Descifrando la inmanencia de Calibán: una meditación sobre el ser y la contingencia de Ricardo Sanín-Restrepo

Thomas Meagher

La figura de Calibán es aquella que aprende un lenguaje de la figura que pretende dominarle, Próspero. Así, Calibán habla la lengua de Próspero, lo que plantea la posibilidad, además, de pensar en esa misma lengua. Visto desde la perspectiva de la indigenidad, es Próspero quien está en el mundo de Calibán y, de hecho, en el mundo de Sycorax: Próspero es el intruso en una constelación de significadso preexistente. Pero la lógica de la dominación invierte esta imagen: para Próspero, lo que se ha producido es la incorporación de la isla a su mundo. Calibán y Sycorax son imaginados como bárbaros fuera del reino de la genuina constitución del significado antes de la intervención de Próspero.

Calibán, aunque nunca se discute explícitamente, es relevante para Being and Contingency: Decrypting Heidegger’s Terminology (Rowman & Littlefield, 2021) de Ricardo Sanín-Restrepo al menos de dos maneras. La primera es que el tema del autor es, como sugiere el subtítulo, una exploración de la ontología de Martín Heidegger, para la que las cuestiones del ser-en-el-mundo, el lenguaje y la inmanencia pasan a primer plano. La segunda es que el impulso a este estudio, nos informa Sanín-Restrepo, proviene del asunto de que «no elegimos a Heidegger, sino que la construcción heideggeriana del estar-a-la-mano fue impuesta por la corriente principal de la tradición filosófica occidental que ve en ella la apuesta final y definitiva por la liberación de los seres de las cadenas de la eminencia metafísica y de la falacia de los presupuestos». (27) Como pensador que trabaja a través de las perspectivas de Derrida, Foucault, Deleuze y Agamben, Sanín-Restrepo debe encontrar a Heidegger desde una perspectiva calibánica: es el lenguaje impuesto como representación de la posibilidad de emancipación, y es a la luz de tal imposición que Sanín-Restrepo piensa.

El objetivo de Sanín-Restrepo es desencriptar la terminología de Heidegger. «Descifrar» para Sanín-Restrepo es un proyecto de desnudar el sentido más allá de la fuerza de la potestas, o poder-como-dominación. Al igual que Enrique Dussel, Sanín-Restrepo sitúa la tarea fundamental de la filosofía política en la creación de la posibilidad de un mundo más allá de la potestas euromoderna -una colonialidad del poder en la que las instituciones supuestamente «políticas» funcionan meramente como instrumentos de las fuerzas dominantes- en el que puedan surgir la potentia genuina y, por tanto, la democracia. Como Sanín-Restrepo elaboró en Decolonizing Democracy, la colonialidad se manifiesta a través de la constitución de la potestas como un simulacro de potentia: el poder del pueblo se transmuta en «poder en estado sólido», que niega el poder como poder genuino –como, por ejemplo, en la noción de Hannah Arendt– a través de la producción de «el pueblo oculto», gente que no cuenta como fuente de poder. La saturación del lenguaje, las normas de comunicabilidad y el mundo de la vida con la lógica y los imperativos de este simulacro funciona, por tanto, como un modo de encriptación. La desencriptación, por tanto, puede compararse a los esfuerzos por superar la colonialidad del conocimiento. Lo que Sanín-Restrepo demuestra persuasivamente son muchas maneras en las que el funcionamiento de la potestas se presupone -y se deja sin resolver- en el vocabulario de Heidegger. Así, el proyecto de encriptación de Sanín-Restrepo revela el fracaso del «pensamiento sobre el Ser» heideggeriano a la hora de cumplir los fines liberadores estipulados por sus defensores.

El texto de Sanín-Restrepo está, como él mismo indica, impregnado de misterio. Los lectores habituales se encontrarán, sin duda, perdidos en el a menudo desconcertante uso del lenguaje de Sanín-Restrepo. Esto, sin embargo, concuerda con el diseño: como texto que evoca la tradición heideggeriana, sus efectos desconcertantes son de rigor. Desfamiliarizar nuestros términos -llevarlos más allá del significado impuesto por «ellos»- está a la orden del día. Sanín-Restrepo lleva a cabo esta desfamiliarización tanto para mostrar el pensamiento heideggeriano como para descifrarlo. Gran parte de este trabajo se realiza a través de un extenso compromiso con las Investigaciones filosóficas de Ludwig Wittgenstein, de modo que el asunto de los juegos de lenguaje debe estar en primer plano. El lector puede llegar a preguntarse si estos juegos de lenguaje son, a veces, a expensas del lector -sin duda una sensación familiar para los lectores de Heidegger-, pero un estudio cuidadoso revela que Sanín-Restrepo está, de hecho, construyendo algo.

Sanín-Restrepo afirma que «la teoría de la desencriptación florece a partir de la ‘criollización’…» (22). Se podría, pues, considerar este texto como un esfuerzo por criollizar a Heidegger. Al mismo tiempo, sin embargo, hay un sentido en el que lo creolizante del desciframiento de Sanín-Restrepo son sus implicaciones para el desplazamiento de Heidegger. Para la dinámica calibánica del pensamiento «en la estela» de Heidegger, el desciframiento puede entenderse como la demostración de la posibilidad de escapar de debajo del peso del léxico próspero de Heidegger. En esa lectura, Sanín-Restrepo estaría ayudando a desechar un estorbo heideggeriano cuya función es decreolizadora: la pretensión de que sólo se puede llegar a una huida pura de la metafísica occidental a través de Heidegger se descifra para que se puedan emprender otros proyectos.

La criollización en el Caribe surgió de un contexto para el que Calibán es emblemático pero también engañoso. La criollización surge cuando los dominadores imponen una gramática de la vida cotidiana a los dominados. La relación Próspero-Calibán representa la imposición de las lenguas europeas a los africanos y sus descendientes. Sin embargo, la realidad de la criollización no es una dinámica puramente individual: parte integrante de dicha criollización es el fenómeno social de la comunicación entre personas que utilizan los recursos lingüísticos africanos para hacer inteligibles las lenguas impuestas. La criollización surge porque hay calibanes, no sólo un calibán. Es esta dinámica social -esta manifestación, en la terminología deleuziana de Sanín-Restrepo, de la diferencia– lo que se requiere para la creolización como tal.

Así pues, la criollización surge de contextos bien descritos por la caracterización que Sanín-Restrepo hace de la lengua, la potestas y la encriptación. “La potestas se mueve para gobernar el sistema nervioso del lenguaje, para dirigir sus flujos y eclipsar la diferencia. …No es que la lengua lo sea todo, sino que todo en la lengua pasa por la espada de la potestas”. (51) Así pues, la criollización surge en contextos moldeados por la potestas. Pero, ¿se trata de una encriptación como tal? Para Sanín-Restrepo, «encriptar es colonizar el resto del mundo con reglas cuyo creador está fuera del juego del lenguaje. Es controlar absolutamente cualquier juego de lenguaje mediante juegos de poder que controlan todos los movimientos posibles”. (112) Se entiende así que el liberalismo tiene como motor la encriptación: el discurso se proclama como el núcleo del poder, incluso cuando el discurso enmascara su conquista previa por la fuerza a través de la dominación. Sin embargo, esta encriptación, observamos, parecería seguir al momento de la criollización, en lugar de precederlo. La colonización tiene su momento Próspero-Calibán de adquisición del lenguaje, pero también los movimientos Calibán-Calibán de comunicación, cooperación y contestación. La encriptación, por tanto, es un esfuerzo de decrecolización: encierra a los colonizados en un momento previo de creolización, de modo que su capacidad de acción ahora y en el futuro queda excluida por las reificaciones lingüísticas.

El producto de la encriptación sería, pues, la inmanencia, el atrapamiento en un lenguaje que domina. Para Heidegger, Deleuze y otros con los que Sanín-Restrepo se relaciona, la inmanencia es el nombre del juego. Como dijo el novelista y filósofo afroamericano de influencia heideggeriana Charles Johnson en Being & Race, «vivimos en el lenguaje. Funciona sobre nosotros como nosotros sobre él» (Johnson 1988: 23). Sin embargo, en la realidad que produjo las lenguas creolizadas en el Caribe, el «trabajo» de la gente sobre la lengua no es una cuestión de pura inmanencia, de simplemente vivir en ella. Hay en este contexto una dialéctica de lo inmanente y lo trascendente. Si bien es cierto que el pensamiento está siempre en la lengua, no se deduce que uno esté siempre en una lengua, ni que uno esté siempre en el pensamiento. La explicación de por qué los pueblos esclavizados del Caribe participaron en los juegos lingüísticos impuestos por los colonizadores no se encuentra ni en el lenguaje de los colonizados ni en el de los colonizadores. Se encuentra en su realidad como seres humanos, luchando juntos por respirar.

Considerar al ser humano, a la Sylvia Wynter, como un ser lingüístico no puede significar reducir la «persona» a la mera inmanencia a un lenguaje. Estoy en el lenguaje, pero paradójicamente también trasciendo el lenguaje. No quiero decir aquí que lo trascienda puramente. En el linaje heideggeriano, el esfuerzo por desplazar una metafísica de la sustancia y la trascendencia ha llevado a menudo, irónicamente, a interpretar la trascendencia como si fuera sustancia. En cambio, si la trascendencia se aprehende relacionalmente, sus manifestaciones pueden ser dialécticas, impuras, creolizadas y creolizantes. Si la inmanencia y la trascendencia son entendidas como elementos dialécticos en la constitución de una realidad humana multidimensional, esto desplaza tanto la noción del Hombre como Trascendente -sustancia divina- como el retrato ortodoxo heideggeriano en el que nuestro ser-en-el-mundo excluye la posibilidad de lo que María Lugones denominó viajar-mundo.

Desde esta perspectiva Sanín-Restrepo demuestra los presupuestos del pensamiento heideggeriano que le ayudan a funcionar implícitamente del lado de la encriptación. Los calibanes, en plural, funcionan como el pueblo oculto, la diferencia oculta, cuya realidad queda ocluida en el relato del ser-en-el-mundo y el estar-a-la-mano. Algunos pueden considerar a Heidegger una inspiración para el pensamiento liberador o anticolonial, pero el hecho de no tener en cuenta la potestas en la constitución del mundo de la vida significa, en última instancia, que la ontología de Heidegger debe funcionar como un objeto más que como una fuente de descifrado. Si Heidegger nos ayuda a ver más allá de un retrato de pura trascendencia –que el Hombre Euro-moderno es demasiado comúnmente considerado como divinamente encarnado– entonces la esperanza es que el texto de Sanín-Restrepo ayude a aquellos que piensan seriamente sobre la dominación a descifrar la presunción de la pura inmanencia de Calibán.

* Este texto fue publicado en Caliban’s Readings https://caribbeanphilosophy.org/blog/decrypting-caliban

Referencias

Johnson, Charles. Being and Race: Black Writing Since 1970. Bloomington, IN: Indiana University Press, 1988.

Sanín-Restrepo, Ricardo. Being and Contingency: Decrypting Heidegger’s Terminology. Washington, DC: Rowman & Littlefield, 2021.