Decir adiós al maíz transgénico y al glifosato en México

Miriam Edith López González.

Por lo general la palabra “adiós” tiene connotaciones de diferente índole, sin embargo, para este texto decir adiós es señal de mejores tiempos para México.

Primero toca explicar qué es el glifosato y por qué el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador lanza la iniciativa de erradicar este herbicida a nivel nacional. Este componente tiene grandes niveles de toxicidad, lo cual ya está demostrado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pues repercute en la salud de los seres humanos, el medio ambiente y principalmente en las y los trabajadores del campo tomando en cuenta a campesinos, indígenas y jornaleros.

Con la eliminación gradual del glifosato y el maíz transgénico, México avanza en la defensa de la vida, menciona la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). Y tienen toda la razón, pues no hay manera de decir en primera instancia que el herbicida impulsa o da mejor resultados para el campo mexicano, al contrario, los únicos beneficiados son las grandes empresas trasnacionales generadoras de este producto. Ellas ganan millones de dólares por cada compra realizada por parte de medianas o pequeñas empresas. Por otro lado, el maíz transgénico se va apoderando de espacios en los cuales jamás debió entrar, pues las variedades del grano nativo en México se van perdiendo, así, a consecuencia de estos actos el campo mexicano se va quedando con menor posibilidad de lograr una soberanía alimentaria, además de afectar la biodiversidad del producto el cual se va disminuyendo, ya que las pretensiones de los grandes capitales es buscar tener el control de los alimentos de las naciones.

¿Cuánto nos a afectado el glifosato y el maíz transgénico en México?

Los grandes capitales, jamás podrán pagar los daños que le han hecho al campo, a los campesinos y a los jornaleros. No hay manera en que reparen ciertos daños que son irreversibles, sin embargo, el primer paso lo esta dando el gobierno mexicano sacándolos de la lista. Pues en el Diario Oficial de la Nación (DOF) decretado el 31 de diciembre de 2020 el presidente Andrés Manuel López Obrador decreta que se debe sustituir gradualmente el herbicida, por el bien de la salud de las y los mexicanos y por el bien del territorio. Existe una deuda de justicia pendiente con los campesinos y los pueblos originarios, ya que gracias al maíz transgénico y el glifosato han perdido espacios que antes eran seguros para ellos, y también la posibilidad de mantener su cultura gastronómica y su salud.

Existen muchos puntos con los cuales se puede explicar la decisión del gobierno mexicano para prohibir el glifosato y el maíz transgénico y una de las principales es formar bases solidas para la construcción de una soberanía alimentaria en México, que por lo tanto daría mayor trabajo a los campesinos mexicanos, también generar la reactivación económica interna, salvar las variedades de maíz y lo más importante la salud del mexicano.

Un estudio realizado en 2017 por la Universidad Veracruzana “HERBICIDA QUE ENVENENA (Sobre el uso de glifosato)”, descubrió que en algunos estados del sur del país hay comunidades de campesinos que beben agua embotellada; no es nada raro “beber agua potable”, pero sí es peligroso cuando este líquido contiene glifosato, y es distribuido para su consumo.

Asimismo, en 2017 se descubrió uno de los mayores problemas del uso del herbicida: ha penetrado y encontrado la manera de adherirse en los ríos subterráneos del sur del país, en pozos e incluso en la península de Yucatán. Asegura la Dra. Beatriz Torres Beristain, en “HERBICIDA QUE ENVENENA (Sobre el uso de glifosato)” que, al realizar estudios de orina en 5 comunidades campesinas de Campeche, la mayor parte de los hombres que se dedican a la pesca en la región salieron con el resultado de alto porcentaje en poseer en su organismo el herbicida.

Además un segundo estudio realizado por Greenpeace “LA HUELLA DE LOS PLAGUICIDAS EN MÉXICO”, la Universidad Autónoma de Campeche y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)” ESTUDIO SOBRE PROTECCIÓN DE RÍOS, LAGOS Y ACUÍFEROS DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS DERECHOS HUMANOS” revela que en los ríos, lagos y mares de México existen residuos de, al menos, 30 sustancias químicas que se utilizan en el campo como plaguicidas tomaron muestras de agua en Sinaloa, Yucatán y el Golfo de California para determinar cuáles eran los plaguicidas que habían sido arrastrados hasta las aguas de esta regiones. En todas las muestras había sustancias químicas, revela el informe. “El impacto de los plaguicidas va más allá de la calidad de la tierra, afecta también al agua y a las especies que viven allí”. Y si ponemos en contexto que los herbicidas a base de glifosato son utilizados en el 65% de las áreas cultivadas en México y esto equivale a 16.1 millones de hectáreas, repartidas entre 117 cultivos diferentes que van de sur a norte y que todo cultivo depende del agua.

Excelente, que el presidente Andrés Manuel López Obrador impulse estas acciones y no permitir que los grandes capitales lo dobleguen, pues estos son pasos para crear una soberanía alimentaria del país.

Bibliografía

López González Miriam Edith. “Defender el agua contra el glifosato en el territorio mexicano” La Jornada, 19 de Septiembre 2020.