Reseña de: Chakrabarty, Dipesh. The Crises of Civilization. Exploring Global and Planetary Histories. Nueva Delhi, Oxford University Press, 2018.

Marcelo Starcenbaum

El año pasado fue publicado el primer volumen dedicado íntegramente a la obra de Dipesh Chakrabarty. Con el afán de abarcar la totalidad de su obra, los editores del libro dividieron los aportes de los autores en tres grandes secciones: estudios subalternos, perspectivas poscoloniales y el problema del antropoceno.[1] Se trata de una división sumamente criteriosa, en tanto resulta indudable que fueron éstas las estaciones atravesadas por las reflexiones y producciones del historiador indio en sus casi cuarenta años de trayectoria. Miembro destacado del grupo de historiadores de la India que en la década de 1980 problematizaron la historiografía de su país desde una perspectiva que anudaba los conceptos gramscianos y el marxismo británico, referente de la perspectiva posfundacional que en la década de 1990 abrió el marxismo al posestructuralismo y la teoría feminista, Chakrabarty se ha convertido en los últimos años en un intelectual dedicado a la problemática del cambio climático. Si su investigación sobre la historia de la clase obrera india da cuenta de la primera estación,[2] y su opus magnadedicada a la tarea de provincializar a Europa es representativa de la segunda,[3] podría afirmarse que The Crises of Civilization condensa los problemas relativos a la última etapa de su trayectoria intelectual.     

El libro está dividido en dos grandes partes. La primera lleva como título “Mundos globales” y está integrada por textos ya publicados pertenecientes al momento poscolonial. La selección de los textos da cuenta de una recuperación de algunos de los tópicos de la perspectiva poscolonial para las reflexiones contemporáneas acerca del cambio climático. A su vez, la reedición de estos materiales se presenta como una ocasión privilegiada para interrogar las hipótesis de los estudios poscoloniales a la luz de las preguntas abiertas por una nueva era histórica. La segunda parte, titulada “Lo humano planetario”, agrupa los textos más relevantes del historiador indio acerca del cambio climático. Aquí también es posible advertir el diálogo entre esta nueva etapa de su reflexión y la perspectiva poscolonial, en tanto algunos de los aspectos de esta última son revisitados a partir de la problemática del cambio climático. A modo de introducción de las dos secciones, un ensayo autobiográfico da cuenta los diferentes desplazamientos que caracterizaron su trayectoria, tales como la militancia en el maoísmo, la formación en economía y el posterior descubrimiento del marxismo, la estadía en Australia y el arribo a Estados Unidos. A modo de cierre de las dos partes, la reedición de un conjunto de entrevistas a Chakrabarty permite indagar en la particularidad de su inscripción en el debate alrededor del cambio climático y en los modos en los que él mismo analiza la relación entre su última producción y los momentos anteriores.              

Ya desde su título, el libro da cuenta de un emplazamiento singular en el tópico de la crisis de la civilización. Chakrabarty recupera el célebre ensayo de 1941 en el que Rabindranath Tagore expresaba el desencanto con Europa a partir del inusitado despliegue de violencia y barbarie en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Dicho lamento cobra sentido en el vínculo ambivalente desarrollado por la intelectualidad india frente a la experiencia histórica europea. Por un lado, la crítica y la resistencia frente a la llamada misión civilizadoradesplegada fuera de Europa. Por el otro, la convicción de que en los valores europeos de justicia y libertad se encontraban los puntos de apoyo necesario para desplegar un proceso transformador sobre la sociedad india. Esta ambivalencia, que había sustentado en gran medida el programa de provincialización de Europa -los conceptos europeos como simultáneamente indispensables e inadecuados para la comprensión de las sociedades no burguesas-, es refuncionalizada al calor de la crisis civilizatoria actual. Fenómenos tales como el calentamiento global y el cambio climático vuelven a poner de relevancia el lado oscuro de la civilización occidental. Del mismo modo que la violencia de los conceptos europeos no implicaba necesariamente su abandono, la actualización de la barbarie no se corresponde con el rechazo en bloque de la idea de civilización. Al contrario, pareciera que, al igual que la provincialización de Europa sostenía la validez de los conceptos marxistas, en los principios de civilidad y humanismo radica hoy un modo de procesar la caída de la idea de civilización.       

El análisis de la problemática de los “mundos globales” gira alrededor de los rasgos fundamentales de la teoría poscolonial y de las relaciones entre esta corriente y las tradiciones políticas e intelectuales del anticolonialismo. Una de las cuestiones abordadas por Chakrabarty es la de la novedad y la repetición en la historia. En el marco del problema de las relaciones socioeconómicas e intelectuales entre Europa y el resto del mundo, el autor busca demostrar la hipótesis de que la novedad irrumpe en el mundo a través de desplazamientos, los cuales hacen ver a lo nuevo como una repetición (deficiente) de una expresión original. Este movimiento es analizado a partir del desarrollo de los estudios subalternos. La figura del subalterno como un sujeto siempre político implicaba tanto una recapitulación del anticolonialismo como el desplazamiento a un populismo intenso y explícito. El culto a la rebelión inherente a los estudios subalternos permite entonces caracterizar a dicha tradición como el último hito en la historia de la izquierda global por delimitar un sujeto popular pre-moderno. Otra dimensión a través de la cual el análisis de Chakrabarty ingresa al problema de las relaciones entre la teoría poscolonial y el anticolonialismo es el fenómeno de la denominada política pedagógica, esto es, el estilo de liderazgo y acción característico de los dirigentes de la tradición anticolonial. De acuerdo al esquema interpretativo propuesto, es precisamente la circulación de textos anticoloniales en el Occidente post-imperial luego del fin de la política pedagógica la que produce la emergencia de la teoría poscolonial. La recuperación de un costado dialógico de la civilización se constata en el resto de las indagaciones propuestas en esta primera parte del libro. Por un lado, el diálogo de Ghandi y Tagore con el pensamiento europeo en el marco de la lucha contra la dominación imperial, especialmente a través de la idea de civilidad. Por otra parte, el complejo proceso de recepción de la obra y la figura de Tagore en Chicago, sobre el cual Chakrabarty destaca la amistad con la estadounidense Harriet Moody en tanto relación entre dos personas de distintas procedencias. Finalmente, la necesidad de recuperar las luchas anticoloniales en las políticas contra el cambio climático, especialmente a través del hilo del humanismo anticolonial que une a Franz Fanon, Léopold Senghor y Aimé Césaire.            

El tratamiento del problema de “lo humano planetario” consiste en el esbozo de una serie de orientaciones para el análisis del cambio climático y un consecuente debate con otros modos de dar cuenta de este fenómeno histórico. La reedición del artículo sobre las cuatro tesis sobre clima e historia permite una aproximación sistemática a su propuesta de comprensión del cambio climático. La singularidad de este programa radica en la caracterización de los humanos como fuerza de la naturaleza en sentido geológico, el señalamiento de los límites de la distinción humanista entre historia natural e historia humana y la necesidad de que las historias globales del capital se pongan en diálogo con las historias de las especies. Uno de los aspectos más relevantes de la propuesta de Chakrabarty radica en la crítica a las interpretaciones antropocéntricas de la historia. A su entender, las especificidades de esta nueva era histórica no podrán ser captadas mientras predominen concepciones simplistas de la agencia humana. El hecho de que la especie humana sea capaz de una determinación que antes le estaba reservada únicamente a las fuerzas geofísicas, obliga a una serie de desplazamientos en el terreno de la investigación histórica. Uno de ellos consiste en la apertura a formas no ontológicas de pensar lo humano. A través de un diálogo con el trabajo de Bruno Latour, Chakrabarty advierte que la aproximación a una fuerza geofísica requiere necesariamente una complejización de la diferencia entre objeto y sujeto. El otro radica en la ampliación temporal de las perspectivas históricas de los historiadores poscoloniales. En tanto la crisis inherente al cambio climático se remonta a fenómenos históricos que exceden el capitalismo, su comprensión requiere de una mirada de muy larga duración. Finalmente, estas reorientaciones habilitan una revisión crítica del tipo de trabajo desplegado por el autor en sus trabajos anteriores. A su entender, si bien la perspectiva poscolonial permitía ciertas conclusiones que favorecen la comprensión de cambio climático, no alcanzaba a advertir que la comprensión de dicho fenómeno requería estrategias analíticas específicas.               

[1] Saurabh Dube, Sanjay Seth, Ajay Skaria (eds.). Dipesh Chakrabarty and the Global South Subaltern Studies, Postcolonial Perspectives, and the Anthropocene. Londres, Routledge, 2020.

[2] Chakrabarty, Dipesh. Rethinking Working-Class History: Bengal, 1890-1940. Princeton, Princeton University Press, 1989.

[3] Chakrabarty, Dipesh. Provincializing Europe. Postcolonial Thought and Historical Difference. Princeton, Princeton University Press, 2000.