Desigualdades en el abasto de vacunas y disimetrías de la economía-mundo capitalista. Una explicación a la monopolización de vacunas contra Covid-19 desde la teoría de sistemas-mundo

Luis Fernando Contreras Gallegos

Resumen:

El presente texto busca salir de las críticas inmediatistas que tienen por objetivo el juzgar el actual ritmo de la vacunación contra Covid-19. Aquí demostramos que la monopolización y el desabasto de vacunas debe leerse bajo un análisis histórico que sepa desplazarse entre una larga duración y un tiempo coyuntural. Por lo mismo, nosotros damos la hipótesis de que la monopolización obedece a tres factores: a( El privilegio histórico de las hegemonías y su acumulación de poderes fácticos; b). La urgencia de revivir las industrias de los países hegemónicos y restablecer los ritmos de acumulación de capital y así evitar el triunfo de las semi periferias; c). La vacuna como un instrumento que logre calmar el descontento generalizado que viven los Estados Hegemónicos Occidentales.  Así pues, se mostrará que la monopolización es posible gracias a los beneficios de una larga duración de privilegios, pero que coyunturalmente es la muestra de una decadencia. Es decir, la monopolización de la vacuna es la muestra de la gloria y la decadencia de poder que vive Occidente.

Introducción

Hace poco más de un año que el mundo pasa por su peor momento sanitario, social, político y económico, todo derivado por la pandemia de SARS-COV-2, agente patógeno novedoso y perteneciente a la familia de coronavirus, mejor conocido como Covid-19. La llegada de la pandemia no cabe duda de que afectó las dinámicas sociales a un nivel global. Sin embargo, algo que también ocasionó fue la visibilidad y el sacar a relucir las múltiples desigualdades sociales que tanto se empecinaban en mantenerse ocultas. A lo largo de la contingencia sanitaria, en México y en el mundo, se manifestaron injusticias laborales, de salud, de género, de educación entre otras tantas más. La crisis ocasionada por el nuevo coronavirus desnudó las brechas y los efectos de las dinámicas neoliberales que por más de 60 años vaciaron y despojaron los recursos en aras de beneficiar exclusivamente a los sectores empresariales de sus respectivas naciones, al igual que a carteles y monopolios del capital internacional. En el escenario mexicano, por ejemplo, tenemos el caso del sector salud que, durante los múltiples gobiernos del PRI y del PAN, no dejó de desmoronarse y de sufrir un abandono gubernamental ocasionado por políticas que solamente beneficiaron a minorías con cargos políticos y a sectores empresariales internos como externos. No obstante, el recuadro narrado no es exclusivo de México, cuando se mira a detalle la situación global se podrá observar que son numerosos los países que se encontraron y se encuentran en la misma condición lamentable, donde un capitalismo rapaz a despojado los recursos sociales y ha generado una imposibilidad de defenderse ante una coyuntura pandémica como la que hoy se vive.

Sin embargo, a pesar del desastre, entre finales de 2020 e inicios del 2021, se dio la noticia de que el descubrimiento de la vacuna contra el nuevo virus era ya una realidad y que era cuestión de semanas para arrancar con su aplicación. A nivel internacional se generó un suspiro colectivo que alcanzó a visualizar en el horizonte una salida a esta crisis multidimensional que tanto ha paralizado al mundo entero. Lamentablemente, a medida que la producción y la distribución de la vacuna avanzaba se hizo visible que no todos los países tendrían el mismo acceso y oportunidad de conseguir el inyectable. Así pues, lo que apareció como una ventana que prometía el oasis rápidamente se desmorono para regresar de golpe nuevamente a la desesperanza y a la angustia.

Algunos gobiernos, dentro de los cuales se encuentra el de AMLO y la 4T, pidieron que la distribución de la vacuna se rigiera por principios morales, éticos y de justicia que permitieran que fueran los países más necesitados y pobres los primeros en obtener el inoculante. Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas  (ONU) puso en marcha la elaboración de una estrategia que cumpliera con el objetivo de alcanzar una distribución equitativa, a este plan se le llamo COVAX. Mismo plan que hasta el momento no ha podido ofrecer los objetivos prometidos y que, por el mismo motivo, ha sido acreedor de múltiples críticas internacionales. Lejos de alcanzar una dinámica equitativa sobre la vacuna del Covid-19 lo que se ha visto es una monopolización en la que se observa cómo los países hegemónicos y centrales han ejecutado un acaparamiento que ha conducido incluso a imágenes mezquinas, tal es el caso de las prohibiciones y restricciones para que las vacunas no salgan de Europa. Por ejemplo, los bloqueos y las restricciones que sufrió la farmacéutica AstraZeneca para que la producción de sus vacunas no saliera hacia otros países que no fueran de la Unión Europea.

Muchos hubiéramos esperado que la vacuna trajera consigo una dinámica alterna que estuviera atravesada transversalmente por el deseo equitativo, ético y de justicia por ayudar a los países que más desarmados están en esta lucha contra el nuevo coronavirus. Sin embargo, la perspectiva realista ya anunciaba que las cosas no podían suceder de esa manera. Esa misma mirada realista miraba venir lo obvio: la vacuna iba a aterrizar en una dinámica social global regida por la acumulación del capital y por las divisiones de una geografía económica y de privilegios que está bien marcada y configurada desde hace al menos cuatro siglos, cuando la economía-mundo capitalista generó divisiones entre centro, periferias y semi periferias.

Entonces, ¿la distribución desigual de las vacunas obedece a una falta de ética como algunos medios y políticos dicen? En parte sí, pues como dice Hannah Arendt, el capitalismo emprende sus procesos mediante la repetición infinita del pecado, insistencia del latrocinio. Dicho de otra forma, la lógica del capital es antitética a cualquier praxis que tenga por misión el cuidado y la preocupación por el otro. Al contrario, el capitalismo es la continua ejecución del despojo y de la violencia, todo sea para lograr los ciclos de acumulación y la obtención de una mayor riqueza.

Sin embargo, el lado ausente de ética por parte del capitalismo es solo una fracción de la compleja explicación que se le puede brindar a la actual problemática de una distribución desigual de las vacunas. Por ello, queremos abonar al entendimiento de esta situación mediante la revisión de las disimetrías geográficas de poder y económicas que se han desarrollado en lo que Wallerstein llamó la economía-mundo capitalista. Divisiones geográficas que se reparten entre centro, semi periferia y periferia. La intención de retomar los análisis de los sistema-mundo nos ofrece pistas para dimensionar las condiciones de desigualdad en las que se insertó la vacuna. Asimismo, será un análisis que evite tropezar con narrativas inmediatistas que malintencionadamente culpan a los gobiernos y a los políticos sin antes ver los procesos históricos que posibilitan que unas naciones acaparen las mejores oportunidades de salud y otros estén atados de pies y manos ante la situación pandémica.

Por ejemplo, la oposición mexicana que intenta ridiculizar el logro de vacunación gestionado por la 4T mediante comparaciones absurdas con el ritmo de vacunación de países como Estados Unidos e Inglaterra. Por supuesto que a todos nos gustaría ver que en México o en cualquier otro país periférico se vacunaran a 2 millones de personas diariamente. Sin embargo, recalcamos, que esto sea posible va más allá de un simple acto de voluntad política, tiene que leerse bajo un lente de larga duración que sepa ver la geografía desigual que ha construido el capitalismo. Así pues, que las lentillas de la historia nos auxilien para sortear la miopía de algunos medios de comunicación y de algunos políticos que ocupan la situación de la desigualdad en la vacuna para el desprestigio.

Las disimetrías de la economía mundo capitalista: el beneficio de la hegemonía y los poderes fácticos

Wallerstein nos explica que hay tres factores que son la base para el florecimiento y la expansión de la economía-mundo capitalista: 1. La expansión geográfica; 2. El nacimiento de los Estados y la formación de una fuerte red interestatal; 3. Una división axial del trabajo. Para efectos de poder explicar las razones que den cuenta de la desigualdad en la distribución y la obtención de la vacuna, únicamente tomaremos de apoyo al punto número dos.

Comencemos por la red interestatal. Según Wallerstein, antes de la economía-mundo capitalista el sistema-mundo que predominaba era lo que el autor conceptualiza como imperio-mundo. El imperio-mundo se caracterizaba por el anhelo de construir un centro político único que coordinara y se impusiera sobre los otros territorios. La relación que tenía este centro imperial con sus geografías subordinadas no era de tipo económico, sino de tributo. Por el contrario, la economía mundo capitalista, que comienza a germinar desde el largo siglo XVI, despliega una interfaz de conexiones geográficas disimétricas que su relación es primordialmente económica y orientada a la obtención de valor o acumulación de riqueza. A diferencia del imperio-mundo, la economía-mundo capitalista se vuelve funcional a partir de la construcción de múltiples centros políticos que tienen posiciones privilegiadas y de dominio, mientras otros centros políticos permanecen subordinados y doblegados ante las geografías económicas que se colocan en la posición central hegemónica[1].

Esta interfaz de conexiones interestatales se construyó a partir de una división trimodal de la geografía: el centro, la periferia y la semi periferia. El centro ocupa una relación privilegiada que está caracterizada por Estados fuertes, este punto es importante pues los Estados del centro necesitan su fortaleza para mantener el orden interno, pero, sobre todo, para conquistar ventajas comerciales y económicas exteriores que permitan el empoderamiento de su clase empresarial y burguesa, además de lograr que los flujos de plusvalor terminen decantándose en las geografías centrales. Es importante tener esto en cuenta para dimensionar el acaparamiento y la monopolización de la vacuna: recalcamos, los Estados de las geografías centrales tienen la misión de generar, defender u obtener las mejores condiciones que faciliten o restablezcan niveles óptimos de acumulación de capital en el propio centro.

El hecho de que durante una larga temporalidad los Estados del centro gocen de una posición privilegiada a la que refluye la mayor parte de la producción de plusvalor generado en el centro mismo, pero también del plusvalor generado en la periferia y semi periferia, tiene por consecuencia que las geografías centrales estén dotadas de poderes fácticos que no están ni cerca al alcance de los territorios y los Estados periféricos y semi periféricos. Por consecuencia, el centro tiene una mejor situación económica, financiera, política, comercial, etc. Estos Estados centrales son más acreedores que deudores. Es más, si doblegan a las geografías periféricas a sus designios es porque se han encargado de sumergirlos en ciclos repetitivos de deuda.

Además, una necesidad de las geografías centrales y hegemónicas consiste en obtener y defender un orden interno logrado a partir del consenso de sus ciudadanos. La aceptación y la legitimación interna de estos Estados hegemónicos es uno de varios requisitos necesarios para poder avanzar con éxito hacia la expansión externa. Dice Wallerstein que uno de los síntomas paradigmáticos para visualizar la decadencia de una potencia central es la aparición de un descontento interno que lo conduce a la desestabilización en el exterior. Por tanto, las geografías del centro deben procurar cuidadosamente su propia legitimación y aceptación social.

Por el contrario, las geografías periféricas se caracterizan por contar con sistemas estatales débiles o incluso nulos que, debido a su misma debilidad, se ven obligados a aceptar las condiciones impuestas por los Estados hegemónicos. Las claúsulas que aceptan siempre son elaboradas bajo principios que favorecen la construcción de puentes de plusvalor rumbo a las geografías dominantes. La debilidad estatal lo que ocasiona, de la misma manera, es una ausencia de poderes fácticos; estos Estados difícilmente tienen capacidad de negociación con las potencias del centro. Los sistemas políticos de la periferia, comúnmente, están corporativizados y al servicio de elites locales que, a su vez, se ponen a merced de los capitales extranjeros.

A nivel de los flujos de plusvalor, y a diferencia de las geografías centrales, la periferia únicamente obtiene porciones reducidas o mínimas, incluso del plusvalor generado en su propia zona. Como anteriormente mencionamos, la geografía disimétrica del capitalismo erige canales mediante los cuales el plusvalor termina por triangularse y canalizarse en los Estados hegemónicos.

Por último, la semi periferia es una posición de tránsito que frecuentemente es ocupada por potencias que anteriormente eran centrales y ahora se ubican en un proceso de degradación hacia la periferia. También puede suceder lo contrario, son semi periféricas las naciones que anteriormente eran periféricas y ahora se encuentran en un proceso de escalonamiento hacia posiciones privilegiadas y hegemónicas[2].

En este momento se vuelve viable la pregunta ¿Cómo relacionamos lo hasta aquí expuesto con la desigualdad en la distribución de la vacuna contra el Covid-19? Empecemos por los Estados centrales y su posición hegemónica, al igual que privilegiada en la dinámica de acumulación de capital. El punto más evidente, tomando en consideración lo ya expuesto, es que estos Estados, debido a la posición histórica de privilegio que han ocupado durante decenios o centurias (misma posición resultado de despojos históricos), les ha brindado una mejor situación financiera y económica para poder gatillar estrategias paliativas y de reparo contra la actual pandemia. Muestra de lo anterior es la adquisición de más del 70% de las vacunas producidas. Asimismo, sus poderes fácticos les han brindado una mayor capacidad de negociación, e incluso de coerción, para emprender gestos como el reciente bloqueo que impidió que las vacunas de AstraZeneca salieran de la Unión Europea. Dicho en otras palabras, el hecho de que los flujos de plusvalor lleven cientos de años circulando hacia los centros hegemónicos ha generado en estas zonas una mejor situación económica y política para hacerle frente a la pandemia, en este caso para monopolizar la compra de los inoculantes contra el Covid-19.

En las periferias, por el contrario, debido a que su posición histórica en una larga duración ha sido la de una situación de despojo, y de un corporativismo gubernamental que se asocia con los capitales extranjeros, el resultado ha sido que sus recursos y reservas económicas no sean ni de cerca equiparables a las de las potencias hegemónicas. La mayor parte de la periferia, para poderle hacer frente a la pandemia, han tenido que recurrir a las espirales interminables de una mayor deuda. Las periferias no tienen ni los recursos y tampoco los poderes facticos para obtener esos miles de millones de inoculables que han monopolizado las hegemonías. Ellos no pueden ordenar bloqueos y restricciones que obliguen a las empresas farmacéuticas a entregarles millones de vacunas. Sus opciones por el momento son solo tres: 1. Endeudarse más; 2. Comprar las pocas o muchas vacunas que puedan, y siempre despues del abastecimiento de los centros; 3. Esperar que el mecanismo COVAX comience a funcionar. Todos los Estados tienen recursos limitados, y lo vasto o escasos que sean estos recursos en gran medida responde a las disimetrías geográficas que la economía-mundo ha consolidado durante largas temporalidades históricas.

Reanimar la industria semi congelada, vacunarse o dar paso a las semi periferias

Por otro lado, los instrumentos fácticos que ponen en acción las potencias centrales como Estados Unidos, Canadá o Inglaterra a la hora de buscar el privilegio y el acaparamiento de las vacunas para colocarlas en toda su población lo más pronto posible, es también una respuesta a sus necesidades históricas como geografías hegemónicas. Como dijimos en párrafos anteriores, los centros hegemónicos se caracterizan por construir Estados fuertes que tienen por propósito el conquistar y ganar las mejores condiciones para que su clase burguesa y empresarial tenga un terreno fértil para la producción de plusvalor. Además, estos Estados deben llevar estrategias internas y externas con el propósito de hacer perdurar los canales de plusvalor y de acumulación que provienen de sus propias geografías como de las periferias.

Acorde a lo anterior, los efectos del Covid-19 fueron desastrosos para todas las economías del mundo. Sin embargo, las geografías hegemónicas fueron golpeadas y dañadas por diversos frentes que, si bien no frenaron o eliminaron los flujos de plusvalor, sí los afectaron en una medida importante. Si revisamos las gráficas sobre las caídas y los efectos negativos que sufrieron las industrias del mundo, nos daremos cuenta de que los Estados hegemónicos, debido a las medidas de distanciamiento social, tuvieron estrepitosas caídas que dañaron de gravedad a sus economías e industrias y que, por consecuencia, alteraron los ritmos habituales en los que se generaba el plusvalor.

Por ejemplo, en abril del 2020 los Estados Unidos tuvieron una caída en su producción industrial que alcanzo el 17%. Francia, durante el mismo mes de abril tuvo una abrupta caída del 30% de su producción industrial. Reino Unido vivió un desfallecimiento industrial que se vio en la caída de un 24%. Alemania en el mismo mes de abril experimento una desaceleración en su producción industrial e igualmente pasó por una caída del 24%.[3]

Si las hegemonías estatales en estos momentos realizan todo lo humanamente posible por acaparar, dominar y monopolizar las vacunas es porque se guían por la necesidad histórica del capitalismo y de su propia posición en la economía-mundo de sacar a flote las dinámicas, los ritmos y los puentes por los que se mueve y produce el plusvalor. Sin la vacuna de por medio todos estos centros estatales estarán a merced de la crudeza estacional del Covid-19, sus niveles de crecimiento industrial se someterían a continuas montañas rusas que solo acelerarían su propia debacle en la dinámica de la economía-mundo capitalista. Tal cual señalamos, en líneas anteriores, las geografías hegemónicas son móviles y su esplendor siempre es duradero, más eso no significa que estas potencias no hagan todo lo posible por expandir la temporalidad de su gloria.

Es así como llegamos al papel que tienen las semi periferias en la monopolización de las vacunas. Cabe recalcar que los territorios semi periféricos son todos aquellos que atraviesan por una movilidad que los conduce hacia la periferia, o bien, hacia ser los próximos centros de la economía mundo capitalista. En este último caso los agentes estatales más emblemáticos son Rusia y China. Estos dos Estados semi periféricos evidenciaron en la pandemia que han roto su dependencia hacia occidente. Por el contrario, fueron ellos los que más de una ocasión salieron al auxilio de la Unión Europea. Su producción nacional de vacunas ha evidenciado que son potencias tecnológicas y también en rubros de investigación. A pesar de que la pandemia también los golpeó fuerte, ejercieron estrategias de control para dominar el esparcimiento del contagio. El caso de China es ilustrativo, pues no sólo domeñó la pandemia, sino que también logró un pequeño repunte en crecimiento económico y una estabilización en su industria.

Así pues, lo anterior también explica el acaparamiento y la monopolización de las vacunas por parte de Europa y los Estados Unidos. Si en un tiempo corto y mediano Occidente no logra estabilizar y hacer lo posible por reconstruir o acercarse lo más posible a la antigua dinámica de acumulación de capital, reactivar sus industrias y restablecer los canales de producción de plusvalor el resultado va a ser la aceleración de su propio derrumbe. Sin vacunación masiva de por medio lo que se ocasiona es poner una alfombra roja y oportunidad de oro para que las semi periferias conquisten antes de lo pensado su lugar central y hegemónico en la economía-mundo capitalista. Occidente va a monopolizar cuantas vacunas sean necesarias para impedir este desplazamiento hegemónico en las geografías del capital, así eso signifique dejar al mundo entero sin vacunas.

La vacuna como instrumento para calmar el descontento interno

Por último, antes de la pandemia los territorios hegemónicos y también las geografías periféricas comenzaban a experimentar la ebullición de fuertes movimientos anti sistémicos, los cuales en gran parte cuestionaban los modelos y las dinámicas actuales del capitalismo, al igual que sus efectos. Wallerstein anota que un Estado fuerte en el exterior, con posibilidades a construir estrategias para la optimización de la acumulación de capital, necesita en gran medida un consenso interno de legitimación. En occidente, antes y durante la pandemia hemos podido ver como muchos de los Estados hegemónicos han sido fuertemente golpeteados por los tumultos internos y los movimientos sociales. Tal es el caso de Inglaterra, donde la población se siente inconforme con el actual gobierno y con la gestión que éste ha dado a la pandemia. En Estados Unidos, por el contrario, se observó conflictos y tensiones internas que van desde los movimientos de “Black Lives Matter”, hasta la toma del capitolio hace un mes atrás. En Francia, continua el descontento y los movimientos sociales como el de los “chalecos amarillos”.

El hecho de que florezcan estas tensiones internas es otra de las claras muestras que las geografías occidentales van en una espiral decadente próxima a perder su posición hegemónica y privilegiada dentro del funcionamiento de la economía-mundo capitalista. Si los Estados centrales no se apresuraban a vacunar a su población interna el resultado probable hubiera sido la exacerbación del descontento y, por ende, la desestabilización política, aún a niveles mayores de los ya experimentados. Un escenario peligroso, especialmente si se coteja con la aceptación y la legitimación social que tienen los Estados semi periféricos como el de China, donde más del 90% de la población se siente conforme y representada por el partido.

Conclusiones

Todo lo anterior muestra que el acaparamiento de las vacunas no solo es resultado de los privilegios de ocupar una posición histórica en la que por decenios se acapararon grandes cantidades de plusvalor. La monopolización de las vacunas, tomando en consideración la coyuntura crítica de la economía-mundo capitalista, es también un gesto desesperado por perdurar el mayor tiempo posible en los pináculos de la hegemonía.

Tal como dijimos al principio: ojalá la vacuna hubiera inaugurado una dinámica envuelta en la ética, en la equidad y en la justicia frente a los más desposeídos. Lamentablemente la vacuna se instala en una dinámica que tiene por objetivo sacar a flote las urgencias históricas del capitalismo, al igual que en una coyuntura crítica en la que desde antes de la pandemia ya se observaba una movilidad en las geografías del poder, anunciándose nuevos centros que en un mediano plazo serán los nuevos centros del capital. Dicho de otra forma, la vacuna surge y se acantona en medio de dinámicas históricas que obedecen a las temporalidades y a las espacialidades del capitalismo y, por supuesto, al objetivo primordial que es la generación de plusvalor.

Ante nuestros ojos, y una hipotesis que lanzamos, es que la distribución desigual de la vacuna muestra algo sumamente interesante. Todo parece indicar que el inoculante está siguiendo las mismas movilidades que tiene la división geográfica del plusvalor. Así como la producción de plusvalor, ya sea periférica, semi periférica o central, tiende a dirigirse hacia los centros hegemónicos del capitalismo, de la misma manera la vacuna se mueve por esas mismas rutas. La monopolización de las vacunas contra el coronavirus mostró los privilegios de posiciones históricas de larga duración que se han beneficiado de ser los receptores de plusvalor gracias a la generación de subdesarrollo, precariedad y despojo en las zonas periféricas. Pero también mostró una geopolítica decadente que da patadas de ahogado para no perder su posición central en la economía-mundo. Por último, se evidenció que las semi periferias actuales ya no dependen en gran medida de occidente y que es solo cuestión de tiempo para contemplar su escalonamiento en las geografías disimétricas del capitalismo.

En otras palabras, el resguardo monopólico de inyectables contra Covid tiene dos caras históricas. Una cara de larga duración que se sintetiza en los beneficios, privilegios y riqueza derivados de gozar de una posición hegemónica en la economía-mundo capitalista. Por otro lado, una cara coyuntural que se expresa en un acaparamiento para aminorar algunas de las situaciones caóticas que vive occidente y que son señal de su derrumbe hegemónico y próxima semi periferialización. El acaparamiento del inoculable, pues, es gesto de gloria y de decadencia. Sin embargo, en este proceso los más afectados serán los Estados y las geografías periféricas.

Post escriptum, el caso de México

México, aún con las dificultades históricas de haber sufrido un saqueo histórico a manos de los gobiernos del PRI Y del PAN en complicidad con las clases empresariales nacionales y extranjeras, y con un abandono sistemático del sector salud, ha logrado vislumbrar un horizonte que ligeramente va a contrapelo de las determinantes y las desigualdades de la economía-mundo capitalista. Wallerstein menciona que un Estado necesita algo más que una buena dirección gubernamental para escalar en los estratos trimodales de la división geográfica del capitalismo. No obstante, considera que un buen gobierno que ejecute las estrategias adecuadas podría mejorar o aminorar las condiciones adversas que le tocan por las determinantes históricas del capitalismo.

México, a pesar de ser un país periférico, ha tenido una gestión inteligente y ética por parte de la 4T. El gobierno de Andrés Manuel no ha caído en deudas desmesuradas que estanquen más al país, a pesar de que la oposición y los carteles financieros así lo hubieran querido. A pesar de los tropiezos económicos, la 4T ha logrado asegurar 233 millones de dosis contra el Covid-19. No menos importante, la vacunación ha sido coherente con los principios morales de la transformación, pues han sido los sectores más expuestos y vulnerables al virus los que en primer lugar han recibido la vacuna. Una clara señal de la diferencia de gobierno, pues si la gestión hubiera sido controlada por la vieja clase política lo más seguro es que nos hubiéramos enfrentado a poca claridad en el proceso de vacunación y un clientelismo y favoritismo a la hora de obtener el inyectable.

Por otra parte, la oposición que golpetea el ritmo de la vacunación en México claramente es miope ante los procesos y las condiciones históricas que aquí exponemos. Ellos desconocen y ni siquiera hacen el intento por profundizar su análisis a las condiciones y dinámicas globales e históricas por las que se está moviendo la vacuna. El triunfo de la gestión de la pandemia en México ha consistido en hacer con lo dado, a pesar de las caóticas herencias del PRIAN, lo mejor que se ha podido.

Bibliografía

Wallerstein, I. (2017). El moderno sistema mundial, tomo I. México: Siglo XXI.

——————. (2017). El moderno sistema mundial, tomo II. México: Siglo XXI.

——————. (2017). El moderno sistema mundial, tomo III. México: Siglo XXI.

 

[1] Estas divisiones geográficas entre centros, periferias y semi periferias tienen un carácter dinámico y temporal, pues continuamente hay desplazamientos y agentes estatales que transitan de una posición a otra. Cabe aclarar que estos movimientos son de muy lenta y larga duración. El mismo Wallerstein menciona que, las geografías centro que conquistan la hegemonía, apenas comienza su esplendor y ya dan anuncios de su lento proceso hacia el derrumbe. Este dinamismo de las geografías del capitalismo ha sido uno de sus dispositivos más fuertes, pues puede darse el derrumbe de una hegemonía, pero los ciclos del capital vuelven a iniciar la dinámica de acumulación ahora con geografías de dominio distintas. Los agentes se desplazan, se coronan y se desploman, pero los ciclos de acumulación siempre se reinician. Además, está dinámica y movilidad geográfica es lo que permite que las reglas del juego capitalista prevalezcan, pues la misma movilidad de poder hace que los privilegiados centros hegemónicos no devengan imperio-mundo.

[2] Un ejemplo de este caso encaja perfectamente con lo que hoy sucede en China, donde esta nación esta en un proceso gradual hacia convertirse en el próximo centro de la economía-mundo capitalista.

[3] Todos estos porcentajes son extraídos de CEIC data. Las estadísticas se pueden revisar en https://www.ceicdata.com/en/about-us