Cuba y el impostergable fin del bloqueo

Víctor Iván Gutiérrez

En el marco del debate sobre la cuestión cubana, en días recientes un sector importante de la intelectualidad de izquierda acertadamente erosionó la narrativa liberal que aseguraba que, los problemas en Cuba son fruto únicamente de los errores del gobierno cubano, planteando sobre la mesa, el trascendental tema del «bloqueo». Esta aportación es muy importante, ya que el pasado fin de semana la etiqueta, #SOSCuba, había logrado introducir y popularizar esta matriz de opinión.

Sostenemos que todo análisis que aspire a la seriedad deberá tomar como referencia el tema del bloqueo; debido a que es el factor más significativo en este embrollado conflicto, de largos antecedentes. Con base a lo anterior, expondré algunos breves apuntes respecto a la importancia de poner en perspectiva el bloqueo cada vez que se analice, interprete o critique el tema cubano.

Uno. En honor a la exactitud histórica, se debe subrayar, primero, que eso a lo que llamamos como «bloqueo», es una serie de medidas elaboradas no para «sancionar» económicamente a un Estado, sino para asfixiar a su pueblo, provocar el desencanto e insatisfacción, y así precipitar el respaldo popular a la Revolución. Por lo tanto, en estricto sentido no estamos enfrente de una medida económica, ni mucho menos diplomática, sino ante una agresión unilateral, sobre la población civil de un país independiente.

Dos. Pese a que el llamado «bloqueo» lleva ya seis décadas de historia, éste ha sufrido numerosas modificaciones; las principales y, más agresivas, se diseñaron y ejecutaron en los gobiernos de Bill Clinton y Donald Trump. Por cierto, más de 240 medidas en los 4 años del magnate newyorkino; entre las que destacan: la prohibición de envío de remesas a la isla, la sanción hacia Estados o empresas que vendan petróleo a Cuba y la prohibición a cualquier órgano financiero de otorgar créditos al estado cubano.

Tres. Los que se obsesionan con concentrar la culpa de la precaria situación cubana en su gobierno, desconocen que más de 80 diputados demócratas han llamado al presidente, Joe Biden, anular las «sanciones» impuestas y retomar las relaciones, como en los tiempos de Obama, según nos refiere David Brooks (La Jornada, 13 de julio de 2021 https://cutt.ly/FmX1Hrv). También, ignoran que el mismo jefe del comité de Relaciones Exteriores del Senado el demócrata, Robert Menendez, se ha expresado a favor de suprimir las medidas de Trump y retomar la relación bilateral.

Cuatro. Debido a los antecedentes históricos tanto en América Latina y el Caribe, así como en Oriente Próximo, se debe recordar un día sí y el otro también, en qué derivaron las llamadas “intervenciones humanitarias”. Porque todavía se encuentra fresco el recuerdo de las sangrientas intervenciones militares estadounidenses en República Dominicana, Granada y Panamá, por sólo hablar de nuestra región; esto sin mencionar las intervenciones militares en países como Yemen, Libia, Siria, Irak, Afganistán y Yugoslavia.

Cinco. Conviene convencer a Washington de levantar el llamado bloqueo, tal y como lo sugirió el pasado lunes 12 de julio, el presidente López Obrador. Esta sugerencia se encuentra dentro de las más refinadas acciones de las Relaciones Internacionales, la cual significa una salida verdaderamente racional, solidaria y humana. Por fortuna, también es el mismo sentir de 184 países, ya que cabe recordar que, en la pasada Asamblea General de la ONU, éstos votaron a favor de suprimir el bloqueo, en contraste con los votos negativos de Estados Unidos e Israel.

Seis. Resulta irónico que aquellos que hoy exhiben su preocupación por la falta de alimentos, jeringas y demás insumos que escasean –fruto de la pandemia y de este inhumano bloqueo– no hayan dedicado una sola línea a exigir a Washington el cese de esa unilateral agresión.

Por eso, son incapaces de poner en perspectiva, que los focos de descontento y cansancio de ciertos sectores sociales en la isla, se agudizaron -antes que otra cosa- por la caída de remesas de los cubanos avecindados en el extranjero; por la imposibilidad del gobierno de acceder a líneas de crédito con algún organismo financiero; así como también, por las sanciones dirigidas sobre empresas que decidan comerciar con La Habana.

Finalmente, son innegables las numerosas dificultades y precariedades que se viven cotidianamente en la mayor de las Antillas, sin embargo, la presente crispación mediática, ideológica e intelectual demuestra que, tras los supuestos llamados a resolver estos problemas, se encuentra la siempre obsesión de acabar con la soberanía, la autodeterminación y el legítimo derecho de Cuba de aspirar a construir un país socialista. Por tal razón, conviene hacer votos para convencer a la opinión pública estadounidense, latinoamericana y mundial, de levantar ya, el bloqueo sobre la isla de Cuba.

@vivangm