Rolling Stones, los que están en el poder presumen que el tiempo está de su lado: si siguen manteniendo a Assange en su estatus de muerto viviente, nos iremos olvidando de él. Es nuestro deber demostrar que están equivocados. 

Referencias

1- See ‘Good luck, Mr. Gorsky’ true or false? | Parkes Champion-Post | Parkes, NSW (parkeschampionpost.com.au).

Compartir en facebook
Compartir en twitter
Compartir en whatsapp
Compartir en email




¿Por qué preocuparse por el Manifiesto Europeo de Slavoj Žižek?



¿Por qué preocuparse por el Manifiesto Europeo de Slavoj Žižek?

David Pavón-Cuéllar

Europa contra los nacionalismos

Slavoj Žižek ha escrito un Manifiesto Europeo[1] en el que hace un llamado a “tomar partido por Europa” y “defender el nombre de Europa”[2]. Semejante llamado podría preocuparnos a quienes conocemos la retórica de la extrema derecha, pero quizás nos tranquilicemos al considerar que su autor es un renombrado intelectual izquierdista y que su manifiesto se publicó en Le Monde, un intachable periódico francés de centro-izquierda. Si aún persistiera cierta inquietud, bastaría leer por encima el manifiesto para percatarse de que se dirige precisamente contra los ultraderechistas.

Una lectura superficial del manifiesto de Žižek nos dejará la reconfortante impresión de que se trata simplemente de una defensa de Europa contra la ultraderecha nacionalista y contra sus campañas para salir de la Unión Europea, como el Brexit de Gran Bretaña, el Frexit de Francia, el Öxit de Austria o el Gexit de Alemania. El europeísmo del filósofo esloveno se posiciona, según sus propios términos, contra “los estados-nación empeñados en preservar su identidad particular”, contra quienes se exclaman “vive la France, viva Italia, viva Alemania…, pero no Europa”. Contra ellos, Žižek suelta el “viva Europa” de su manifiesto[3].

El europeísmo sería entonces la forma coyuntural en que Žižek toma posición en la izquierda y en contraposición a una ultraderecha nacionalista antieuropea. Es así como podríamos entender a Žižek sin hacer abstracción del contexto. Es así también como él mismo quiere ser interpretado y como seguramente lo interpretan muchos de sus múltiples seguidores en todo el mundo. Es una lectura posible, pero que no resiste el menor examen.

Más allá de la apariencia

Hay al menos cuatro detalles por los que resultaría ingenuo leer el Manifiesto Europeo como una simple declaración contra la ultraderecha nacionalista eurofóbica o euroescéptica:

  • El actual contexto ya no es exactamente el del nacionalismo antieuropeo de hace algunos años. Muchos ultraderechistas han decidido recientemente reconciliarse con Europa. Los hay incluso que podrían coincidir con Žižek en su europeísmo. Este europeísmo ya no se asocia necesariamente con la izquierda en las presentes circunstancias[4].
  • Independientemente del contexto, una pasión por Europa como la de Žižek no es tanto algo distintivo de la izquierda como de la derecha. Los neoliberales Nicolas Sarkozy, José María Aznar y otros apasionados europeístas eran también apasionadamente derechistas y casi ultraderechistas en rubros como el de la migración. Ya el fascismo y el nazismo de los años 1930 y 1940 se caracterizaban por el enaltecimiento de Europa e incluso aspiraban a una unión política y económica europea, como se comprueba en varias citas recogidas por Yanis Varoufakis[5].
  • Aun si concediéramos que Žižek intenta reapropiarse el significante de “Europa” y resignificarlo para la izquierda, vinculándolo con ideales como los de justicia y solidaridad, habría que reconocer que este gesto queda comprometido y neutralizado al realizarse de una forma típicamente derechista. Ni siquiera se entiende por qué Žižek necesitaría enaltecer y exaltar a Europa si es verdad que simplemente busca reapropiarse el nombre de “Europa” y resignificarlo. Si tan sólo se trata de la reapropiación y resignificación del nombre, ¿por qué habría que decir que hay que “tomar partido por Europa” y “defender el nombre de Europa”[6]? ¿Y por qué insistir, en el mismo estilo de la ultraderecha, en lo “mejor” que ofrece Europa, en lo que sería “exclusivo” de ella (versión española del Manifiesto)[7], en su carácter “incomparable” (versión inglesa)[8], “inigualable” o “sin parangón” (versión francesa)[9]?
  • En la perspectiva igualitarista e internacionalista de la izquierda, el despliegue žižekiano de orgullo europeo tan sólo podría justificarse si fuera lo que no es: una escenificación, como las de Laibach y el movimiento NSK (Neue Slowenische Kunst), donde se buscara denunciar lo mismo que se enuncia a través de una “sobreidentificación” con él[10]. Por desgracia, el esfuerzo de Žižek para matizar y atenuar sus enunciados, para justificarlos y hacerlos pasar por sensatos y razonables, demuestra suficientemente que no se busca ninguna denunciación y que no se trata de un performance, de una forma sin contenido propio. Lo que tenemos aquí es más bien un contenido que se disimula en su propia forma.

Los cuatro detalles recién mencionados tendrían que hacer que nos preocupáramos por el europeísmo de Žižek. Deberían llevarnos a tomarlo en serio al constatar que no se trata simplemente ni de una maniobra táctica para oponerse a los nacionalistas en un contexto preciso, ni de un gesto políticamente neutro, ni de una inocua reinterpretación progresista de Europa, ni de una puesta en escena para denunciar a los europeístas de extrema derecha. Más allá de todo esto, la pasión de Žižek por Europa resulta preocupante porque es un aspecto fundamental de su pensamiento que lo hace coincidir con la ultraderecha en varios puntos, entre ellos la glorificación de la cultura europea, el rechazo de la mala conciencia de Europa, la negación de la deuda con los países colonizados y la representación apologética del pasado colonial como un proceso histórico civilizador[11].

El europeísmo de Žižek y su apología del colonialismo le han valido ya críticas más o menos atinadas y justificadas por parte de la feminista india Nivedita Menon[12], el intelectual iraní Hamid Dabashi[13] y el decolonial argentino Walter Mignolo[14], entre otros[15]. Algunas de estas críticas recibieron de Žižek una respuesta brillante, contundente y bastante convincente[16]. Sin embargo, en su respuesta como en textos anteriores y ulteriores, el filósofo esloveno ha dejado claro su europeísmo al defender abiertamente una visión eurocéntrica, al justificar el colonialismo occidental por sus efectos de autoconciencia y reflexividad crítica para las demás culturas y al reservar la universalidad autoconsciente para la perspectiva particular europea con su potencia disolvente sobre cualquier otra particularidad cultural[17].

Idealismo al servicio del europeísmo

El hegelianismo de Žižek lo hace concebir a Europa como principio, fuente y reducto de la autoconciencia de lo universal. Esta autoconciencia es privilegio de la herencia europea y luego se transfiere a las demás culturas a través de una expansión colonial que así queda plenamente justificada. Žižek no ignora el horror del colonialismo e incluso admite que los europeos que invadieron América provocaron “quizás el mayor genocidio en la historia mundial”, pero esto queda sobradamente compensado porque “el pensamiento europeo sentó las bases político-ideológicas para que hoy veamos todo el alcance de este horror”[18].

Como buen idealista, Žižek piensa que tener una idea sobre el alcance del horror colonial es más importante que el horror mismo en su materialidad. Es por esto que la idea puede llegar a compensar el horror material y que el balance del colonialismo es positivo. Es por lo mismo que Žižek, en su Manifiesto Europeo, sólo un párrafo después de rechazar cualquier “distinción simplista entre lo bueno y lo malo” de Europa[19], no duda afirmar algo tan misterioso como que el nombre de Europa “contiene más bueno que malo”[20]. ¿Cómo aceptar semejante cálculo sin admitir que Europa nos hace ganar más de lo que nos hace perder? Y en Žižek, si lo perdido es casi todo lo no-europeo en su materialidad, lo ganado es autoconciencia, reflexividad, filosofía, ideas.

Las ideas que la humanidad le debe a los europeos tienen para Žižek, en su idealismo, un peso mayor que los males materiales que él mismo acepta imputar a Europa en su Manifiesto, como “el colonialismo, el racismo y la esclavitud”[21]. ¿Qué importa que los europeos le hicieran tanto daño a la humanidad entera cuando se considera que le permitieron a esa humanidad conocer y criticar el daño que le hicieron? Es como si agradeciéramos a un torturador por haber ampliado el horizonte de nuestra sensibilidad en dirección del sufrimiento, la impotencia, la capacidad de resistencia e incluso la furia.

Como el torturador, Europa merece nuestra gratitud por todo lo que nos ha enseñado al destrozarnos. El destrozo es desdeñable por ser material, corporal, en la propia carne, mientras que la enseñanza es relevante por ser ideal, por ocurrir en la sensibilidad, en la inteligencia, en el terreno sensible e inteligible de las ideas. El criterio valorativo de Žižek es el del idealismo: es con este criterio con el que puede en su Manifiesto Europeo, según sus propios términos, “orientarse en este lío” sin caer en la solución “demasiado fácil” de hacer distinciones entre “los diferentes aspectos, los buenos y los malos, y rechazar la Europa que dio origen al colonialismo moderno, al racismo y a la esclavitud, pero apoyar la Europa de los derechos humanos y la apertura multicultural”[22].

Más allá del bien y del mal, Žižek planea muy por encima de las distinciones entre lo bueno y lo malo de Europa. Es por esto que puede escandalizar a los académicos biempensantes, políticamente correctos, al cuestionar con muy buenas razones algo tan bueno como el multiculturalismo y al celebrar también con muy buenas razones algo tan malo como la Europa del colonialismo moderno, el racismo y la esclavitud. No es que Žižek sea un ultraderechista, desde luego, sino que es un filósofo que sólo sigue la brújula idealista de sus razonamientos que lo hace desdeñar lo material y sólo concentrarse en sus ideas. Es así como puede llegar a cualquier puerto, incluido el de la ultraderecha.

Apropiación europea de lo universal

El idealismo le permite a Žižek aliviar su conciencia al convencerlo de que aquello que Europa debe al resto de la humanidad, el resarcimiento pendiente por el gigantesco mal infligido a los no-europeos, no es nada comparado con lo que la humanidad le debe a Europa, el bien de ser consciente del mal causado por los europeos. Lo más grave de una convicción como ésta no es la ya mencionada valoración histórica idealista de que la idea, la conciencia del mal, tiene mayor importancia que su correlato material, el mal mismo. Lo más grave es la premisa de que los no-europeos, antes de ser europeizados, no eran conscientes del mal que sufrían, tampoco eran autoconscientes de su propio sufrimiento y mucho menos eran capaces de situar el mal y el sufrimiento en una perspectiva universalista en la que podrían juzgar críticamente a sus verdugos. Este prejuicio, pues no se trata más que de un prejuicio, puede refutarse fácilmente al evocar los testimonios de los pueblos colonizados, como se ha hecho en otro lugar[23].

El subterfugio de Žižek consiste en concebir diversas facultades humanas universales, entre ellas la crítica y la autoconciencia, como capacidades exclusivas de Europa, lo que le permite luego afirmar que lo particular europeo tiene una universalidad excepcional y que es algo que la humanidad entera le debe a Europa. Este mismo subterfugio se emplea en el Manifiesto Europeo, en el que Žižek celebra la “potencia emancipadora sin parangón que es la Europa de la modernidad laica, de las luces, de los derechos del hombre y de las libertades, de la solidaridad y de la justicia social, del feminismo”[24]. ¿Todo esto es de verdad, como lo pretende Žižek, algo “exclusivo de Europa”[25]? ¿Se trata verdaderamente de una “herencia europea”[26]? ¿No es más bien una herencia universal de la humanidad?

¿Acaso Žižek ignora que el feminismo está siendo creado y recreado por mujeres de los cinco continentes? ¿Acaso también ignora que había y hay libertades, solidaridad y justicia social en tradiciones culturales diferentes de la europea? ¿Acaso imagina que habría podido llegarse a la modernidad con sus luces y sus derechos humanos sin partir de África y Asia, de Egipto y Mesopotamia, y sin pasar por América y los demás lugares del mundo?

¿Por qué Žižek niega el papel del mundo en la “potencia emancipadora” que atribuye sólo a un continente? ¿Por qué no reconoce en la “herencia europea” los aportes de América, África y Asia con sus minerales y sus demás recursos naturales, con su trabajo esclavizado y con su legado cultural? Uno de los problemas del idealismo es imaginar que las ideas se pagan solas.

Nuestra fantasía típicamente idealista es que los filósofos europeos de ciudades como Londres, París, Königsberg o Berlín trabajaron solos. Olvidamos así los demás trabajos depositados en sus filosofías, entre ellos los realizados miles de años antes en Çatalhöyük, Ur, Luxor, Babilonia, Jerusalén, Biblos y Cartago, así como los efectuados al mismo tiempo en cañaverales cubanos o brasileños, en minas como la de Potosí en la actual Bolivia o La Valenciana en México, y en otros campos de trabajo desperdigados por todos los rincones del mundo. No hay continente que no participara de algún modo en producir lo que Žižek atribuye exclusivamente a Europa.

Lo europeo de Žižek es de todos, no porque Europa nos los haya impuesto u obsequiado generosamente a todos, sino porque todos hemos contribuido a producirlo, reproducirlo, sostenerlo, difundirlo y sobredeterminarlo. Hemos ayudado a afirmarlo incluso al negarnos. Lo hemos pagado y seguimos pagándolo con lo que éramos y con trabajo, con sufrimiento y muerte, y desde hace algunas décadas participamos activa y abiertamente en su redefinición. Por mencionar sólo un ejemplo bien conocido, los movimientos asiáticos, africanos y latinoamericanos de liberación nacional, bien personificados por íconos como los de Ho Chi Minh, Lumumba y el Che, han transformado radicalmente nuestras nociones de libertad, solidaridad y justicia. De cualquier modo, lo europeo de lo que habla Žižek dejó de ser europeo desde el momento mismo en que empezó a ser, desde la modernidad, cuando salió de sí mismo, cuando se dejó interpelar, modificar y disolver en la más radical otredad.

La disolución de la particularidad europea no podría ser una proeza de Europa. Es hazaña de la historia que suscitó la confluencia entre diversas culturas en el gran torrente de la universalidad. El carácter universal del torrente hace que no sea específicamente europeo. No se trata del Europa, sino del universo, del mundo, aunque Žižek pretenda lo contrario.

El europeísmo en lugar del comunismo

¿Por qué obstinarse en llamar europeo a lo que al mismo tiempo se considera universal? ¿Tal vez porque no se está seguro de que sea verdaderamente universal? ¿Para acapararlo? ¿Para levantar en torno al botín un muro como el de la fortaleza europea de Schengen? ¿Para excluir a otros del universo y por tanto de la existencia misma? ¿O quizás para hacerles creer que son ellos, los no-europeos, los que están en deuda con Europa y no Europa la que está en deuda con ellos por haber explotado sus personas, arrasado sus culturas y saqueado sus tierras?

Los europeos destruyeron a otros pueblos. Después los hicieron pagar y endeudarse a cambio de reconstruirlos a imagen y semejanza de Europa, como reflejos de ella, en beneficio de ella. Finalmente, para justificar todo esto, se requirió de intelectuales como Žižek.

Tenemos buenas razones para confiar en que Žižek es alguien bienintencionado que no hace de modo consciente y deliberado lo que aparentemente se le encarga. Lo preocupante es que lo haga, cumpliendo su encargo de modo irreflexivo, profesando acríticamente un europeísmo que es propio de la derecha y que lo hace traicionar el fundamento verdaderamente universalista de la izquierda igualitarista e internacionalista. Žižek nos objetaría que el universalismo sólo puede ser eurocéntrico y notaría que incluso nuestro cuestionamiento de su eurocentrismo se vale de “términos” que “emanan de la herencia europea”[27]. Nosotros insistiríamos en que esta herencia no es europea y que por eso mismo puede ofrecernos algo universal, humano, ilustrado, laico y moderno.

Ahora bien, si Žižek se obstinara en sostener que la modernidad laica, la ilustración y los derechos del hombre son herencia europea, entonces tendría que admitir de una vez que son herencia burguesa. ¿Acaso no han sido legados por la burguesía de los siglos XVIII, XIX y XX? ¿Por qué Žižek no haría entonces un “Manifiesto Burgués” para exaltar a la burguesía tal como ya realizó la exaltación de Europa en su Manifiesto Europeo?

No está de más observar que la exaltación de Europa es típicamente burguesa. El Manifiesto Europeo de Žižek ya constituye por sí mismo un Manifiesto Burgués. Es lo contrario del Manifiesto de Marx y Engels en el que parece inspirarse.

Marx y Engels olvidaban que eran europeos y aspiraban a una universalidad absoluta. Žižek no deja de asumirse como europeo y es como tal que apuesta por la particularidad universal de Europa. Este particularismo no es porque “la universalidad sólo sea accesible a través de una posición particular, parcial, comprometida, subjetiva”[28]. La particularidad de Žižek no está en su compromiso ni en su posición como sujeto, sino en su causa, en lo que reivindica, en su ideal, en lo europeo de su manifiesto.

¿Por qué proponer un Manifiesto Europeo inspirado en el Comunista?  ¿Por qué no simplemente suscribir el Manifiesto Comunista? ¿Quizás porque no se entiende la dimensión universal del comunismo? ¿O porque se es más europeísta que universalista, internacionalista, comunista?

El espectro del comunismo vuelve a recorrer el mundo, pero no tiene absolutamente nada que ver con la rancia fantasmagoría del eurocentrismo con la que lo compara Žižek. Esta fantasmagoría impregna todo lo que nos rodea, viene del pasado, excluye la novedad y contribuye a mantener las cosas en su lugar. Por el contrario, el espectro del comunismo se hace notar por su ausencia, viene del futuro, nos hace vislumbrar un mundo nuevo y amenaza con transformarlo todo.

El comunismo sigue aterrando a las potencias del viejo mundo y del nuevo orden mundial, mientras que el eurocentrismo, por el que se define la posición de esas potencias, no causa ningún terror, sino sólo molestia. Es verdad que el eurocentrismo, como lo señala Žižek, puede molestar a Boris Johnson y a Vladimir Putin, a Salvini y a Orban, a “protectores de los valores tradicionales europeos” y a “conservadores árabes” o “sionistas de Cisjordania”, pero también causa molestia, como igualmente lo reconoce Žižek, a “antirracistas pro-inmigrantes” y “progresistas latinoamericanos”[29]. La irritación ante el eurocentrismo y el europeísmo puede encontrarse asimismo en los comunistas internacionalistas, los anticoloniales y antirracistas, las feministas decoloniales y comunitarias, diversos militantes indígenas y muchos otros exponentes de la izquierda en todo el mundo. Es a ellos y a ellas, a nosotras y a nosotros, a quienes más irrita el viejo fantasma invocado por Žižek en su Manifiesto Europeo.

Después de todo, como debe concederlo el propio Žižek, Europa no deja de ser una “fortaleza del racismo blanco” que impide a los inmigrantes “integrarse de forma plena y entera”[30], así como también es “cuna del colonialismo moderno, del racismo y de la esclavitud”[31]. ¿Cómo no desconcertarse al ver a un referente de la izquierda, como Žižek, defenderesta Europa y tomar partido por ella aun cuando él mismo admite que ni siquiera es posible depurarla de lo malo y quedarse con lo bueno que hay en ella?

Como hemos visto, lo más que puede Žižek ante Europa es distinguir la idealidad buena de la materialidad mala. Nos preguntamos entonces qué será lo que motive al filósofo a reivindicar la idea europea que abstrae de la realidad material. ¿Por qué reivindica esa idea, para qué y en función de qué proyecto político? Preguntas como éstas no pueden responderse por ahora. Tendrán que seguir insistiendo, en suspenso, preocupándonos.

[1] Slavoj Žižek, Mon Manifeste Européen, Le Monde, 13 de mayo 2021, reproducido en libre acceso en Interventions Democratiques, https://interventions-democratiques.fr/articles/mon-manifeste-europeen

[2] Ibid., párr. 8.

[3] Ibid., párr. 10.

[4] Ver Sylvain Kahn, Droites extrêmes : la conversion à l’Europe!, consultado en https://www.robert-schuman.eu/fr/questions-d-europe/0516-droites-extremes-la-conversion-a-l-europe

[5] Yanis Varoufakis, Lest we forget: The neglected roots of Europe’s slide to authoritarianism, consultado en https://www.yanisvaroufakis.eu/2013/03/14/lest-we-forget-the-neglected-roots-of-europes-slide-to-authoritarianism/

[6] Ibid., párr. 8.

[7] Žižek, Un Manifiesto Europeo, Intervención y coyuntura, párr. 5, consultado en https://intervencionycoyuntura.org/un-manifiesto-europeo/

[8] Žižek, Slavoj Žižek’s ‘European Manifesto’ in Le Monde: “I’m betting on the emancipatory legacy of Europe”, Theory Reader, párr. 7, consultado en https://theoryreader.org/2021/05/13/slavoj-zizeks-european-manifesto-in-le-monde-im-betting-on-the-emancipatory-legacy-of-europe/

[9] Žižek, Mon Manifeste Européen, op. cit., párr. 8.

[10] Žižek, Why are Laibach and NSK not Fascists? (1993), consultado en https://deterritorium.wordpress.com/2017/08/20/why-are-laibach-and-nsk-not-fascists-by-slavoj-zizek-1993/

[11] Ver, por ejemplo: Slavoj Žižek, A Leftist Plea for ‘Eurocentrism’. Critical Inquiry 24(4) (1998), 988–989; First as tragedy, then as farce, Londres, Verso, 2009, pp. 115–119; The Impasses of Today’s Radical Politics, Crisis & Critique 1 (2014), 9-44; A Reply to my Critics, The Philosophical Salon (2016), https://thephilosophicalsalon.com/a-reply-to-my-critics/ Slavoj Zizek: Politically correct white people who practise self-contempt are contributing NOTHING in the fight to end racism. Russia Today (2020), https://www.rt.com/op-ed/493408-white-racism-fight-guilty/

[12] Nivedita Menon, The Two Zizeks. Kafila – Collective explorations since 2006 (2010), consultado en https://kafila.online/2010/01/07/the-two-zizeks/

[13] Hamid Dabashi, Can Non-Europeans Think? London, Zed Books, 2015.

[14] Walter Mignolo, Yes, we can: Non-European thinkers and philosophers, Al Jazeera, 19/02/2013, https://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2013/02/20132672747320891.html

[15] Por ejemplo: Dan Wood, Political philosophy and the vestiges of colonialism: A critical analysis of Žižek’s Leftist Plea for eurocentrism, Radical Philosophy Review, 19(3) (2016), 653-677; Erin Welsch, Why Is Žižek? Medium (2020), consultado en https://medium.com/@ramman_erin/why-is-žižek-92ef5f8c7e4d

[16] Žižek, The Impasses of Today’s Radical Politics, Crisis & Critique 1 (2014), 9-44

[17] Para una revisión crítica de estas ideas, ver David Pavón-Cuéllar, Žižek, universalismo y colonialismo: doce tesis para no aceptarlo todo, International Journal of Žižek Studies 14(3) (2020), 1–22.

[18] Žižek, Politically correct white people who practice self-contempt are contributing NOTHING in the fight to end racism, Russia Today, párr. 20, consultado en https://www.rt.com/op-ed/493408-white-racism-fight-guilty/

[19] Žižek, Mon Manifeste Européen, op. cit., párr. 7.

[20] Ibid., párr. 8.

[21] Ibid., párr. 7.

[22] Ibid., párr. 7.

[23] Pavón-Cuéllar, Žižek, universalismo y colonialismo: doce tesis para no aceptarlo todo, op. cit., p. 5.

[24] Žižek, Mon Manifeste Européen, op. cit., párr. 8.

[25] Žižek, Un Manifiesto Europeo, op. cit., párr. 5.

[26] Žižek, Mon Manifeste Européen, op. cit., párr. 8.

[27] Žižek, Mon Manifeste Européen, op. cit., párr. 8.

[28] Žižek, The Parallax View, Cambridge, The MIT Press, 2006, p. 35.

[29] Žižek, Mon Manifeste Européen, op. cit., párr. 2.

[30] Ibid., párr. 4.

[31] Ibid., párr. 7.

Compartir en facebook
Compartir en twitter




Un Manifiesto Europeo



Un Manifiesto Europeo

Slavoj Žižek

Traducción de Nicol A. Barria-Asenjo

Algunos de nosotros todavía recordamos el famoso comienzo de El Manifiesto Comunista: «Un espectro recorre Europa: el espectro del comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa han entrado en una santa alianza para exorcizar este espectro: El Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los espías de la policía alemana…» ¿No podríamos utilizar las mismas palabras para caracterizar la situación de «Europa» en la percepción pública actual? Un espectro recorre el mundo: el espectro del eurocentrismo. Todas las potencias de la vieja Europa y del nuevo orden mundial han entrado en una santa alianza para exorcizar este espectro: Boris Johnson y Putin, Salvini y Orban, antirracistas pro-inmigrantes y protectores de los valores tradicionales europeos, progresistas latinoamericanos y conservadores árabes, sionistas de Cisjordania y comunistas «patrióticos» chinos…»

Cada uno de los opositores a Europa tiene su propia imagen de Europa en mente: Boris Johnson impuso el Brexit porque ve a la burocracia de Bruselas como un megaestado que limita la soberanía británica y el libre flujo del capital británico, mientras que partes del partido laborista también estaban a favor del Brexit porque ven a la burocracia de Bruselas como un instrumento del capital internacional que limita la legislación y la política financiera que defendería los derechos de los trabajadores; los izquierdistas latinoamericanos identifican el eurocentrismo con el colonialismo blanco mientras que Putin intenta desmantelar la UE para fortalecer la influencia de Rusia incluso más allá de los países ex soviéticos; a los sionistas radicales les disgusta Europa por ser demasiado comprensiva con los palestinos mientras que algunos árabes ven la obsesión europea con el peligro del antisemitismo como una concesión al sionismo; Salvini y Orban ven la Unión Europea como una comunión multicultural que supone una amenaza para los auténticos valores tradicionales europeos, abriendo las puertas a los inmigrantes de culturas extranjeras, mientras que los inmigrantes ven a Europa como una fortaleza del racismo blanco que no les permite integrarse plenamente en ella… la lista sigue y sigue.

Esta postura crítica se dio la última instigación con la pandemia: Se culpó al individualismo europeo del elevado número de casos en Europa y se contrastó con el menor número en los países asiáticos con su mayor sentido de comunidad; se percibió a la UE como ineficaz, incapaz de organizar una vacunación rápida, y Europa sucumbió gradualmente al nacionalismo vacunal; al mismo tiempo, se acusó a Europa de privilegiar a su propio pueblo y descuidar la ayuda a los países empobrecidos del Tercer Mundo… Aquí, al menos, deberíamos decir que el retraso de Europa en la vacunación fue el precio que pagó por su postura de principios: La UE adoptó el principio de que las vacunas disponibles en la UE debían distribuirse por igual entre todos sus miembros.

También hay que tener en cuenta cómo los defensores de Europa se dividen en líneas similares: tenemos la visión «tecnocrática» de Europa como otro grupo eficiente en el capitalismo global, tenemos la visión liberal de Europa como el espacio de los derechos humanos y las libertades, tenemos la visión conservadora de Europa como una unión de fuertes identidades nacionales… ¿Cómo orientarnos en este lío? Es demasiado fácil distinguir entre los diferentes aspectos, los buenos y los malos, y que rechazamos la Europa que dio origen al colonialismo moderno, al racismo y a la esclavitud, pero apoyamos la Europa de los derechos humanos y de la apertura multicultural. Tal solución recuerda a un político estadounidense de la época de la prohibición que, al ser preguntado por su postura ante la bebida de la vid, dijo «Si por vid se entiende la bebida que hace tan maravillosa una velada con los amigos, estoy a favor, pero si se entiende por vid el horror que induce a la violencia familiar y hace que la gente se quede sin trabajo y se degenere, ¡me opongo totalmente a ella!». Sí, Europa es una noción compleja y llena de tensiones internas, pero tenemos que tomar una decisión clara y sencilla: ¿puede «Europa» seguir sirviendo como lo que Jacques Lacan llamaba maestro-significante, como uno de los nombres que simbolizan lo que representa la lucha por la emancipación?

Mi tesis es que precisamente ahora, cuando Europa está en declive y los ataques a su legado son más fuertes, hay que decidirse por Europa. El objetivo predominante de estos ataques no es el legado racista de Europa, etc., sino el potencial emancipador que es exclusivo de Europa: la modernidad secular, la Ilustración, los derechos humanos y las libertades, la solidaridad social y la justicia, el feminismo… La razón por la que debemos mantener el nombre de «Europa» no es sólo porque los rasgos buenos prevalezcan sobre los malos; la razón principal es que el legado europeo proporciona los mejores instrumentos críticos para analizar lo que salió mal en Europa. ¿Son conscientes los que se oponen al «eurocentrismo» de que los mismos términos que utilizan en su crítica forman parte del legado europeo?  

Obviamente, la amenaza más visible a este potencial emancipador viene de dentro, del nuevo populismo de derechas que pretende destruir el legado emancipador europeo: su Europa es una Europa de estados-nación empeñados en preservar su identidad particular -cuando hace un par de años Steve Bannon visitó Francia, terminó un discurso allí con: «¡América primero, vive la Francia!». Vive la France, viva Italia, viva Alemania… pero no Europa. Debemos estar atentos a cómo esta visión de Europa implica una cartografía totalmente diferente de nuestro espacio político. En una rara aparición de su marido en la campaña electoral, Melania Trump denunció la «agenda socialista» de Biden –¿y qué pasa con Kamala Harris, que suele ser percibida como más izquierdista que el moderado Biden? Su marido fue claro al respecto: «Es una comunista. No es una socialista. Es mucho más que una socialista. Quiere abrir las fronteras para permitir que asesinos y violadores entren en nuestro país». (Por cierto, ¿desde cuándo las fronteras abiertas son una característica del comunismo?) El hecho de tachar a Biden y a Harris de socialistas/comunistas no es una simple exageración retórica, Trump no sólo lo dice aunque sepa que no es cierto. Las «exageraciones» de Trump proporcionan un caso ejemplar de lo que se debería llamar realismo de las nociones: las nociones no son sólo nombres, sino que estructuran el espacio político y tienen como tal efectos reales. Desde el punto de vista de Trump, el centro liberal está desapareciendo -o, como dijo su amigo Viktor Orban, los liberales son sólo comunistas con un diploma, lo que significa que sólo hay dos polos verdaderos, los nacionalistas populistas y los comunistas.

¿Significa esto que debemos poner todas nuestras fuerzas en resucitar la democracia liberal? No: en cierto sentido Trump y Orban tienen razón, el ascenso del nuevo populismo es un síntoma de lo que estaba mal en el capitalismo liberal-democrático que fue alabado por Fukuyama como el fin de la historia. Con Trump y sus compañeros, la historia ha vuelto, y para salvar lo que vale la pena salvar en la democracia liberal, tenemos que movernos hacia la izquierda, hacia lo que Orban, Trump y sus compañeros perciben como «comunismo». En sus Apuntes para una definición de la cultura, el gran conservador T.S.Eliot señaló que hay momentos en los que la única elección es la que se da entre el sectarismo y la no creencia, cuando la única forma de mantener viva una religión es realizar una escisión sectaria de su cadáver principal. Esta es nuestra única oportunidad hoy: sólo mediante una «escisión sectaria» de la versión liberal-democrática estándar del legado europeo, sólo separándonos del cadáver en descomposición de la vieja Europa, podemos mantener vivo el legado europeo. Incluso un centrista como Biden se mueve en esta dirección: su secretaria del Tesoro, Janet Yellen, propuso un impuesto mínimo global para las empresas, una medida defendida también por Piketty.

Actuar de forma global y no centrada en Europa –ayudar a la India y a otros países con vacunas, movilizarnos globalmente contra el calentamiento del planeta, empezar a organizar la asistencia sanitaria mundial, etc.– es la única manera de ser un verdadero europeo hoy en día.

Compartir en facebook
Compartir en twitter




Deleuze ante la revolución molecular disipada en Colombia



Deleuze ante la revolución molecular disipada en Colombia

Carlos Humberto Contreras Tentzohua 

Introducción

El Covid 19 trajo consigo una enorme crisis económica y en Latinoamérica dicha crisis se ha dejado sentir de manera particularmente fuerte. El gobierno colombiano para solucionar tal crisis optó por  aumentar los impuestos, lo cual hizo que el pueblo colombiano saliera a la calle a repudiar tales acciones con el fin de que el gobierno diera marcha atrás con la pretensión de subir los impuestos. Si bien el gobierno ya dio marcha atrás las manifestaciones continúan, así como la violencia policial, con varios muertos entre los manifestantes así como con varios desaparecidos. La respuesta represora del gobierno colombiano ha sido brutal, pero si algo ha salido a relucir es que tal represión se debe a que el ejército y policías colombianas han recibido asesoría de un nazi chileno, Alexis López, quien tras haber leído a Foucault y sobre todo a Deleuze comenzó a hablar sobre la revolución molecular disipada, estrategia hecha para la represión de cualquier resistencia. Analizaremos en primer lugar a Deleuze, y luego en qué consiste la revolución molecular disipada, esperando con ello comprender como es que un filósofo nihilista y de la izquierda posmoderna puede serle de gran utilidad a gobiernos conservadores y represores.

  1. Deleuze

Al comenzar su libro sobre Deleuze Órganos sin cuerpo, Slavoj Žižek ejemplifica a éste con un ejemplo: Al grabarse Dr. Zhivago en las afueras de Madrid, se le pidió a los extras que cantaran La Internacional Socialista, y para sorpresa del director todos se la sabían y la cantaban con entusiasmo, tanto, que llegó la policía franquista porque pensaban que se trataba de una insurrección. El punto es que muchas personas a los alrededores escucharon la canción y creyeron que Franco había muerto y que los comunistas habían triunfado, por lo cual comenzaron a celebrar hasta que alguien les avisó lo que de verdad ocurrió. Para Žižek tal experiencia es una metáfora sobre lo que es la filosofía de Deleuze, con sus fugas, máquinas de guerra, cuerpos deseantes, etc, es decir, es pura ilusión que no cambia nada y que deja las cosas como están, aunque haya intelectuales que consideren a Deleuze como un radical. De hecho para otros pensadores como Francisco Erice, Deleuze es: “bastante oscuro […] ha defendido, frente al pensamiento sedentario, basado en el principio lógico de la identidad, el nómada, sin fundamento único ni instancia central, pivotando sobre la diferencia y la repetición” (Erice). Con lo cual Deleuze al igual que otros posmodernos se torna en contra de la razón, pero también del Estado y de las jerarquías, a los que Deleuze sin más califica como necesariamente fascistas.

Deleuze además se opone a la dialéctica, a los partidos políticos, al comunismo clásico, y a todo lo que requiera de orden y disciplina. Desde su visión del mundo, para enfrentarse al capitalismo lo que se requiere es más bien de lo contrario, pues ni los planes a largo plazo, ni la disciplina ni el orden llevan a algo: “Para Deleuze-Guattari, «lo que cuenta es el camino, lo que cuenta en una línea, nunca es ni el principio ni el final, siempre es el medio». Ellos creen en la multiplicidad, la pluralización y los flujos, y rechazan los cierres” (Erice). Los planes siempre son para conseguir algo, es decir una finalidad, y ése para Deleuze es el problema, pues los movimientos sociales y/o políticos no deben limitarse a volverse un mero fin, o a establecer un nuevo gobierno, de lo que se trata es de que se mantengan siempre en movimiento, que se pluralicen y se vuelvan flujos que no se cierren. Cabe aclarar que Deleuze fue un filósofo muy cercano al Mayo del 68, y piensa de acuerdo a lo que se experimentó ahí. Para sectores de la izquierda antigubernamental el pensamiento de Deleuze les viene bien porque precisamente ellos no buscan destruir al Estado para construir otro aparato igual de disciplinario, para ellos lo ideal es permanecer en los movimientos sociales, así como en los espacios sin poder, como las comunas libertarias tipo EZLN.  El apoyar esa clase de políticas tiene su razón de ser, sobre todo cuando se escuchan estas tesis:

El pensamiento arborescente, dominante en el mundo occidental, «jamás ha entendido la multiplicidad»; solo imita lo múltiple «a partir de una unidad superior, de centro o de segmento». En cambio, el rizoma (que es bulbo o tubérculo) no responde a un modelo estructural o generativo (del árbol o de la raíz): «es ajeno a toda idea de eje genético, como también de estructura profunda». Los rizomas tienen siempre «múltiples entradas», conectan cualquier punto con otro cualquiera. Como señala Dosse, «con esta analogía, pretenden romper con un razonamiento que va del tronco a las ramas del árbol, según un esquema causal y lineal, para reemplazarlo por un modo de pensamiento que no tiene ni punto de origen ni extremidad final, sino otras conexiones significantes (Erice).

Deleuze se opone a gran parte del pensamiento occidental, y con ello rechaza la idea de que hay un ente superior que pone orden al mundo, y de hecho Deleuze lo compara a un árbol con una raíz, que es la que ordena y mantiene al árbol. En oposición a eso Deleuze escoge el rizoma, pues éste no tiene centro, no es raíz, no tiene orden y por lo mismo carece de jerarquía, además de que es capaz de conectarse con otros rizomas para seguir multiplicándose. Así es como deben ser las luchas políticas también, pues no deben tener jerarquías, ni órdenes y/o planes a seguir, sino que deben saber ser horizontales, plurales, y sobre todo con la capacidad de conectarse con otros movimientos similares. Mientras para muchos filósofos y activistas tal prosa les viene bien, pues actúan muy parecido a lo que les proponía Deleuze, en cambio otros filósofos creían que Deleuze era creador de una: “«pegajosa prosa» y su falta de argumentaciones plausibles, o al menos, comprensibles. […] Deleuze se parece bastante a un fraude; o mejor, que introduce pedantescas variantes terminológicas para expresar ideas compartidas con otros nietzscheanos o posmodernos” (Erice).

Es decir, Deleuze dice con otras palabras prácticamente lo mismo que Foucault, que Derrida, e incluso que Nietzsche, y por eso es que para muchos Deleuze es alguien a quien no se le puede tomar en serio, salvo que seas posmoderno. Si algo comparten los posmodernos es su rechazo a la metafísica occidental, la ironía ante todo, su desprecio por el Estado, así como la búsqueda de alternativas en espacios diferentes al Estado. Dichas alternativas serían en Nietzsche el súper hombre, en Foucault el convertir la vida en una obra de arte, y en Deleuze sería la máquina de Guerra. ¡Cuidado! Deleuze como muchos posmodernos suele usar mucho la retórica así como ciertas palabras cargadas de poesía para llamar la atención del lector. Menciono eso para que se evite pensar que Deleuze hace un llamado a la insurrección para derrocar gobiernos, él no es Marx o Lenin. Deleuze a la resistencia antigubernamental la llama máquina de guerra, que surge por necesidad: “La guerra constituye para Deleuze (…) un momento crítico inevitable si tenemos en cuenta que, en muchas ocasiones, no queda otra que crear diques de contención frente a la potestad casi ilimitada del sistema capitalista y del aparato de Estado” (Artés, Martínez, 2018).

Deleuze entiende por guerra cualquier movimiento antisistémico que pretenda resistir al capitalismo y crear espacios libertarios, escapando con eso del Estado así como del capitalismo. Puede ser desde una simple comuna, hasta lo que hace el EZLN, las manifestaciones del Black Block, o incluso un movimiento social como el de Colombia en estos momentos. No obstante tales máquinas de guerra no pretenden declarar la guerra abierta al Estado, sino simplemente resistirlo. Quienes apoyan tales praxis argumentan que: “Al mismo tiempo que se intenta destituir el orden establecido, con la máquina de guerra se trata de ensayar, anticipar y hacer entrever la nueva realidad alternativa que se encuentra en vías de construcción” (Artés, Martínez, 2018). Es decir que si bien no funcionan del todo para destruir el orden establecido, no obstante al menos crean nuevas prácticas que a la larga servirán para construir un orden alternativo: “la máquina de guerra tiene que servir (…) para crear un territorio distinto dentro del espacio global que ocupan el aparato estatal y el sistema capitalista; con el objetivo de construir, a partir de prácticas autónomas, un “afuera absoluto” (Artés, Martínez, 2018).

La máquina de guerra en absoluto quiere destruir al Estado, simplemente quiere ser un espacio alternativo que quede fuera de su dominio, en donde la libertad, la ausencia de jerarquías, la democracia directa, así como la horizontalidad sean la praxis a seguir. De lo que Deleuze habla es de las prácticas de la izquierda antigubernamental, ésa que se conforma con resistir. No obstante como veremos a continuación, ciertas personas entendieron a Deleuze de otra forma, y las consecuencias son terribles.

  1. La revolución molecular disipada.

Las duras protestas en Colombia han sido reprimidas con una enorme brutalidad a manos de la policía y del ejército colombiano. Mucho tiene que ver el hecho de que políticos como Álvaro Uribe, ex presidente de Colombia, conservador y gran represor, han pedido la mano dura contra los manifestantes a quienes califica de delincuentes. Para eso ha pedido que el aparato represor del Estado haga uso de la revolución molecular disipada ¿En qué consiste ésta? Dicho concepto fue creado por Alexis López, un neonazi chileno que le ha dado cursos a las policías y ejércitos colombianos y chilenos para que repriman de forma más eficiente las protestas. Cabe señalar que además de neonazi, López es entomólogo, es decir, se dedica al estudio de los insectos, por lo cual no es raro que vea de tal forma a los manifestantes, es decir,¡ como simples insectos. Lo que para muchos podría parecer una broma de mal gusto, es de hecho una realidad, pues: “(…) tanto el Ejército como la Policía utilizan la revolución molecular disipada para «entender la movilización social en el siglo XXI»” (Sputnik).

Es decir, el ejército y la policía colombiana reprimen a los manifestantes colombianos desde la visión que les enseña López, un neonazi que ve a los manifestantes como insectos a los que debe aplastar con el fin de regresar a la “paz”. No obstante, debemos preguntarnos, según López ¿en qué consiste la revolución molecular disipada? De acuerdo con López lo que buscan las “máquinas de guerra” de las que habla Deleuze es derrocar a los gobiernos, pues ellas son: “una de las múltiples caras de una guerra que libra la delincuencia contra la institucionalidad para tomarse el poder y acabar con la democracia” (Sputnik). Poco importa que quienes hayan leído a Deleuze sepan que Deleuze no hablaba de eso, pues Deleuze no era un anarquista tipo Narodnaia Volia y mucho menos era otro Lenin o Guevara. López entendió a Deleuze como un revolucionario clásico, y lo mismo hizo con la máquina de guerra, las cuales están lejos de ser revolucionarias en ese sentido, pues como se mencionó anteriormente, ellos se conforman con resistir desde espacios sin poder, no buscan verdaderamente derrocar gobiernos ni establecer nuevos gobiernos. No obstante, incluso con eso: “López lee las movilizaciones sociales como parte de una guerra civil en la que un grupo está tratando de tomarse el poder, y las fuerzas militares tienen la función de velar por ese orden que está en riesgo” (Sputnik).

La realidad es que cualquier teórico de izquierdas que se respete sabe que, desde la caída del muro de Berlín, la idea de derrocar a un gobierno para establecer a uno revolucionario perdió muchos adeptos, así como la idea de formar grupos guerrilleros. En cambio, ideas como las de que se puede cambiar el mundo sin tomar el poder, o que hay que resistir desde las comunas, o desde los movimientos sociales, fueron vistas como la panacea a seguir. Entre las praxis más radicales de esa izquierda estuvo el regreso de los anarquistas y el Bloque negro, praxis que según ellos creará las condiciones de una revolución, lo cual no obstante, quienes siguen el tema de cerca saben que tanto los anarquistas como el Bloque Negro tienen más de retórica que de realidad, pues hasta la fecha siguen sin haber realizado dicha revolución. No obstante, a conservadores como López nada de eso les interesa, para ellos todos son lo mismo, todos ponen en riesgo al orden social, y por eso se les reprime con total violencia, con lo cual: “el «enemigo interno» para las Fuerzas Militares ya no sería el guerrillero sino también el manifestante” (León, Pérez, 2021). Así pues, incluso una simple manifestación constituye un peligro para  los gobiernos conservadores, con lo cual el enemigo deviene el pueblo en su totalidad, y todos son un potencial riesgo para el orden social.

Quienes han leído la teoría de Alexis López han llegado a la conclusión de que éste: “tergiversa a varios filósofos franceses del siglo XX, como Jacques Derrida, Michel Foucault, Gilles Deleuze y Félix Guattari (autor del texto seminal «La revolución molecular»). Con esa lente analiza las revueltas sociales de 2019 en Colombia y Chile” (Sputnik). Lo cual es más que evidente, pues cualquiera que haya leído a estos autores saben que son autores posmodernos que rechazan las revoluciones como la rusa así como a gobiernos de ese tipo, y que ellos finalmente optaron por prácticas estéticas así como alternativas, rechazando con ello al Estado como medio para el cambio social. Las facultades de humanidades y de ciencias sociales están llenas de estudiantes y profesores que son seguidores de todos esos pensadores, y si algo tienen en común es su desprecio por el Estado, por el marxismo, por los gobiernos populares, y un enorme aprecio por las practicas alternativas y antigubernamentales, de hecho sobran los seguidores del EZLN en esas facultades.  Ninguno de ellos cree en la revolución al estilo clásico, y por lo mismo rechazarían también la lectura de López sobre Deleuze y los demás posmodernos. Otros analistas ponen énfasis también en que reaccionarios como López simplemente no comprenden la praxis de los movimientos sociales en la posmodernidad pues: “esta teoría contradice estudios como los que ha hecho la socióloga turca Zeynep Tufekci, que «muestran cómo esta falta de una cabeza visible en la movilización social del siglo XXI no hace parte de un plan orquestado para tomarse el poder»” (Sputnik).

Los movimientos sociales de finales de siglo XX y comienzos del XXI son horizontales, no existen liderazgos verdaderos, suelen tener un enorme menosprecio por la teoría, suelen ser reprimidos con facilidad, y por lo mismo poco o nada pueden conseguir para su causa. Existen infinidad de autores que ven en eso el camino a seguir, y que declaran que el fin no es lo que importa, sino el momento de libertad y de horizontalidad que en esos momentos se desarrolla. La realidad es que quienes son críticos con esos movimientos los rechazan por considerarlos de antemano condenados a la derrota y a la pronta irrelevancia. No obstante eso no le interesa a los reaccionarios y ven incluso una revolución inminente en cada una de esas manifestaciones. Sin embargo, a pesar de que López sí tergiversa lo que dan a entender esos autores, es capaz de entender que en estos movimientos:

No existe estructura jerárquica. Hay anarquía funcional. Como ya mencionamos, los mandos y tropa son irregulares, no identificables. Los objetivos tácticos estáticos son dinámicos. Las unidades móviles son estratégicas. ¿Por qué? Porque capturan área de influencia. Hay guerra de guerrillas con emboscadas, asedio, incursión y sabotaje. Hay batallas (Sputnik).

López entiende que no hay cabezas visibles en tales manifestaciones, y que son organizaciones que actúan espontánea y horizontalmente. No obstante, está probado que muchas de esas movilizaciones por lo mismo son fáciles de contener y de reprimir. ¿Entonces por qué insistir en que son un peligro para el gobierno? La única respuesta de momento sería que la derecha reaccionaria ve al Che Guevara en cualquier manifestación.

Conclusiones

Deleuze, Foucault, Baudrillard, Derrida etc, son autores bastante citados en la academia posmoderna, y una de las razones es porque devinieron una moda muy cómoda para el sistema, pues al rechazar a la razón y las posibilidades de cambio el sistema capitalista pudo respirar tranquilamente. Si bien hay académicos y alumnos que los usan para justificar su praxis, ésta no pasa de simples manifestaciones de descontento, por lo que queda demostrado su inoperancia. Deleuze y Foucault son el refugio de cierta izquierda académica avasallada, que lejos de buscar cambios radicales busca refugios a donde huir de la realidad. Lo que sorprende es como incluso esa teoría puede ser usada al servicio de la reacción, y como para la reacción incluso una teoría tan insulsa como la de Deleuze puede resultar ultra revolucionaria. La lectura de López no sólo es tergiversada, sino que sirve para los fines de la reacción en Latinoamérica, que es aplastar toda resistencia.  La conclusión debe ser que de nada sirven las máquinas de guerra o las fugas, pues incluso en ellas se corre el riesgo de la represión, con lo que queda demostrado la poca eficacia de los espacios en resistencia. Si algo requiere la izquierda en Latinoamérica es abandonar la posmodernidad y dejar de creer que el Estado es necesariamente represor, pues esas actitudes son las que permiten que personas como López sigan asesorando a los gobiernos con el fin de aplastar cualquier esperanza de cambio.

Bibliografía:

Erice, F. (2020) En defensa de la razón. Madrid. Siglo XXI.

León , J.  y Pérez, J. (2021) La “revolución molecular disipada”, invento de un neonazi,  es estudiada por la policía. La Silla Vacía: https://lasillavacia.com/revolucion-molecular-disipada-invento-neonazi-estudiada-fuerza-publica-81359

Artés, J y Martínez, M. (2018) Máquina de guerra: manual de instrucciones. El Salto Diario: https://www.elsaltodiario.com/el-rumor-de-las-multitudes/maquina-de-guerra-manual-de-instrucciones

Sputnik. (2021)Uribe y la «revolución molecular disipada» para disipar las protestas en Colombia: https://mundo.sputniknews.com/20210505/uribe-y-la-revolucion-molecular-disipada-para-disipar-las-protestas-en-colombia-1111917935.html

Compartir en facebook
Compartir en twitter