Estados Unidos se vuelve contra sí mismo

Abdiel Hernández Mendoza

¿Qué se disputa en la nación de James Monroe? Por primera vez en mucho tiempo, en Estados Unidos se observa una división política de gran impacto. Republicanos y Demócratas ya no son las únicas opciones para una población fragmentada. Tras el reconocimiento de Joe Biden, se vislumbra que un proyecto de nación y los intereses que de este se desprenden no van más en el mismo camino. El complejo bélico que se dinamizó desde la Segunda Guerra mundial y que con el transcurso del tiempo se automatizó y digitalizó está en juego dentro de esta disputa interna del aún país más poderoso del mundo.

Las movilizaciones precedidas antes de la ocupación momentánea del Capitolio por manifestantes pro-Trump habrá que ponerles especial atención. Una conjunción entre viejas y nuevas guardias republicanas representadas por Rudolph William Louis Rudy Giuliani y su frase que será analizada desde diferentes ópticas: «trial by combat», junto a Donald Trump Jr, marcan el rumbo de lo que se percibe como un cuatrienio áspero en Estados Unidos y su percepción de democracia.

A este movimiento político que, encabezado por Donald John Trump, le da otra perspectiva a la Doctrina Monroe. «América para los americanos» toma un sentido diferente si en realidad se trata de «Estados Unidos para los estadounidenses», que en esencia de eso se trata el movimiento make america great again. Esos estadounidenses que reclaman que su país sea para ellos, representan la llamada modernidad estadounidense,[i] su blanquitud y la capacidad que se tiene para defenderla bajo un nuevo estandarte entonces: el trumpismo-monroeismo.

¿Qué está en juego aquí? Son varios los elementos en disputa sin duda, pero solo mencionaremos algunos que nos ayuden a comprender todo el contexto en que se enmarca la disputa por el Poder (con mayúscula) en Estados Unidos. La transición energética y la dependencia al petróleo es otra de las aristas a las que debemos atender, el gran consumidor del mundo coloca en el centro de sus enfrentamientos a las empresas que se han dedicado a enviar cluorofluorocarbonos a la atmósfera, mientras que las otras empresas, cubiertas bajo un manto ecologizante, buscan imponer su modelo alternativo a los hidrocarburos, pero claro, teniendo como objeto de usufructo a la naturaleza.

Tras la crisis financiera de 2008 se confirmó que el camino económico de Estados Unidos se accidentaría más y que el mundo caminaría en un siglo XXI lleno de burbujas, el capital especulativo más temprano que tarde cobraría factura en el epicentro de dicha crisis. La máquina de dólares se pone en cuestión justo cuando las criptomonedas rebasan barreras al alza en sus precios.

Otro elemento para considerar tiene que ver con los discursos enfocados a enfrentar el terrorismo, se escuchó a noticiero estadounidenses acusar a Donald Trump de desatar sobre su nación un acto de terrorismo sin precedentes. Al leer esto es importante decir que al terrorismo se le encasilló como antagonista de la democracia, ¡qué irónico que dichos eventos se llevaran a cabo justo cuando se formalizaría la transición de poder, tras unas elecciones cuestionadas por su polémico aún-presidente!

En fin, son más ejemplos para enumerar, sin duda no comenzaremos a leerlos y a escucharlos en los noticiarios hegemónicos, los cuales solo lo reducirán a la violencia perpetrada en el Capitolio y el sensacionalismo de las imágenes, la figura y tono del discurso trumpista. Lo que está en disputa es el control del país que comanda la OTAN, que tiene intervenidos países en Medio Oriente, el que está disputando a China la primera posición en la carrera tecnológica, el que bloquea a Cuba, Venezuela, Irán, Rusia, el país que tiene sus esperanzas en sus empresas que se enriquecieron durante la Pandemia 2020-21 a costa del Gran Confinamiento, etc… eso está en juego, el futuro tecnológico-energético… geopolítico controlado por una elite estadounidense.

¿Es posible hablar de un golpe de Estado? Lo que sucedió el 6 de enero en Washington DC es el síntoma de una democracia caduca, la cual se intentó, sin resultados exportar y controlar. Este día no se tomó el poder político, una parte de la población desconoció el gobierno de su país y dio muestra de lo que podría ser un movimiento político de mayor escala que se perfile para recuperar las sillas perdidas en cuatro años.

 Si el aire no tuviera sangre

En el mismo escenario donde se pugna por el control sanitario en el mundo, emerge el Sindicato del Siglo XXI. Los trabajadores de Alphabet (Google) se organizan. Habrá que ver el alcance de quien tiene en su haber los datos sensibles de muchos habitantes de este mundo, frente a sus trabajadores.

[i] Bolivar Echeverría, «La «modernidad americana». Claves para su comprensión «, en Discurso crítico  y filosofía de la cultura, (2007).