Estudiantes de derecha, vanguardia de la reacción (II)

Foto Pablo Ramos

Ismael Hernández

Un gigante con pies de barro

Como resumen de lo que expusimos en “Estudiantes de derecha, vanguardia de la reacción (I)”, podemos decir que en Venezuela, desde 2007 el movimiento estudiantil es la vanguardia de la reacción contra la revolución bolivariana y a partir de entonces ha sido punta de lanza de todas sus intentonas insurreccionales (2014, 2017, 2019). Ha demostrado no solamente su capacidad para movilizaciones violentas que ha representado un desafío para las fuerzas policiales sino también para ganar elecciones, como cuando derrotaron a Chávez en el referendo de reforma constitucional de 2007. Por otro lado, con la colocación de Juan Guaidó como “presidente encargado”, ya se ha completado el relevo generacional en la derecha venezolana, hoy está se encuentra en manos de los estudiantes surgidos en 2007.

No obstante, pese a su sorprendente debut político, nada más y nada menos que propinarle a Chávez su única derrota electoral, este movimiento estudiantil tiene su pecado original que es la fuente de sus limitaciones: ser un sujeto político prefabricado. Roland Denis señala:

Aquí no hay más que movilidad pura, protagonizada por una masa fanatizada que es dirigida de manera incuestionable por individuos que no son más que revelaciones divinas aparecidas gracias a la santidad de los medios de comunicación. […] No hay un solo documento que se conozca, que no sean en todo caso los mensajes y acuerdos telegrafiados con agentes de la CIA o de los partidos opositores, que le otorgue algún contenido político o argumento pensado a su accionar político. No hay tampoco “historia” en ellos, aparecieron en una pantalla y ya está […] y luego desaparecen, volviendo a escena pública en un nuevo ciclo movilizante, repetitivo y violentista que ninguna asamblea o cuerpo político democrático ha decidido. Siempre decidirán por ellos desde lugares ocultos, no habiendo ninguna molestia especial en ellos por eso.[i]

De esta cita vale la pena destacar dos de sus debilidades estructurales: primero, la falta de democracia dentro de este movimiento. Sus líderes no están sujetos a ninguna asamblea de base sino que le deben su poder e influencia a sus patrocinadores y a los corporativos mediáticos… ¡y supuestamente luchaban contra el caudillismo de Chávez! Segundo: su vacuidad, no solamente su carencia de ideas y programa, sino la falta de sustancia; el propio Denis señala: sus volantes están hechos en agencias de publicidad y para ellos toda presencia callejera “pierde sentido si no es reflejada majestuosamente por los medios de comunicación”,[ii] es decir, sus acciones son más un montaje mediático que una acción política auténtica, su crecimiento parece más el posicionamiento publicitario de un producto que el nacimiento de un sujeto político auténtico. A esto debemos sumar que, aunque han tratado de hacerse una imagen de jóvenes pacíficos e idealistas que se enfrentan a una tiranía corrupta, muy pronto han demostrado su carácter violento y criminal con el asesinato bárbaro de ciudadanos inocentes que eran afectados por sus protestas y de simpatizantes del chavismo –reales o supuestos. Más que portavoces de la razón y la civilidad, son hordas fascistas en toda la extensión de la palabra.

México

Con la llegada de AMLO a la presidencia, la evolución del ingreso entre los diferentes estratos sociales también asemeja una curva de elefante, aunque los cambios son menos profundos que en los dos casos anteriores. Los grandes empresarios han abultado sus fortunas hasta extremos indecibles. Por su parte, los sectores más pobres se han visto favorecidos con diversos programas sociales como pensiones y becas y con el sustancial aumento al salario mínimo. Y tal como sucedió en Bolivia y Venezuela, la clase media prácticamente se ha estancado y una porción suya no menor empieza a virar hacia la derecha luego de un muy breve coqueteo con AMLO. No han empeorado sus condiciones de vida, de hecho se han beneficiado de la estabilidad que en general ha logrado el gobierno en rubros como el tipo de cambio; sin embargo, lo que ha sido herido son sus expectativas. Como en otros países, la clase media fue golpeada en mayor o menor medida por el neoliberalismo y una franja suya apostó por los candidatos de izquierda como una manera de recuperar su posición. Pero como éstos priorizan sacar de la miseria a los pobres en lugar de favorecerlos a ellos, la clase media se siente traicionada, decepcionada, de ahí provienen todos los que dicen estar arrepentidos de haber votado por Obrador. Pedro Miguel nos advierte de

… el malestar de núcleos privilegiados de la población, situados entre los deciles 7 y 9, que en años recientes (posiblemente a partir de 2016, como lo sugiere la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018 del Inegi) han sufrido una ligera caída en sus ingresos y que depositaron en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador su esperanza de una mejoría inmediata o en el corto plazo para sus finanzas personales.[iii]

Además, el combate a la corrupción emprendido por el gobierno, con todo y sus limitaciones, ha debilitado muchas fuentes de ingreso de esta clase media que eran claramente ilegales o, al menos, irregulares e informales, parte de una red de favores y compadrazgos, producto de capital cultural heredado pero que en su (falsa) consciencia aparecía como producto de su talento y su mérito. Todas estas prebendas las consideraban parte de su patrimonio, parte de su condición y estatus social o la justa retribución a su trabajo e iniciativa. Ahora se sienten no solamente traicionados sino directamente atacados por el gobierno de AMLO. De hecho, en muchos casos no han perdido esa vía informal y privilegiada de acceso a los recursos públicos, sino que ésta solamente se ha dificultado, y a veces ni siquiera eso, solamente se ha cuestionado o apenas señalado públicamente; pero su rabia es la misma. Pedro Miguel lo dice así:

Pero el inicio de la Cuarta Transformación (4T) incluso perjudicó a algunos que perdieron empleos, contratos o prebendas, o que vieron cómo los presupuestos para sus rubros se achicaban en lugar de ensancharse. Es el caso de académicos, profesionistas, asesores, consultores, microempresarios, trabajadores de la cultura, integrantes de organizaciones sociales y una diversidad de proveedores de bienes y servicios. Muchos de ellos se sienten traicionados. No faltan los que piensan que la ausencia de un impacto positivo para ellos es indicativo del fracaso precoz de la 4T.[iv]

Ya con todo lo dicho, contamos con las premisas para comprender y caracterizar al actual movimiento estudiantil del CIDE: se trata de un movimiento de esta clase media frustrada en sus aspiraciones de mejoría y recuperación de su estatus, afectada por la lucha contra la corrupción y despojada del disfrute privilegiado de los recursos públicos. Luego de su desastrosa derrota electoral en 2018, la derecha mexicana ha buscado asirse de alguna causa, movimiento o inconformidad ciudadana con legitimidad y simpatía social para escalarla y dirigirla directamente contra el gobierno. Y para ello no es impedimento que dicha causa sea contraria al ideario neoliberal y conservador pues lo único que buscan es utilizarla para desgastar y, de ser posible, derrocar a AMLO. En otros casos, han tratado fabricar dichos movimientos de protesta. En todos sus intentos ha fracasado, sea porque no ha logrado confeccionar una protesta que engrane con el ánimo del pueblo o porque han sido rechazados por los movimientos con base social auténtica. La protesta del CIDE es una nueva oportunidad para la derecha de desatar un movimiento que cuente con la simpatía del pueblo (¡la causa de los jóvenes y los estudiantes, siempre es santa!) y que puede agrupar el descontento de diversos sectores de la clase media que se han visto afectados por las medidas de la 4T (académicos y científicos de élite, las burocracias de las universidades públicas, gremios profesionales, periodistas, etc.). Por la propia naturaleza del CIDE como claustro favorecido por los gobiernos anteriores, su movimiento no tiene carácter masivo ni ha logrado tender puentes con otros movimientos sociales ni con los estudiantes organizados de las universidades públicas (algunos partidarios de la 4T y otros opositores a ella por la izquierda); pero esto es ampliamente compensado por la atención y apoyo que recibe por parte de los medios y la intelectualidad neoliberal. Mientras los movimientos estudiantiles del pasado contra el neoliberalismo, pensemos en el CGH o los normalistas, eran satanizados día y noche; los grandes medios dan trato de héroes a los estudiantes del CIDE. Para los neoliberales se trata de una pelea de la razón contra el despotismo, de la inteligencia contra la arbitrariedad; todo muy acorde con la línea de presentar a AMLO como un dictador. El eslogan de estos estudiantes, “Más ciencia, menos obediencia”, pretende decirnos que se trata de una lucha de la razón y la libertad contra la barbarie y la opresión pero no, es una lucha por conservar espacios de poder, por mantenerlos a salvo del mandato popular y democrático expresado en las urnas en 2018.

Otro plus que ofrece para la derecha el movimiento del CIDE es que puede convertirse en la cantera que requiere con apremio, en la semillero de rostros nuevos que no tengan en su pasado la responsabilidad de los crímenes y el desastre económico neoliberal. Sin embargo, si fuera el caso, esa nueva generación no estaría madura para disputar el poder en 2024, sino hasta 2030. En la próxima elección la derecha apuesta por rostros nuevos, pero de una generación inmediatamente anterior: Luis Donaldo Colosio y Samuel García. Su partido, Movimiento Ciudadano, hace lo posible por guardar su distancia del PRIAN y de posicionar a estos figurines rumbo a 2024 como una batalla de la juventud contra “el viejito” de Palacio Nacional. Guardando todas las proporciones, Samuel García y el junior Colosio son el equivalente generacional de Enrique Capriles y Leopoldo López. ¿Los estudiantes del CIDE serán el equivalente generacional de los estudiantes de la UCAB? ¿De ahí surgirá nuestro Juan Guaidó? ¿El CIDE jugará un papel similar al que juega la UCAB en Venezuela?

Esto nos lleva a una pregunta crucial: ¿el movimiento del CIDE puede asumir los rasgos insurreccionales del movimiento estudiantil de derecha en Venezuela? De entrada, parece muy poco probable, dado que la oposición mexicana en general no está en condiciones de hacerlo. Sin embargo, vale la pena señalar algunos hechos sobre los que hay que poner atención. Primero, existen las conexiones entre la oposición mexicana y la venezolana, en concreto, con el movimiento estudiantil. La primera conexión es el propio Gustavo Tovar Arroyo, que tiene la doble nacionalidad y cuya familia materna, como ya dijimos antes, es una de las más poderosas en el ámbito empresarial de Michoacán y, para mayores señas, son socios y amigos de Vicente Fox y Felipe Calderón. En su documental El chavismo, la peste del siglo XXI, Tovar Arroyo entrevista a estos dos ex presidentes mexicanos, los cuáles fustigan al gobierno venezolano por la pobreza, la inseguridad y la represión ¡vaya cinismo! No es un hecho menor que uno de los cursos de tácticas subversivas a los estudiantes venezolanos se impartió en México, se le llamó “Fiesta Mexicana”, en octubre de 2010 con Tovar Arroyo como anfitrión y con la complicidad del gobierno mexicano de Calderón. Sin ahondar en más detalles, las conexiones entre la violentísima oposición venezolana y el PRIAN existen y no son superficiales. Por si fuera poco, en México, sobre todo en la capital, existe una colonia venezolana antichavista particularmente agresiva[v] y entre dicha colonia, se encuentran algunos dirigentes del movimiento estudiantil.[vi]

¿La derecha mexicana caerá en la tentación de emular la guarimba venezolana? ¿La derecha mexicana llevará a los estudiantes del CIDE, o de otras universidades, por la senda de los estudiantes venezolanos? A primera vista parece descabellado pero no es imposible que retomen mucho de aquella experiencia. ¿Qué necesidad tienen los jóvenes en paro del CIDE de encapucharse e imitar toda la estética del guarimbero si hasta el momento no han sido tocados ni con el pétalo de un tolete? Están ensayando, midiendo la reacción y la respuesta del gobierno y de la sociedad.

[i] Denis, Roland. Las tres repúblicas. México, Redez, 2012. p. 134 y 135.

[ii] Denis, Roland. Las tres repúblicas. México, Redez, 2012. p. 133.

[iii] https://www.jornada.com.mx/2021/01/08/opinion/017a2pol

[iv] https://www.jornada.com.mx/2021/01/08/opinion/017a2pol

[v] Tratamos este tema en otro artículo: https://rebelion.org/la-derecha-venezolana-exporta-la-guarimba/

[vi] En julio de este año el estudiante Ángel Sucre, encarcelado en 2017 por su participación en las guarimbas, estuvo en México en su camino hacia Estados Unidos. Él dice haber llegado a pie desde Centroamérica, como cualquier migrante salvadoreño u hondureño. Sin embargo, cuenta con las y palancas necesarias para ser entrevistado en TVUNAM en el programa de la Revista de la Universidad (https://www.youtube.com/watch?v=3mbAvEPMunI). ¿Quiénes son sus contactos en México, que le abrieron un espacio tan privilegiado en los medios de comunicación? ¿Qué hizo durante su estadía en México aparte de compartir el calvario de los migrantes centroamericanos y, a diferencia de ellos, también dar una entrevista para la televisión?